miércoles, 29 de abril de 2009

Mientras espera vivir


Miró mientras se metía la mano en el bolsillo y se rascaba las bolas. Su mejor amigo le había enseñado ese truco en el primario, escondidos en el baño de maestras. Se aseguró de tener el preservativo que reparte el gobierno en su billetera (aunque al fin y al cabo no sirve para nada, es duro, les pica y se rompe poco después). “Las nenas también tiene que llevar anticonceptivos”, le dijo la profesora de educación sexual en primer año, poco después supo que significaba. Metió la mano en la cartera y haciendo que buscaba una pastilla de menta se fijó de haber puesto un repuesto. Si, estaba, justo al lado de las pastillas que había olvidado tomar la noche anterior. Mierda. Se levantó, pidió disculpas y fue al baño a tomarla con agua de la canilla. Le dio asco, pero peor sería no hacerlo. Ahora por las dudas no haría nada, mejor, que espere a la segunda cita como dice la publicidad de Doritos. Ni ella se lo creía. Cuando volvió el le tomó la mano. Como le repugnaba que le tomasen la mano. Un beso no había problema, el brazo por encima del hombro podía aceptarlo pero la mano, la mano era solo para cuando el anillo estuviese listo. Puso la sonrisa incómoda y se soltó para agarrar la copa. “soy diestra”, le dijo. “Pensé que eras zurda”. “Si para todo menos para tomar”. Y que me tomen, pensó. En sus ojos vio lo mismo que los trescientos treinta y dos anteriores, solo que este era capicúa. Es que armar una pareja siempre le pareció llegar a la pieza novecientos noventa y nueve del rompecabezas y no encontrar la mil. Tantas cosas para conjugar que ni los cuadros de doble entrada de la profe de estadística le servían. Que los dos quisieran lo mismo, estar en la misma situación, que sea el tiempo adecuado, que compartieran cosas, que no compartieran cosas… pero sobre todo estar enamorada. Esta última era su pieza mil. Mientras tanto se divertiría, nadie podría impedírselo. Sin embargo todo se acaba, en algún momento las ganas de mirar cómo se meten la mano en el bolsillo del pantalón deja de tener gracia y sus ganas de que se pongan alcohol en gel y le tomen la mano empiezan a picarle en el cachete izquierdo, justo arriba de su lunar.
Y allá va ella, a conocer otro departamento, a vivir otro poquito mientras espera vivir y él le pregunta, “¿la estás pasando bien?”, “Hermoso mi amor”. Sabe que después de esa última frase solo quedan unos segundos, una fingida, una acabada y él ya no la molestará más, jamás.

Ellos

Ella dijo que no y el que si al mismo tiempo. Ella salió de la bañadera cuando él jugaba a inmiscuirse en su espuma. Ella se sacó el anillo cuando él le mandó a grabar una nueva fecha. Ella quiso abandonar antes de cuartos de finales y el juraba que con Maradona llegaban a la final contra Brasil. Ella rompió los platos que les regaló su mamá y el los pegó uno por uno. Ella empezó a guardar sus cosas a principio de enero y él no hizo su valija hasta que le sacaron el placar. Ella se sentía aliviada y a él le daba miedo la vida sin ella. Ella festejó con champagne por su liberación y el lloró por no saber qué hacer al perderla.
Tiempo después el empezó a acostumbrarse a la soledad y ella puso la almohada para sentir algo a su izquierda. El juró que podría ver toda la tele que quisiera y ella lloró con cada novela de Daniel Steel que logró conseguir en el mercado. El invitó todos los miércoles a sus amigos a comer pizza y fumarse un porro en el balcón que da a la comisaría primera y ella empezó a alejarse de sus amigas, ya nadie la entendía. El empezó a ir al gimnasio, se dio cuenta que todavía lo miraban en la calle y ella no se bancó la depilación laser y le quedó una pierna peluda y la otra no. El se compró una wii y hace yoga cada mañana y ella se ganó el kilo gratis de Freddo por superar los diez pedidos.
Pero él y ella nunca más conocieron a alguien que les devolviera esa alegría de regar las plantas juntos y descalzos a las seis de la mañana.

