miércoles, 26 de diciembre de 2007

El amor en tiempos de cólera

Suelo marcar los libros que leo. Se que para muchos es un delito, pero suelo señalar las frases, palabras, sentidos que me sorprenden. Es una costumbre, maldita o no, pero que me gusta por que siento que el libro me pertenece aún más.
Acabo de terminar de leer "El amor en tiempos de cólera", de Gabriel García Márquez. Tendría que haberlo terminado hace varios años, lo admito, pero en su momento no fue el tiempo adecuado y decidí retomarlo cuatro años después.
Esta vez quisiera compartir ciertas partes de este libro curioso. Insoportable de a ratos, denso, inestable, largo.... pero apasionante, atrapante, delirante y hermosamente escrito en otras.
Aquí van ciertas partes que me gustaron, espero que las disfruten:

"Con una familiaridad que le dolió en sus entrañas por su audacia tardía"

"por pura distracción de la fatalidad"

"En el curso de los años ambos llegaron por distintos caminos a la conclusión sabia de que no era posible vivir juntos de otro modo, ni amarse de otro modo: nada en este mundo era más dificil que el amor"

"desde los atajos por donde se escapaba del desencanto"

"cómo pensaba ella que debían enamorarse las mujeres del cine para que los amores dolieran menos que los de la vida"

"la muerte diaria al atardecer"

"pensó que cada uno de los instantes del día, que antes habían sido más que sus aliados, sus cómplices juramentados, empezaban a conspirar en contra suya"

"lo hubiera estremecido el relámpago pánico de que la puta muerte iba a ganarle sin remedio su encarnizada guerra de amor"

"Solitario entre la muchedumbre del muelle, se había dicho con un golpe de rabia: el corazón tiene mas cuartos que un hotel de putas"

"Así se sentía ella sin él, sintíendolo estar donde no estaba"

"Se ofuscó al saludarlo, y él se ofuscó más con la ofuscación de ella. la conciencia de que se comportaban como novios los ofuscó más aún, y la conciencia de que ambos estaban ofuscados acabó de ofuscarlos hasta el punto de que el Capitán Samaritano lo advirtió con uin trémulo de compasión"

"Pues habían vivido juntos lo bastante para darse cuenta de que el amor era el amor en cualquier tiempo y en cualquier parte, pero tanto más denso cuanto más cerca de la muerte".

viernes, 21 de diciembre de 2007




En el sorteo te tocó el infierno.

Desnudo supiste convencerme
que eras libre de tus actos
pero preso de tus pensamientos.

Me mordiste
no grité.

Gemí tu declinación
que pestilente angustió mi calma.

Llovía en mi espalda,
un peso que no resbalaba.

Exhalé con fuerza pero su ahogo era inmenso.

Mordí la manzana y caí.

martes, 18 de diciembre de 2007

DIARIO DE VIAJE - PARTE I - CAPITULO III


CAPITULO III: La retirada

Cuanto más amor tiene uno por su ciudad natal es cuando vuelve a su vientre. Bajar del puerto, oler esa esencia porteña que solo diciembre y febrero tienen. Esa sensación de humedad usada, donde hasta el olor a basura es por un instante perfume. Cuando uno vuelve siempre pasa por los monumentos más destacados. Ya sea por su ubicación o por la de uno, pero es cuando uno promete convertirse en turista en su propia ciudad sabiendo que hay tantas cosas para conocer.... esa promesa se vuelve ficticia cuando después de unos días de rutina uno extraña la playa, la montaña o donde sea que haya estado.
El primer día en la ciudad propia siempre es un día de felicidad. Reencuentro con la gente que se quedó, volver a vivir las calles del barrio, la familiaridad de las caras desconocidas.... todo es nuevo y viejo al a vez y en ese sabor agridulce uno se encuentra realmente.
La vuelta muchas veces son difíciles, agotadoras, sobradoras... uno piensa por que no se habrá quedado unos días más pero por otro lado sabe que necesita estar en su lugar.
La cama de uno lo espera con los pozos nuevos que serán vueltos a llenar después de unos días de vacío y las cosas, si no hubo una mano molesta de por medio, yacen tal cual uno las dejó.
Uruguay ha quedado atras...
Es bueno estar de nuevo en casa... aunque sea por poco

PRÓXIMAMENTE:

