Hoy es día para cruzar a comprar facturas sin corpiño. Facturas para uno… dos, tres y la dieta se va al carajo. El chino de la lavandería grita tu nombre desde la vereda de enfrente y saluda con la cabeza, pero moviendo absolutamente todo su cuerpo. Su mujer se asoma y también te saluda, aunque se equivoca y dice el nombre de tu mamá. Cada palabra nueva, aunque sea un nombre propio, debe ser repetida una centena de veces. La tarde sería completa si la pava no llegase a hervir, el mate no estuviese lavado antes del segundo sorbo y en vez de hojas desparramadas con fórmulas de varianzas y desvíos estándar la televisión apagada proyectara alguna película barata de bailarines frustrados que terminan finalmente encontrando el camino de su vida.La lluvia ya tiene olor a vacaciones, o yo me lo imagino. Cada tanto me recuerdo por qué hago lo que hago. No siempre estoy contenta con la respuesta. Y menos en los sábados de lluvia con gusto a domingo.
Odio los domingos. Pero más odio los sábados que parecen domingos.
ResponderEliminarQue días tan domingo que tenemos últimamente, casi toda la semana.Gris, lluvia, libros. PUAJ.
Un abrazo Yas!
El domingo, el de verdad o el de mentira, existe sólo si se lo permitis!
ResponderEliminar