De chiquita me tomaba el Nesquik lo más rápido posible para llegar al fondo, donde se mezclaba el azúcar y el chocolate no diluido, y morderlo, triturarlo con las paletas hasta desaparecer. También dejaba adrede burbujas de polvo no diluido en la cima, para poder explotarlas y sentir como el Nesquik (o Vascolet en caso de encontrarme en tierras orientales) se pegaba a mi paladar.
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