DIARIO DE VIAJE PARTE II – NORTE ARGENTINO Y BOLIVIA

DIARIO DE VIAJE - PARTE I - CAPITULO II


CAPITULO II: La estadía

Uruguay tiene un “no se que” que angustia. Mucho tiempo en sus tierras lleva a pensar demasiado y por ende a replanteares muchas cosas. Hay veces que eso es bueno, otras que conlleva un desastre oculto.
Es como si Uruguay se quedara en el tiempo. No el Uruguay de edificios altos con paredes de vidrio para ver el mar/rio y sus atardeceres, sino el Uruguay nativo. El de calles intransitadas por argentinos y brasileños que irrumpen cada verano, el que tiene bares oscuros de mesas de pool comidas por el tiempo, el de “El dorado” y las torta fritas y panchos de carritos plateados en las esquinas. También el de las murgas barriales que se preparan en los descampados para febrero y el de los barrios de casas de un solo piso donde los chiquilines juegan al fútbol en la vereda hasta las 2 de mañana. En el que las motos y bicicletas gobiernan y todavía hay calles de tierra.
Ese es el Uruguay que no cambia, el nativo, el de todos los días, el que impresiona por que en los 21 años de vida tiene las mismas pintadas políticas de blancos y colorados ocultos en nuevos nombres.
Y ese es el Uruguay que me angustia, no por su estadía permanente en un segundo del tiempo sino por su “no se que”. Ese imposible de explicar pero tan real como su olor, ese olor a viejo usado lavado con un suavizante fragancia “Maldonado”.Y eso es lo que siento ahora, en ésta, mi segunda tierra... que tanto me alegra y tanto me amarga...

miércoles, 12 de diciembre de 2007

DIARIO DE VIAJE - PARTE I - capitulo I


CAPITULO I: La llegada


Piso tierra oriental y ya me siento mejor.
El olor a cuero nuevo usado no me llega hasta que alcanzo el mercado del puerto, en Montevideo.
A mis acompañantes de este viaje se les escapan sus primeras palabras. Ningún secreto: los otros pasajeros de este cruce son mis progenitores y sus primeras palabras "Tú" y "Ta". Yo por vaga inercia, los imito.
Ahora todo huele a aliento de cerveza rancia y "medio y medio" (bebida típica y de receta secreta del puerto). Paramos a comer un "Chivito" (no el animal sino un sandwich de churrasco tomate, lechuga y huevo) en las cocinas de los restaurantes de ese gran galpón que alguna vez fue refugio de cuanta persona quisiera escapar de un destino condenado. Ya llenos, caminamos hasta la galería de siempre. Señalamos los cuadros que cada año prometemos comprar y nos deleitamos con los nuevos.
Entramos a un nuevo taller y su artista, hombre robusto de bigote finito y pincel en mano, nos recibe, manchado de azul y con una sonrisa amplia. Nos explica lo que yo ya había pensado: su trabajo se basa en aplicar sus influencias cubistas en figuras de papel maché. Me gustaría comprarle el unicornio azul o el caballo "freedom", porque con tan solo mirarlo me hacen sentir bien.
Escucho de lejos los tambores que me llaman y cuando me acerco, los músicos me saludan con un movimiento leve de cabeza para no perder la concentración.
Creo ver a mis ancestros en cada esquina. Respiro aliviada porque acá nadie me pregunta cuantas sesiones de cama solar tomé o me compara con el color de una tostada quemada por la mañana.
Volvemos a emprender viaje. Pasamos por el parque Rodó e incomprensiblemente mi papá pone un disco de los ´90 que aulla canciones de amor.
Las calles de Montevideo me hacen pensar en una vieja Buenos Aires que nunca llegué a conocer.
Extraño... No podemos salir de Montevideo... Como si fuera un laberinto, cada vez que llegamos a una esquina, un amable señor de pechera amarilla, nos indica que por ahí pasará el cortejo de la noche de las luces, una fiesta que llena a la ciudad de personas alegres que despiden el año que se va.
Veo la primera ANCAP (como decir YPF, ESSO o PETROBRAS en idioma yorugua) e indudablemtente me entero que llegué a Uruguay. Pienso en un sandwich helado conaprole (Digamos dos obleas con una tableta de helado en el medio que se vuelve irresistible con tan solo mirarlo...)
Gracias a dios el disco se acabó y Silvio Rodriguez empieza a sonar en el estéreo del auto....
dormito y el movimiento del auto apaga las luces.