Te dejo atras, pero algun día volveré


Mi

Es difícil hablar conmigo, lo sé. Es más que difícil. Cuesta saber lo que quiero, cuesta interpretarlo, cuesta no pensar que digo lo contrario cuando quiero decir todo lo que digo. Es que detrás de todo ese miedo, de ese resentimiento, ni yo sé lo que quiero. Es que el speech sale rápido, es una verborragia incontrolable que no me deja tragar mis propias palabras. Como cuando era chica y no podía contener las ganas de gritarle al mundo el nuevo invento o en mis primeros años de adolescencia, cuando una pestaña me hacia aullar el nombre del chico que me robaba las horas, todas las horas.Ya sé que no puedo controlar el minuto, digo el segundo, en el que te aburras de mi. Sé lo arrepentida que voy a estar por mirar desde el mismo punto, 360 grado, y algún día no verte más. Pero es el riesgo que tomo. Por que aunque los psicólogos, los freudianos, los lacaneanos, los cognitivistas o los gestálticos lo digan, ya no depende de mí.

domingo, 26 de abril de 2009

Fisura

Ronca de silencios, cruda por una envidia ardiente que secretamente me ha dejado mordeduras, grietas, fisuras inalterables.....

La febril decadencia del no-espíritu me lleva al cruce paralelo de la vida,
Veo una visión demacrada por la muerte en vida,
que ilusa, frente a mi un espejo; frente a mi, mi ser.

Una procesión de logros inacabados me persigue en vida,
como si el arrepentimiento hubiese llegado antes que los errores
y la condena de una vida post-mortem se me hubiera presentado al nacer.

El dolor del crecimiento de las alas pueriles me refriega la falta de un edén,
me pregunto cuál será la duración exacta del después de la vida,
es que ya no soporto las estatuas que despiertan con sus pasos de vida a los moradores de la muerte,
como si el respeto que en verdad merecen estuviese cargado de abismos, sumergidos en un tráfico de almas corrompidas por la sexualidad.

Tan solo pretendo encontrar ese decir del silencio absoluto,
ese tan solo capaz de ser encontrado por una guía perdida que lleva a todos, sin saber, al mismo cruce, a la estación de la desigualdad legítima y de las muertes perdidas.

Que me lleva a la deriva, naufragio en tierra seca.

No es cliché

Critiquen si quieren pero me gustaría vivir en alguna playa perdida de Brasil. En esos pueblos de pescadores donde la feijoada sale siete reales, los hombres muestran sus cuerpos del olimpo y las mujeres usan tanga sin importar nada más que mostrar sus curvas carnosas y sensuales.
No es un lugar común, no es un cliché, mientras Moreno Veloso me canta desde el parlante poco romántico de la computadora recuerdo Trinidade, recuerdo Ilha Grande y ese silencio de estrellas que me dejaba dormir hasta que el calor me despertase. Las rejas de la ventana me apresan y yo siente el gustito a papaya y mango en la parte posterior del paladar. El pollo con lima, el arroz con salsa de porotos, las ganas de explotar mientras la arena se inmiscuía entre mis dedos. El ruido infernal de las olas surfer, la cascada que me hizo resbalar hasta sangrar, el golpe del barco pesquero contra la superficie del agua verde...
llámenlo cliché pero cada vez extraño más los susurros portugueses en mis oídos destapados.

Domingueando

Los domingos no están hechos para estudiar.
Los domingos no están hechos para trabajar.
En los domingos no se piensa, no se medita, no se hace nada.

Los domingos están para comer alfajorcitos de confitería paqueta con té de la cajita de madera de mamá viendo películas como “Poción para el amor” o para leer un libro cubierta con una manta blanca o azul en el sillón del living, apuntando la mirada perdida en las hojas que se caen.

En los domingos oscurece más temprano.

Los domingos están hechos para amar en cuchara sopera, para escuchar la música que nunca escuchamos, para pasearse en medias hasta la rodilla y bombacha enfrente de la ventana sin que te importe anda por que el vecino te saluda en buzo de lana y calzoncillos desgastados.

En los domingos no se justifican los textos por que no se justifica nada.

Los domingos son para jugar a que toda la semana es así pero sin la connotación triste que acompaña desde las seis de la tarde. Son para cenar pizza viendo realities baratos y quejándose de la gente que lo ve. Para recordar a Tato y los capítulos repetidos de Grande Pa.

