Recibir una carta, una de verdad, por correo es como sumergirse en un mundo en blanco y negro. Es una lastima que el hábito se haya perdido, cliquear en hotmail no tiene la misma emoción que romper el sobre. El cartelito de “Internet Explorer no pudo abrir esta página” no es tan apasionante como una carta pegada a su sobre.Las palabras de adentro anuncian un por venir, un agradecimiento, un temor, un algo. La tinta desparramada invita a olerla y uno se da cuenta que siempre está listo para recibir una carta de amor.
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