lunes, 29 de junio de 2009

XXX

Adoro encontrar papeles y manchas de café en libros ajenos. Me hace pensar que alguien más supo disfrutarlo.

XX

De chica adoraba jugar carreras con las gotas que rodaban horizontalmente por el vidrio del auto. Cuando dos se juntaban para convertirse en río algo se revolvía en mi interior.

X

Lo más triste de la lluvia es cuando calla y se la barre el viento...

Marcáte


La función principal de los boletos es señalar libros. Saber que alguien lo leyó tal día, a tal hora, en ese recorrido.

domingo, 28 de junio de 2009

Gracias

Jugó con su espejo negro que se proyectaba en el piso de la plaza. Aleteó sus brazos y la carcajada surgió desde lo más profundo de su vientre. El sol de principio de invierno no le calentaba la espalda pero le permitía saber que estaba viva. Dio tres pasos de baldosas impares y atacó su propia sombra, con una ira que desentonaba con el vaivén de las hojas que caían, ya secas, muertas. Se mordió el labio ya partido y saboreó el gusto a sangre mezclado con el caramelo de eucaliptus que había robado del kiosco. No tenía en qué pensar, que sentir, pero se creía lo suficientemente llena para reír y rasguñar. Los siguientes tres pasos le devolvieron una mirada. Un perro que se acercaba a ver qué juego estaba ganando. Le rascó la cabeza y sintió que los ánimos se le llenaban de pulgas. De repente, el espejo negro que la perseguía dejó de ser gracioso y la asustó no ver sus rasgos, que solo le devolviera movimientos absurdos y comunes, que cualquier otro hubiese podido repetir. Juntó saliva y lo escupió. Qué sabía él, hijo de puta, qué sabía el de su persona. Quién era él para decir olvidarse de sus rasgos, de su nariz empinada, de sus dedos cortos y sus palmas gordas. Cómo podía jugar con su largo dependiendo de la luz, porqué esa bipolaridad que la transformaba en jirafa o enano de jardín. Lo pateó pero no se fue. Cambió de ángulo pero astutamente también se movió. Le dijo que no le importaba, que no era nada para ella más que… una sombra. Pero no reflejó sus lágrimas. Siguió optando por reflejarle una verdad parcial, borroneada por el empedrado de la calle, doblada por el cordón roto de la vereda. Y finalmente se cansó. La dejó seguirla, se sintió superior a ella aunque a veces la sobrepasaba… supo que sería una carrera de por vida. Cinco cuadras, y un profundo silencio, después, se miraron. Le sonrió y finalmente con un grito mental le agradeció por nunca abandonarla.

miércoles, 17 de junio de 2009

EL CONEJO, “Este mundo merece felicidad”

Por Yasmin Olid
Un Comic Trash delirante y reflexivo que indaga acerca de la felicidad y su búsqueda.
ESTRENO 19 DE JUNIO
Viernes Trasnoche -00:15-
Maipo Club (Esmeralda 449)


La obra transcurre en la región desértica de Argólope, en un futuro no tan lejano.Bajo tierra, en su bunker, se encuentran Pinga y Alfredo. Junto a los Fieles Runners esperan la llegada inminente del Conejo, su singular Mesías que les ha prometido el cactus de la felicidad perpetua. Todos temen quedar expuestos a manos de los poderosos Hermanos Ramírez. Mientras, El Conejo ha subido a la superficie en busca de una última esperanza que pueda salvar al mundo y a sí mismo, ya que se encuentra cada vez más enfermo y abandonado por su único amor, Eva Piporia.

El Conejo, es una obra que refleja la búsqueda permanente de un grupo de jóvenes por encontrarle sentido a las cosas que hacen. Sus autores, Diego Corán Oria y Facundo Rubiño, junto a la coreógrafa Agustina Seku Faillace, son una generación de artistas egresados de la Escuela de Danza de Julio Bocca pero también de la década del uno al uno. Una generación que lleva bajo el brazo el título de haber crecido en el falso paternalismo de Carlitos y que buscan expresar su identidad, o la pérdida de ella, a través del arte.
La obra presenta como un apocalipsis, una explosión y cómo desde ese final también se puede resurgir.

