miércoles, 31 de diciembre de 2008

Un elefante se balanceaba...

Un espejo y tres vestidos. No mejor cuatro, a ese también le das una chance.
Te vestís para un año nuevo y elegís rojo por la pasión y blanco para olvidar lo negro del anterior. Es que el elefante se mareó y cayó para el lado del menos pero estás dispuesta a que mil elefantes se paren sobre el más en el 2009. Termina impar, tiene que ser bueno. Los balances de fin de año siempre son costosos, en todo sentido. Este año te da miedo agarrar tu cuadernito con tapa de Botticelli e ir a la plaza a escribir lo que pasó y lo que querés que pase.
Último bostezo, último dolor de cabeza, última siesta y la última cena. Te da gracia como la gente en la radio se saluda, se agradece por el gran año, por estar en las buenas y en las malas y se despiden, como si nunca más se fuesen a ver. Pero luego pensás, de alguna forma es así... la persona que verán el año que viene no es la misma que despiden en los últimos minutos al aire. Todos dejan algo en el último día del año, cigarrillos, chocolate, malos humores, esperanzas, negaciones... Siempre se amanece en año nuevo para ser algo diferente, para saber que el año pasado algo se llevó.
Es por eso que aunque tu balance de negativo, ya estás tirando de la soga, o viajando lejos a buscar nuevos elefantes para que se paren del lado del más.

Feliz año nuevo a todos!
y que el 2009 sea un año impar más!

lunes, 29 de diciembre de 2008

Postre


Por que se me da la gana, paso directo al postre. La entrada no tiene nombre divinidoso, ni el plato principal morboso. En cambio, el postre... el postre lo dice todo. Primero pétalos de rosa bañados en chocolate. Seguido por tiramisú, porque el café excita a la gente, y aún más si esta en un postre. Una copita de champagne con helado de limón para cortar el gusto y un poco de dulce de leche para recubrir la garganta y que no se pierda entre tanto elixir... Luego, algo fresco. Frutillas de heladera o cerezas que naden entre pedacitos de hielo. Y de ahí derecho a la cama. Desnudo o desnuda, en bombacha o slip. Pero a la cama, a soñar envuelto en endorfinas, para que el obligo se enrede entre las sábanas y los pies jueguen a encontrarse. Por eso, por que me da la gana, paso directo al poste. Solo al postre.

Bienvenidos a Culimundi

Culimundi no queda en el culo del mundo. Es más, queda bastante cerca. Culimundi se ubica en el Partido de Moreno, Provincia de Buenos Aires.
Los metros cuadrados que ocupa no los sé, pero para simplificar se podría decir que aproximadamente una manzana porteña. Tras sus muros verdes se encuentran tres casas, una pileta redonda al estilo estanque, una pequeña lagunita con peces que no te saludan al pasar y un par de proyectos más, a medio terminar o en su esplendor máximo. Las flores de Culimundi también tienen su propia atracción. Pasear entre ellas es una especie de vivencia salvaje mezclada con abejas de confettí de Disney.
Cada año, a fines de diciembre, los pobladores de Culimundi realizan un festival de artes. Danza, teatro, monólogos, y cualquier otro "arte" o intento de arte que ellos, o sus invitados quieran exponer. Como dice uno de sus máximos ciudadanos, Rodo, es un rato para olvidarse de la crisis, los malos pesares y cualquier otra cosa que puede estar zumbando los oídos. No importa si la risa se había olvidado de aparecer el resto de la semana o si la angustia se había anudado en la panza. En el festival de Culimundi (que aún sigo sin saber su nombre) todo parece verse con los ojos cerrados al mundo exterior. En esta ocasión, que me tocó participar como público de manos duras por aplausos, pude presenciar monólogos sobre las mujeres desnudas, parejas enamoradas en serio que hicieron suyo el jazz y hasta divertidos zapatos con chapitas, que encima de una pista improvisada con mesas de pingpong, supieron marcar el ritmo ante un silencio digno de eco.
Es que una vez por año, aunque sea una, hay que ir a Culimundi y olvidarse que afuera, hay otras cosas.