Los domingos son simplemente para no estar.

sábado, 25 de abril de 2009

cursilerías

Me encanta cuando me retás. Cuando me decís que deje de pensar que un clavo no saca otro clavo. Cuando me gritás que madure, que deje de pensar tanto, que me divierta pero recuerde que no tengo 18. Sabés mis errores, mis idioteces, mis superficialidades vanas pero no me decís nada. Sabes que puedo decir las estupideces más grandes del mundo, que cuando estoy rodeada de gente puedo no parar de hablar hasta agotar el aire. Entendés que mi torpeza es genética, que las baldosas no me quieren, las raíces de los árboles me detestan y los regalos perrunos se me atan como imánes. Mirás para otro lado cuando el cierre está roto, ¡porque sabés que no lo voy a arreglar nunca! Y que no lo hago apropósito, simplemente soy yo.me gritás, me ponés en mi lugar, me entendés, te hartás, te vas, volvés, jugás, juzgas, criticás, rompés, volvés, me enseñás, me interpetás, me analizás, me absorvés, me das miedo, te vas, volvés, juzgas, hacés que me juzguen, pensás, te vas y volvés de nuevo. Porqué por alguna razón no te asusto, no te asustás, no dejás que te asuste… y yo “no quiero volverme tan loca”.

miércoles, 22 de abril de 2009

Giro lingüístico

Otra vez la sopa esta picante. Las borlitas de pimienta se explotan entre mis dientes y ni la coca cola no cero calma esa explosión de amor mal parido. Es que nació antes de tiempo, como la acidez ¿vio? llega para quedarse y le irrita todo, hasta los latidos del corazón.
Y todavía no comprendo... ¿cómo puede ser que la producción de sentido venga de la semiósis social y no del sujeto? Al final siempre es lo mismo, el huevo o la gallina, la huella o la pisada, quien diría que hasta la semiótica cayó en el capitalismo...
En gramática del amor me saqué un dos y tan solo por sentarme a dar el oral. Es que nunca entendí el sentido del orden, el tiempo que se le da a cada cosa, las ganas de saber las raíces de todo... a veces tan solo ocurre y como dice un muy buen amigo mío, es mejor no pensar...

martes, 21 de abril de 2009

Vomitando en mis medias

Martes de acabe crudo, crudo, crudo, cruda realidad la comodidad que nos toca vivir... y a vos ¿Nunca te tocaron el culo? Que mala suerte che, así se entienden mejor las cosas.
Y las palabras ya no expresan lo que querés... exitación, bomba de recorcholis, explote cerebral, trufas sin alcohol, cerveza de taquito, asifixia de pensamientos, relaje de sonidos, crudo, cruda, y vos no sos yo, por suerte, por suerte para vos que no te toca vivir la responsabilidad. Y quiero hacer yoga al revés, el de Mahoma está mejor... mataron a 21 caballos y la realidad me dice que ya no tome esos psicofármacos porque me hace pensar desvirtuado... si es verdad, basta de aspirinas... que a ver si me diluye el dengue... a ver si mi poroto nace con alas y se va volando como propaganda barata de red bull...
Y te cruzaste por el camino equivocado, el puente era el otro, el que está lleno de plantitas con hojas graciosas... y porqué me preguntas eso, ¿para qué querés saberlo? si ya es tarde, mis botas están manchadas de vómito de palabras de diccionario, no perdón, de diario.

sábado, 18 de abril de 2009

perdices

Llevás tu corazón y tu cerebro a uno de esos talleres truchos y le pedís que te ponga el marcador de pasos mal dados en cero. No significa que seas un cero kilómetro, pero por lo menos te acercás. Aceitás las neuronas, engrasás los ojos y estás lista para encarar la carrera, digo, la vida. Mirás todos los mapas pero al final ninguna guía T te sirve para ese camino perdido. Decidís buscarlo por vos misma y mirás para atrás solo para ver como las perdices se comieron los pochochos del final feliz.

Sinceridad brutal

Para serte sincera, creo que nunca me fuiste útil. No para mis cuentos de hada, no para mis pensamientos absorbentes, no para hacerme la boluda y pensar que por tu culpa, no puedo concentrarme en los apuntes mal tomados en una clase semi dormida.
Para dejar de mentirte, no sentí lo que ella cuando me besaste la palma de mi mano. No entrecerré los ojos, no pedí que nunca pararas y que llegases a mi cuello recorriendo las venas borradas de mi brazo.
Para decirte la verdad, no creo que hayamos existido para completarnos. Nuestras piezas de rompecabezas no encajan, somos del mismo color de fichas en el ajedrez y aún peor, en las damas.
Para finalmente serme sincera, quise quererme, digo quererte y no pude, no pude querernos, te lo debo para la próxima vez que me beses la mano.

martes, 14 de abril de 2009

Diagonal

Son curiosos los capítulos de la vida. Antes lloraban y hoy ríen con cara de papás primerizos. Lo que antes arrugaba las viseras hoy no son más que recuerdos. Amigos. Dolores. Estar. Siempre. Cruzo la manzana de mi casa en diagonal. Con la mirada. Río. El quiosquero me está esperando.