Queremos mostrar que no importa el ámbito, el dónde o el cómo… la respuesta está en las acciones de uno, por eso hacemos el conejo, sino no haríamos arte, explica Diego.

Como un reflejo de la sociedad, el Conejo está en la búsqueda constante del amor, pero no como algo ideal y perfecto sino como una búsqueda que, al igual que la felicidad, se construye.

Esa indagación también tiene egoísmo, violencia, destrucción, no es un término prefabricado, ni un condimento más de la vida, es un sálvamo pero que a la vez puede ser catastrófico, expresan Agustina y Facundo.

Los chicos trabajaron juntos en La Parka - obra que ganó el Concurso de Teatro Musical que organiza la Fundación Julio Bocca - pero en cada espectáculo el grupo se agranda más. No queremos encasillarnos ni encerrarnos, estamos abierto a todos aquellos que adhieran a nuestra forma de pensar, la de una generación bailarines, actores y artistas que comparte el gusto por el buen teatro, no como concepto o como transfiguración de la realidad sino como las ganas de ver algo que nos interese.

Tras un año y medio de gestar la idea y dos meses y medio de ensayos, El Conejo por fin tiene fecha de estreno este viernes 19, en el Maipo Club (Esmeralda 449). Al trabajar en grandes producciones quisimos hacer algo propio, somos cabezas duras y sabemos que cada vez es más difícil producir teatro pero seguimos adelante.
El conejo es interpretado por Roberto Peloni, coprotagonista en El Fantasma de la Ópera y lo acompaña un elenco de jóvenes que se destaca por combinar la danza y el teatro.

Avanzar sobre la idea de encontrar la “felicidad” como único objetivo de la vida, pero indagando en los medios para llegar a esa felicidad y el lugar que ocupa el amor en la evolución y la involución hacia la misma existencia.

Una obra que no pretende dejar ningún mensaje ni bajar línea sino demostrar que el teatro todavía sirve para plantear lo que nos rodea, con humor, delirio y reflexión.
FICHA TECNICA

CONEJO: Roberto Peloni
EVA PIPORIA: Mariu Fernández
ALFREDO: Facundo Rubiño
PINGA: Leo Bosio
DOMINGO RAMIREZ: Pedro Velázquez
MADAMME CHAUCHEVSKY: Marien Caballero Galvé
CALIGULA: Juan Jose Marco
PECHUGA LOVE: Noelia Marzol
CLAVELINO: Emmanuel Robredo Ortiz
LAUREN ALLIE: Daniela Pantano
FACHA PRESTON: Carlos Perez Banega
Faster Runner: Jennifer Trabilsi

EQUIPO CREATIVO

Libro: Diego Corán Oria - Facundo Rubiño
Coreografia: Agustina Seku Faillace
Musica Original: Gaby Goldman
Escenografia y Vestuario: Marta Albertinazzi
Asistente de escenografía y vestuario: Analía Morales
Diseño de pelucas y peinados: Ricardo Fasan
Diseño de maquillaje: Eduardo Poli
Diseño grafico e ilustracion: Marcelo Zamora
Producción Ejecutiva: Martina Bloch
Jefe de Producción: Matías Taverna
Asistente de Dirección y Stage Manager: Juan Gentile
Dirección General: Diego Corán Oria
http://www.elconejodelafelicidad.blogspot.com/

sábado, 6 de junio de 2009

del por qué de Aymara


Cuando tenía dos años y medio, me paré frente al espejo y luego de un trance de cinco minutos me miré firmemente y me dije:
"en mi otra vida fui india".*
*léase que quise decir indígena, pero a mis pocos años de vida todavía no sabía la diferencia