viernes, 26 de diciembre de 2008

Te lo prometo

Te prometo el cielo de mañana, las estrellas de hoy y el mar del deshielo. Todo para vos, si para vos. Te prometo una casa llena de hijos y perros labradores, marrones y cremita. Te prometo las mil maravillas del mundo, el auto que vos quieras, del color que vos quieras, y todos los pares de zapatos que te puedas imaginar. Te prometo que nuestros hijos se van a llamar como tus abuelos, que van a ir al colegio que vos quieras y que nunca pero nunca te voy a pelear. Te prometo almuerzos familiares, asados los sábados y pasta los domingos. También, te lo prometo, me voy a llevar bien con tus papás, tu hermana va a ser la madrina de nuestros hijos y si no te bancás a mi vieja la mando a vivir afuera y la vez solo una vez por año. Te prometo, pero te lo prometo, que vas a ser siempre mía, por lo menos mientras vos lo quieras, que vas a elegir la música en los viajes largos y que al cine solo vamos a ver películas de amor... Te prometo todo esto, pero no me pidas que te prometa amor, por que amarte, no se si puedo.

Lo mismo de siempre

¿Por qué siempre el mismo bar? ¿Por qué no adoptás esa espontaneidad que tanto te gusta y viras hacia otros rumbos? Te contradecís, todo el tiempo te contradecís, porque levantas la bandera del no a la rutina, a la monotonía y siempre terminas en el mismo lugar. Una y otra vez te decís que tiene sus beneficios. Que van tus amigas y amigos, que conocés a la gente que trabaja ahí, que la cerveza te sale más barata y en tiempos de bolsillos rotos siempre conviene, pero no te convencés, intentás, pero no podés. Terminas yendote antes, con cara larga y prometiendo no volver a pisar ese lugar que al otro día seguramente visitarás. Es que es lo mismo de siempre, y de la costumbre es difícil escapar

jueves, 25 de diciembre de 2008

Natividad

Cajas de navidad empresarial, llenas de culpa por la falta de fiestas de fin de año, copan la ciudad. Papa noeles de todos los colores transpiran las camisetas de los shoppings y en una madrugada que siente la calle, unas chicas de vestidos Ona Saens y zapatos Ricky Sarkany llaman grasas a otras, de pollera de jean de cuarenta centímetros, estrapless rojo y gorrito de papa noel con luces de colores. Al fin y al cabo van a terminar bailando en la misma fiesta, compartiendo los mismos hombres y moviendo el culo al ritmo de la misma canción.
La mayoría cree en sus padres que traen regalo y no en el nacimiento de alguien al que nunca llegaron a conocer por que lo crucificaron a destiempo. Comidas hipercalóricas que no acompañan el clima y garapiñada con más azúcar que garra. Las cajas que nadie entiende por que llaman canastas (canasta básica, canasta que queda más coqueta, canasta que tiene nombre más festivo) se van vaciando y el cartón sirve para el asado del veinticinco al mediodía casi tarde.
Por fin ya pasó la navidad. Natividad de quien sabe qué. Hallmark pasará "Cuentos de Navidad, el musical" por una cuantas horas más y después todo estará destinado a pensar que el año, 365 días más negros que blancos (deducido por encuesta general de espíritus desinflados) por fin está por terminar.

martes, 23 de diciembre de 2008

Adicciones

Estoy a punto de agarrar Sinfonía para Ana, cuando otra mano me detiene. "No lo hagas, después no podés ni abrir los ojos". Y con un que me importa de hombro borracho y dos manos estiradas que tiemblan al son de la cortina metálica del baño, lo tomo igual. Veo su tapa, la mujer desnuda que se estira, paso los dedos entre sus hojas y con afán de leerlo, pero ganas de dejarlo, lo acuesto abierto, encima de la cama, justo donde la hoja suelta manchada de café me indica una lágrima.
Tomo el teléfono y la llamo, para que tras un ¿Cómo estás? haya un bien tembloroso, lleno de mocos y ganas de parar. Juro que me voy a poner mejor, que es solo una etapa, que la temporalidad esta vez va a ser mi amiga y puteo por lo bajo por que mi psicóloga me cambió el día de la sesión. Después rió a carcajadas pensando en la adicción que me provoca el psicoanálisis y mi libro de cabecera para llorar y al fin y al cabo me digo: "por lo menos no son el whisky y el porro".

