domingo, 18 de mayo de 2014

Delirios de domingo



Aprieta las venas saber que nunca estuve enamorada, o que lo estuve demasiadas veces. Se siente como la Línea D a las 8 de la mañana. Sofocante, opresivo, sudoroso, agobiante. Te rodea la angustia al pensar que te dejaron de querer, la noción de que el cambio te aleja. A veces las ganas de dar amor no encuentran destinatario, al contrario que la ira y similar a la suerte. 

Y esas ganas locas de ser y de sentir y de pensar lo que uno quiere ser. Ya no soy la que era y tampoco quiero serlo. Pero por una extraña razón sigo soñando lo que quise ser. Exactamente igual que antes, sin una coma de diferencia. Cuan extraño es querer ser lo que quería ser, sin ser lo que era. 

A veces quisiera ser aquello que no fui, pero siendo lo que soy. La elección de caminos,  desvíos,  vueltas atrás y trotes hacia el futuro. Soy lo que fui,  lo que quise ser, lo que soy, lo que quiero ser. Soy la extraña mezcla de todo eso.