viernes, 5 de junio de 2009

Unas cuantas verdades


Aunque suene raro, mi organización estricta y dictatorial se debe a que debo ser la persona no sé si más, pero debo andar cerca, desorganizada del mundo.
Mi mente es sin duda un caos que debe, obligatoriamente, tender a ser ordenada.La cantidad de palabras y temas distintos que pueden llegar a surgir en mi cerebro por minuto da miedo. Aún más que la tendencia, casa vez más alta, del periodismo argentino al amarillismo.Tanto así que muchas veces expulso lo que pienso en su orden caótico y la gente me mira intentando descifrar si hablo en aymará o simplemente me volví loca.
Son pocas las personas que pueden entender mis frases sin sujeto, y a veces sin predicado, o prestarle la atención necesaria a mi verborragia sin colgarse del lunar de mi nariz o el movimiento ascendente o descendente de mis cejas poco atrofiadas.
Más sufren aquellos que escuchan mis historias por tercera o cuarta vez consecutiva. Es que las fuerzas para ordenar mi caos mental las saco de la memoria.
La libertad de las palabras siempre tendió a desequilibrar los niveles de agua en mi cuerpo y a hacer nudos marineros con mis cuerdas vocales. De chica, solía quedarme afónica de tanto hablar. Se que no voy a llegar a decir todo lo que quiero pero por lo menos voy a dejar de pisar la tierra habiendo gritado unas cuantas verdades.

martes, 2 de junio de 2009

Ventana


Cuando sea grande quiero tener una ventana como la de mis papás. De esas que tienen hojitas que se mueven contra el vidrio y que cuando le pegás un chistido a los motores de los autos, te deja oír el ruido del otoño.
En ella todo es calma y surrealismo. Los domingos al mediodía te regalan una siesta pre fideos. Es como un capicúa de números impares, un rulo de pelo lacio, un avión que jura que no se va a estrellar, una mirada esconde sonrisas de dientes chuecos.

Es una ventana que cuando se abre a la temperatura adecuada te hace oler el día. Que te saca el miedo a llorar por cualquier cosa y a reír en los funerales de tías solteras. Es de las que te hacen gritar por un café con leche batido por las manos de papá y dos churros sorpresa que ya se sabían comidos. Por que los domingos sin churros y ventana por la cual mirar son domingos tristes, de esos que te anuncian el fin de una buena semana en vez del comienzo de una nueva.

Cuando sea mamá y papá quiero tener una de esas ventanas, para sentirme orgullosa al amanecer, para dormirme contando las hojas, para siempre saber que la libertad de hacer lo que quiera es esa garrapata que llevo agarrada en medio de mis ojos.

lunes, 1 de junio de 2009

Descriptor


Si me vieras, colgada de la ventana del bar más caprichoso de Buenos Aires, decidiendo si las gotas hacen globitos de saliva, si la lluvia va a seguir y si tiene gusto a verano o ya sabe a otoño.
Si me vieras, tratando de traspasar con la mirada el vidrio, pero sin sentir el frío. Contando los paraguas de colores a la vez que le doy el último sorbo a una lágrima doble fría y maldigo las macitas que me tocaron.
Si nos vieras, en el bar de enfrente ya hay otras tres historias. Una pareja que no decide separarse, dos amigos que recuerdan cuando se imaginaban juntos su amistad en los últimos años y un hombre solitario, que inventa historias a través de la ventana abierta, mientras sus anteojos se llenan de gotitas.
La pared manchada de un edificio se funde en el gris del cielo y alguien pasa corriendo en mangas cortas. El spray de los autos al pasar hace que llueva de abajo para arriba. Roberta compra una revista antes de entrar al café pero desiste a la tercera hoja, no reconoce a ninguna de las mujeres de curvas de reloj de arena que se desnudan de espaldas a la mirada del lector.
Es un bar de la tercera edad. Las conversaciones resuenan de nietos, marcas de lana y política de otro tiempo. Las pastillas se quedan en los pastilleros españoles y los cafés siempre llevan tostados o masitas por cuarto. No hay Wi-Fi, no suenan los celulares de ringtones rockeros. El ruido es silencio con música de cabaret tranquilo. De esas que dictan el tap tap tap con los pies. Solo las frenadas del 110 hacen timbrar el tímpano. El tiempo pasa diferente, las tentaciones no tientan y los resúmenes son una carrera consumista de papel.
A destiempo la información se acumula y se curan los oídos que terminan por escuchar tan solo lo que dice mi mente.
Si me vieras, moviendo los labios sola, persiguiendo las conversaciones ajenas mientras que una señora de rouge marrón grita al lado mío: “no entiendo como esta chica puede estudiar en un café”.