lunes, 22 de diciembre de 2008

Todo Pasa

No me gusta como sabe, es como esos remedios amargos que en el momento los odias pero con el tiempo te hacen bien. Como cuando te dan una inyección y enseguida te agarra fiebre.
No, no me gusta ni quiero que pase, aunque se que me va a hacer mejor...
Ahora voy a empezar a contar los días que faltan, o los que sobran, y mis ojos se van a clavar en agujas ficticias, que giran sin tiempo. No encuentro música apropiada para este baile, ni cadenas que chillen, todas están bien aceitadas y listas para encarcelar.
Pero es el ciclo, es la vida, cualquiera de esas estúpidas metáforas que la gente utiliza para decir que todo va a pasar, que nada es permanente, y que con el tiempo uno termina burlándose de todo aquello que lo supo preocupar.
Sin embargo en el momento es horrible, y nadie te entiende y nadie sufre, ríe, llora, como uno, pero pasa, sabe que pasa.
Aunque sepa a remedio sublingual, o a mondongo rancio.
Aunque las raíces no se quieran separar de la tierra, ni las hojas caer...
pasa, como decía la Negra Sosa, todo pasa

domingo, 21 de diciembre de 2008

Callejero

La noche te encontró en una esquina, botella de agua en mano por un calor enfermante, y escuchando ecos de una conversación que era tuya pero ya había dejado de serlo. Un perro callejero se te acerco, parte de su pelaje había desaparecido por una sarna fulminante, y ante las ganas de acobijarlo, se sentó a una distancia prudente, no queriendo contagiarte.
Te paraste de un salto y comenzaste a caminar. El te siguió a la distancia, como cuidando tu espalda de esos miedos que te apuntaban con un dedo. Tu vestido era demasiado corto y rezaste para que nadie se diera cuenta. Eran por lo menos las cinco cuando la llave entró en la puerta de tu departamento y tu nuevo amigo te miró con ojos de incondicional amor. Se te rasguñó el corazón. No podías dejarlo pasar... fueron segundos de intenso dolor en alguna parte de tu cuerpo, donde seguramente está el alma. Cerraste y no volviste a mirar hacia atrás. Seguramente el iba a estar ahí, esperando tu arrepentimiento que nunca llegó, o si, pero el comfort volvió a ganarte.
Por lo menos te había acompañado hasta la puerta de tu casa, no todos los hacen.

viernes, 19 de diciembre de 2008

dejar ser

Si decís puto significa otra cosa. ¿Prostituto tal vez? No, tampoco. Gígolo lo deja bien parado y no es la idea. Esta sociedad machista que venera a los hombres con muchas mujeres y denigra a las mujeres con muchos hombres... por suerte algo está cambiando pero no lo suficiente. Son las miradas lanzadas, los bocas semi abiertas de sorpresa y las cejas levantadas que crucifican. Si en un boliche o un bar una pareja se pone demasiado fogosa, la culpa es de ella, la atrevida es ella, la que queda mal es ella.
No! los que quedan mal son los que miran! con ojos acusadores, y envida plena en la punta del líbido. Quien quisiera, quien pudiera sentir esa libertad de mandar el contexto a la mierda y hacer lo que uno quiera! dejar de sentirse sexy para serlo!
Para algo se habló de la liberación sexual, por algo existe el libre albedrío, aunque sea ficticiamente controlado.
Ser y dejar de ser, pero sobre todo, dejar ser.

Pelirroja


Sandwich de palta, queso y tomate. En la cartera, recalentándose bajo un sol de 31 grados.

Los pasos de tacos amarillos resuenan en las calles del centro, calles llenas, pero resuenan igual. Su vestido, demasiado largo para algunos, luce intacto, se mueve exactamente como en las propagandas y sus rulos artificialmente colorados hacen juego con la cadenita que lleva al cuello.

Mira para ver si la ven, y cuando ninguna mirada se le cruza, los tobillos se le llenan de inseguridad.