Hábitos perdidos

Recibir una carta, una de verdad, por correo es como sumergirse en un mundo en blanco y negro. Es una lastima que el hábito se haya perdido, cliquear en hotmail no tiene la misma emoción que romper el sobre. El cartelito de “Internet Explorer no pudo abrir esta página” no es tan apasionante como una carta pegada a su sobre.Las palabras de adentro anuncian un por venir, un agradecimiento, un temor, un algo. La tinta desparramada invita a olerla y uno se da cuenta que siempre está listo para recibir una carta de amor.

Puchero


Tengo un antojito de mérmela de té. De picante de chilli. De aceitunas rellenas con morroncitos bebés. Tengo gula de chocolate, de pétalos de rosa, de vino añejo, de libro con olor a usado. Tengo ganas de nueves verdes, de gomitas baratas que no sean yummies, de botellitas de licor con envase de chocolate. Quiero comerme las migas de mi remera, las uñas de los pies, las pestañas ajenas. Chupar los dedos de mi abuela, las orejas de mi tío, el ombligo de mi primo.
Todo eso quiero y tal vez, un poco de longaniza en el puchero.

No es una obsesión...

Mi libreta tiene la misma mancha repetida en cada una de sus páginas. Cuarenta hojas con la misma salpicadura. Arriba, entre el primer y segundo renglón y casi en eJustificar a ambos ladosl centro, pero tirando un poco más a la derecha.

Pociones


Pobre. Las situaciones de la vida le gritan lo estúpida que es. Creer en la inteligencia por sobre el poder de las emociones es como pensar que uno puede controlar el crecimiento de las uñas. No hay pociones para el amor pero tampoco para el odio, la bronca, la angustia, la felicidad o la falta de corazón.

lunes, 13 de abril de 2009

Pasos

Llegás al final del día con un solo suspiro largo y tendido. El mismo que te ayuda a apoyar la cabeza en la almohada sin el golpe seco en tu nuca. La espalda te reclama por las horas de curvas y tu voz se conjuga con el dolor de cabeza para no dejarte pensar. Los huesos crujen, la saliva se hace espesa y sentís tener más años de los que marca el calendario. Pensás que así no vas a durar mucho, que eso de ser responsable al fin y al cabo no estaba tan bueno. Que nadie te dijo de las horas sin dormir y no porque la noche anterior quisiste no acostarte, que nadie mencionó que el cansancio te quita las ganas de sociabilizar y que lo legal está más cerca de tu vida que de la de los abogados. Está claro, crecer implica mucho más que no pedir derecho para hacerte las tetas o poder no volver a casa, aún sin decir adiós. Crecer implica tantas satisfacciones como fracasos y tantos almohadones mojados como hojas de diario íntimo repletas de éxitos. De niña malcriada a joven mal aprendida. Todos damos más de un paso a la vez.

Hay

Hay preguntas que se hacen en voz baja y respuestas que se desgarran en gritos.
Hay fotos que nunca deberían ser tomadas y escenas que se atemorizan al pensar que la memoria podría olvidarse de ellas.
Hay sueños que darían la muerte por ser velados en una realidad aunque sea cercana y pesadillas que llorarían la vida por no existir.
Y hay gente como vos, como yo, que no se anima y gente como ellos que no existe si no lo logran...

domingo, 12 de abril de 2009

-arte, -erte, -irte


Sentarme enfrente tuyo es como comer arróz con dos agujas. Es tratar de decir todo lo que no quiero y que me salga con la facilidad de la gotera de mi canilla.
Esperar algo de vos es como escuchar los pensamientos de mi perro, subirme a un tobogán para luego recordar que le tengo vértigo a las bajas alturas, creer en dios solo en pascuas, cumplir todo los objetivos que escribo a principio de año o lograr que un día me alcance para hacer todo lo que me propongo.
Saber que es lo que pensás es recordar por qué participé en las olimpiadas matemáticas, revivir la situación traumática que no me dejó cerrar nunca más la puerta de mi cuarto, es creer que el monstruo de mi placard realmente existe.
Sentirte, conocerte, mirarte, amarte, saberte, jugarte, pertenecerte, revisarte, cruzarte, es tan posible como que yo soy vos y vos siempre serás mi yo.

