martes, 30 de septiembre de 2014

No fue amor



Su relación estaba muerta desde el principio. Como esa película Blue Valentine, o esa otra, El amor primera parte. El primer libro que ella le prestó a él, hablaba sobre eso. Era una historia sobre el desapego, donde él moría y ella rearmaba su vida. Su canción era Clara, otra historia, donde el que se quedaba solo era él, y sin vida que retomar, pegado a un recuerdo.

Su vida juntos estaba quebrada desde que empezaron a no planearla. A dejarse llevara por el viento. Creían quererse con locura, no amarse, pero si quererse de una forma tan fuerte como inaceptable. Lo sentían en cada mirada. Pero las miradas, y sobre todo los secretos, no son siempre tan fuertes, ni tan verdaderas como aparentan ser. El tiempo trajo esa ironía. Saber que aquello que parecía único, era múltiple.

Quizás, solo en un rincón remoto de lo que ellos llamaban mintiéndose amor, había una esperanza. Relaciones peores han sobrevivido, las conocían, sus amigos eran los protagonistas. 

Dicen que es lo último que se pierde, la esperanza, pero ellos comenzaron sabiendo que no la tenían. Se mintieron, la intentaron sembrar, pero ambos olían falsedad cuando respiraban profundo.

Y como historia que no tiene principio, tampoco tuvo final. Se disolvió, diluyó, absorbió, procesó, desintegró. Él la dejó de llamar, ella nunca pensó en atender. 

Ambos estuvieron de acuerdo sin saberlo, cada uno a su tiempo, cada uno cuando pudo. Porque se quisieron, eso nunca estuvo en duda, pero no se amaron y eso, eso siempre lo supieron.

domingo, 18 de mayo de 2014

Delirios de domingo



Aprieta las venas saber que nunca estuve enamorada, o que lo estuve demasiadas veces. Se siente como la Línea D a las 8 de la mañana. Sofocante, opresivo, sudoroso, agobiante. Te rodea la angustia al pensar que te dejaron de querer, la noción de que el cambio te aleja. A veces las ganas de dar amor no encuentran destinatario, al contrario que la ira y similar a la suerte. 

Y esas ganas locas de ser y de sentir y de pensar lo que uno quiere ser. Ya no soy la que era y tampoco quiero serlo. Pero por una extraña razón sigo soñando lo que quise ser. Exactamente igual que antes, sin una coma de diferencia. Cuan extraño es querer ser lo que quería ser, sin ser lo que era. 

A veces quisiera ser aquello que no fui, pero siendo lo que soy. La elección de caminos,  desvíos,  vueltas atrás y trotes hacia el futuro. Soy lo que fui,  lo que quise ser, lo que soy, lo que quiero ser. Soy la extraña mezcla de todo eso.

miércoles, 26 de marzo de 2014

Adicción irreal


Soy adicta a imaginar, debo confesarlo. Cuando pienso en lo que pudo ser o en lo que podría ser produzco endorfinas suficientes para llenarme la panza de felicidad.  Esa felicidad que la realidad rara vez proporciona.

Pienso lo que podría haber sido y lo que podría ser sin diferencia alguna.

Soy adicta a soñar y ya da vergüenza confesarlo. Pero me genera la misma paz el pasado inventado que el quizás idealizado.

Existo queriendo ser y siendo lo que soy sin diferencia alguna.

Soy adicta a escapar, a buscar una salida. Me cuesta entender que el presente impone una razón de batalla ganada. Me reconforta el futuro deseado y el falso pasado.

Hago lo absurdo para no encontrar diferencias en estos mundos paralelos, pero al final, sé que existe sólo uno.

jueves, 6 de marzo de 2014

Mi primer "te amo"




Hubo un día que el llanto me hizo doler la garganta. Desde ese día, cada vez que lloro y mis cuerdas vocales se empiezan a tensar, sé lo que se viene. Recuerdo perfectamente ese día, toda tu violencia se volvió palabras. 

Querías lastimarme, de eso no tengo dudas, elegiste cada una de las cosas que alguna vez te conté para rasguñarme. Tiene buena memoria pensé, mientras contenía todo nuestro pasado en el cuello, justo en la nuca, donde suelen comenzar las contracturas. Ese día te volviste tensión para mi, de la que te marea hasta caer.



Me repetiste que te utilizaba sólo para subir mi autoestima, que no podía querer a nadie, que iba a pasar San Valentín con mis amigas, como si eso fuese algo malo. Lo hice, y fue el mejor día de los enamorados.


Pero el llanto quebró mi garganta después, no enfrente tuyo, nunca enfrente tuyo, siempre después. En ese momento quise parecer calmada, pero admito, nunca fui buena actriz. 


En un día, en varios momentos, nos despedimos. No supe nada más de vos ni vos de mi, hasta que te volviste un mal sueño. Lo único que me queda es pensar que, aunque me arruinaste mi primer “te amo”, no lo escuché por última vez. Estoy segura que el próximo, el verdadero, el no obsesionado, el libre de celos, el justo, borrará al anterior.