Recortes de santa semana

Siempre fui de las que se comen su huevo de pascua en un solo día. Por mas grande que sea, picoteando de a poquito en escapadas a la cocina o teniendolo cerca y lejos, en la otra punta del escritorio.
Detesto a la gente que quiere que sus perros sean amigos tan solo por compartir la misma raza. ¿A caso uno se hace amigo de todos los que tienen ojos verdes, por tener ojos verdes? ¿o los rulosos andan de la mano por compartir el Frizz? Señoras y señores, los perros de la misma raza no se quieren, generalmente se ladran y tiran mordiscones al aire, aún más si son caniches odiosos o pequineses gritones.
También me molesta aquellos que se acercan a perros “igualitos a los suyos” y los tocan como si fueran propios. No, no y no. No todos los labradores son tiernos y amorosos y no todos los beagles te besan la mano en búsqueda de comida. También muerden, desconfían, gruñen y tienen días malos.
Disfrutar de las últimas horas de verano es no saber si guardar el vestido blanco en la baulera o dejarlo a mano por si el otoño se arrepiente. Pero no recuerdo semana santa sin calor, o si, pero prefiero no hacerlo.
Fueron días sueltos, horas traspapeladas entre pigmentos de cultura y apuntes subrayados de más. Fueron cafés fríos, helados, y calientes. Caminatas conmigo misma y extrañar a las extrañables. Una semana santa rápida, con calles semi vacías pero no tanto, con subtes semi vacíos pero no tanto. Con palomas que pelean contra miles de pájaros pigmeos por un trozo de cookie acompañante de café y pierden, por que más es menos, y menos es más. Con recortes de la realidad que finalmente se juntan para hacer una nueva semana. Para decirnos que, aunque la burlemos, la rutina siempre regresa.

viernes, 10 de abril de 2009

No sos vos, no soy yo, somos los dos


Entendélo de una vez por todas flaca, me encantas, pero solo eso, me encantas. Me fascina ver como las sábanas se enredan entre tus piernas, como dormís sin corpiño pero con el coulotte puesto por que te da pudor. Tu espalda siempre tiene olor a cuerpo cuando el sexo ya pasó de moda, y te quitás las lentes de contacto para no verme hasta la mañana siguiente. Me pone de la nuca la cara que ponés cada vez que te traigo el flan Ser sin el pote de dulce de leche La Serenisima colonial (por que si acaso llego a tener el actual, me lo tirás por la cabeza) y empezás con tu teoría de que el flan sin dulce de leche no es flan y que al ser Ser por lo menos no engordás tanto como con el normal, el de Nestlé, que igual no lo necesitás, y podrías comerlo tranquilamente.
Sos una bomba a punto de explotar. Entrás a mi casa con esa mirada de ni se te ocurra acercarte pero terminás cediendo, los nervios te terminan cediendo, y caes rendida en el sillón. Pero es solo eso, me encantás, por que no te amo, apenas te quiero. Ojo, sos una mina espectacular, me caes super simpática, mis amigos dicen que estás barbara aunque piensan que sos un poco pendeja. Pero es eso, te necesito para decorar mi cama semi vacía y para que las horas no sean tan pesadas. Perdonáme, pero es la verdad.
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No, perdoname vos a mí. Es que tendría que haber sido más franca con vos. Sos el clavo que saca a otro clavo. Ojo! Un clavo importante eh, no sos cualquier chinche que anda tirada por ahí. Me caes barbaro, con vos me muero de la risa. Es verdad que las horas son más livianas y no me molesta decorar tu cama de vez en cuando. No son nervios los del principio, parecen, pero no. Es no saber si estoy haciendo lo correcto. Pero la vida es una y hay que vivirla con alegría, como decía Palito ¿o era el Topo Yiyo? La cosa es que creo que estamos en la misma. Compañía. O no querer estar solos. O no saber estar solos. O tener miedo a la soledad. O solos. Pero igual la pasamos lindo ¿no? Podemos seguir así, total mal no le hacemos a nadie, ni a nosotros mismos. Es lindo sentir tu cuerpo desnudo pegado al mío… ¿Alguna vez imaginaste que era otra persona? Yo… no sé… me parece que ya es demasiada sinceridad decírtelo… pero si, mi mente me las jugó un par de veces.
Quedamos iguales, como cuando nos tocaba late en los tazos de los cheetos. Estamos iguales, los dos no queremos lo mismo o buscamos lo diferente. Somos lo mismo, queremos lo mismo, pero no nos da lo mismo. Ya sé que no sos vos, no soy yo, por suerte somos los dos.

jueves, 9 de abril de 2009

A Casiperro gil de hambre

Buscando un cachirulo que me alimente el alma y duerma conmigo en invierno, me acordé de un libro de mi infancia, Aventuras y desventuas de Casiperro, de Graciela Montes. Creo que fue la primera novela que me hizo llorar y que hoy me mira desde la sección infantiles de mi biblioteca. Ojalá encuentre un Casiperro Gil del Hambre, caballero de la Oreja que me acompañe o quizás una Negrita Güendolina Flor de Negra, princesa de los Penachos o un Huesos Bartolomé Pocapata, músico de la Osamenta. Mientras tanto seguiré en la búsqueda.

Charol


No todos los zapatos de charol avisan cuando llegan. Son como los besos sin costumbres, como la ruptura de una abstinencia cómoda. Es sentir que te picotean el hombro para decirte adiós. No insisten, vienen y se van, y en los segundos que tardás en reaccionar te preguntás, de la forma más conativa posible, por qué no los escuchaste llegar.

"Colores de la mente", en Multicorriente


Enfrentarse a una pintura de Duilio Pierri es un shock violento. Es dilatar las pupilas para captar todos los colores y dejar que la nostalgia arrase ante paisajes nunca conocidos. Todo parece conspirar para que la irracionalidad de las emociones fluctúe entre el alma y la mente.

Sentado en un sillón antiguo, Duilio Pierri se aplasta el armazón de los anteojos contra el tabique de su nariz. Un galpón en el fondo de su casa hace de estudio compartido con su esposa, la artista plástica Maggie de Koenigsberg. Allí todo es gigante. Las pinturas no miden menos de metro y medio y los colores narcotizan la vista.

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domingo, 5 de abril de 2009

Ramos

Salgo a comprar lo necesario para un revuelto gramajo y me encuentro con un nocturno domingo de Ramos. Las estrellas extrañamente me llaman la atención en un cielo porteño que suele olvidarse de ellas. En la plaza, los chicos juegan como si fuera de día. Dos ramitas de olivo se convirtieron en espadas y otras tantas son varitas mágicas, de esas que todavía cumplen los sueños mágicos e infantiles. Los pies de las madres se debaten entre botas y sandalias. Es que algunas obedecen imperiosamente el 21 de marzo mientras que otras agradecen al calentamiento global por la extensión del veranito. Pero el otoño ya pisó fuerte el escenario, y las hojas forran el suelo de una plaza de palmeras. Y yo me despego por primera vez de un colchón moldeado por las siestas intermitentes, por los apuntes no leídos, por los llantos de películas baratas, por los dolores de panza y las opresiones de pecho. Al fin y al cabo un domingo de ramos que antecede una semana santa de pensamientos sumergidos y cierre de etapas.

sábado, 4 de abril de 2009

SNM

Lo llamo SNM, “Síndrome de la Niña Mimada” o SNR “Síndrome de la Niña Rica”, aunque la riqueza poco tenga que ver con lo material. Básicamente es esa sed de dramatización ante problemas, perdón por la definición burda, pedorros. Cuando todo va bien, cuando papá y mamá están sentados a la mesa y la nena tiene de postre el flan con dulce de leche que tanto quería y que disfruta mientras sus progenitores sonríen frente a un boletín verde digno de admirar y copiar. Cuando las amigas abrazan con pasión de hermanas y las charlas por teléfono no dura menos de una hora (y por suerte dios inventó Movistar, y por suerte Movistar inventó la llamada gratis entre amigos y familiares y por suerte te tengo a vos), se puede decir que todo está en orden. Pero después te falta eso, ese chocolate que no pudiste comer, ese recital al que no fuiste, no por que no tuvieras plata, sino por que las entradas se agotaron antes que vos te decidieras a faltar a la facultad para hacer la cola de seis cuadras. Te falta eso que tanto querías, como la Nenuco que le pediste a Papá Noel, al señor del día del niño que nunca supiste como se llamaba y hasta a la señora amable de la puerta verde que te preguntó que querías para el día del vecino. Te falta eso que nunca se dio entre Matías, alias “cabeza de maceta” como lo llamaban todos en el barrio por su corte a lo Manolito, ese que te esperaba en la puerta del almacén de Ramón, el hincha de independiente, y te saludaba al pasar. El mismo que te regaló el primer bom o bom y que sonreía como nadie. Ese primer chico más grande que te gustó pero que cuando empezó a trabajar en el video club de enfrente se enamoró, quizás por conveniencia, de Natalia, la hija de la dueña y andaban por la cuadra de la mano y se besaban a la vuelta de la esquina para que Mirta, que esperaba para su hija algo más que el cadete del video, no los viera. Cuando falta eso, esa pequeñez que no te completa la vida perfecta que deseas llevar es cuando empieza la dramatización. Y el drama es dulce con un dejo amargo. Apoyas tu mano, con la palma mirando al cielo, en tu frente joven pero arrugada y pensás: que sería de vos si lo tuvieses a el, a eso, a esa, a todos ellos. El drama es como el elixir que vuelve tu vida una película. Es el flambeado que le falta a tu panqueque de manzana con helado de crema americana. Pero como todo éxtasis, demasiado puede hacer mal. Y es ahí cuando el Síndrome de la Niña Mimada se vuelve peligroso. El drama, el duelo por lo nunca tenido, por ende nunca recuperado, no puede durar más de 24 horas, a lo sumo 48. Un año con el síndrome activado no sirve. Para que el drama no se torne aburrido debe estar en su pequeña y justa medida, como la miel en el té con limón. Sino contamina. Sino perjudica. Igual que la felicidad plena. No se puede creer en el “felices para siempre”, el príncipe azul lo dejé atrás hace mucho tiempo y mejor así, por que el hombre sabe más real. Todo a su justa medida. Cagona me diría un político de izquierda. Zurda encubierta, uno de derecha. Pero no me importa, por que amo el drama, amo dramatizar. Pero en su justa medida. El SNM está en todos. Los niños también lo tienen y ni que decir de los hombres. Es la fucking olla de oro en la punta del arco iris, es el anillo que se te da vuelta, o la mancha de cloro que ni Skip saca. Solo aquellos que tienen algo más importante en qué preocuparse logran que el síndrome quede desactivado por lo menos por algún un tiempo. Pero al fin y al cabo no tiene nada de malo. El drama es la vida y la vida es la comedia dramatizada. Recomiendo “Lars y la chica real”, ayuda a entender por que todos estamos, no perdón, debemos estar un poco locos. Por que al fin y al cabo, el boletín verde con letra cursiva de caligrafía perfecta va a seguir diciendo Muy Bien Felicitado, aunque prefieras un Sobresaliente.

miércoles, 1 de abril de 2009

Mirote

Entrás por lo menos una vez por clase. No decís nada, generalmente son tus compañeros lo que hablan. En tu remera negra, sin inscripciones sin nada (sospecho que tu placard entero es así) y con las manos en los bolsillos de tus jean claros y rotos. Sonreís un poco cuando tu amigo tiene un acto fallido (siempre andás con el mismo) y repartís papeles que nadie, o casi nadie, lee cuando el te lo indica. Tus ojos son grises o verdes, o verdegrisosos, como el río de la plata. Tu risa no es linda, es tímida, pero contagia. Generalmente miras al piso o al techo.
Cuando no estás recorriendo las aula, te sentás en el banco vencido de la puerta de Ramos y escuchás, escuchás a todos los que te proponen cosas para que el edificio de mierda no se derrumbe y el tan famoso edificio único se termine de construir. Si nos mudamos ¿Te seguiré viendo? por que allá vamos a estar todos, todos... seguramente te pierda...
La verdad es que nunca vamos a hablar, ni siquiera cruzar miradas, ni siquiera chocarnos en algún pasillo, por que vos no te chocás. Y tampoco me interesa, no quiero ni escuchar tu voz ni chocar tu hombro, quiero tan solo mirarte cada vez que entrás al aula. Aunque no digas nada, aunque no sepa a que partido pertenecés o a que centro o si sos facho o zurdo.... combatiente o pacífico ... ignorante o sabio.... obrero o estudiante... o ambos... o todos.
No me importa. Solo te miro y mirándote me siento mejor.