Pasa por la puerta del juzgado a ver si consigue un novio, pero las vistas clavadas en pilas de expedientes no suben ni siquiera por el reflejo del sol en su piel de cama solar.

Creer es su fuerte, que se cumpla es otra cosa. Aún con sus treinta hace bastante cumplidos, espera que el príncipe azul llegue en su caballo blanco, o en su defecto en el fitito verde, para rescatarla de la monotonía del centro.

Quizás, cuando sea grande... pero ya lo es y su mente no lo entiende.

Quizás, solo quizás, cuando sea aún más grande, se anime a la minifalda roja que cuelga de su placard.

Pero lo que tiene de pelirroja lo tiene de miedosa. Y aunque se muestre segura, son tantas las fobias que la enredan que es mejor esconderlas.

La pelirroja llega al banco y hace la cola como todos, no son tantos sus encantos como para que la dejen pasar. Media hora después, entra y cobra el cheque. Se encamina a la plaza, y en un banco de cemento, saca el sandwich, el agua que ya está para té y se dispone a almorzar.

jueves, 18 de diciembre de 2008

PRETENDO

Ayer, un papel me dijo que soy periodista. A coro varias voces me gritaron: "vos ya eras periodista".
Si, los papeles no dicen nada pero a la vez, algo dicen.
Ahora pretendo escribir, producir, jugar con la máquina de escribir, editar y que mi mamá recorte aún más pedacitos de diario con mi nombre en ellos.
Pretendo ser parte del "paraperiodismo" y viajar por el mundo dibujando letras que conformen oraciones "perfectamente incorrectas". Pretendo que los temas ordinarios y tribiales me pisen los talones para salir a su caza, como en una pileta de pejerreyes cosechados.
Quiero que los anteojos me dejen marcas en la nariz por los seños fruncidos y que los dedos tengan callos de computación.
Pero sobre todo pretendo que escribir siempre sea parte de mi vida y que nunca se me agoten las ideas... Da terror el agotamiento de ideas, cosa que cada vez veo más en el periodismo argentino y mundial.
Pretendo ponerme un casquito de guerra y salir a relatar esos conflictos que tanto detesto, para algún día, con las palabras, poder detenerlos.
Pretendo y pretendo tantas cosas que me dan miedo no cumplir.... pero sin embargo prefiero pretender a no hacer nada... que la silla cómoda de mi escritorio no se acostumbre a mi culo, ni mi culo a ella.
Me dijeron que cada cierre te saca cinco minutos de vida, como cada pucho siete. La mayor causa de muerte en los periodistas son los paros cardíacos y el estress. Pero que más da, ¿vivir poco pero haciendo lo que a uno le gusta? ¿o vivir mucho, sentado en una silla mecedora mirando hacia la nada?
Pretendo pretender por el resto de mi vida, porque el periodismo me adoptó, pero yo lo había hecho antes.

martes, 16 de diciembre de 2008

Peluquería

Todo gran cambio, o gran cierre, debe conllevar un buen corte de pelo. Es así, es nuestra forma barata y sin cirugía de exteriorizar un cambio profundo e interno. Sin ser esto superficial, la superficialidad pasa por otro lado, el ser humano siempre buscó y buscará, demostrar lo que lleva adentro. Algunos con nicks enigmáticos en msn, otros cantándolo a los cuatro vientos, y yo, si esta vez yo, con una visita a mi peluquero.
El día comenzó con un llamado sencillo: "por fa! haceme un huequito entre dos turnos". Imposible negarse ante mis voz ronca, recién levantada y todavía afónica por los nervios de la noche anterior. Un corte para periodista, un corte nuevo, un cambio que no implique raparme pero que implique... algo.
Marché con ojotas seguras y pies torcidos hasta la nueva peluquería de mi coiffeur por excelencia.
- Quiero flequillo
- Está bien pero si te lo alizás...
- ¿Te parece?
- Te obligo.

Minutos después, una cabeza de pelo cortito quedó aún más despoblada.

- Parezco un pinipon
- No! te quedó divino - que más me va a decir, el lo hizo.

Tras humos asfixiantes que terminaron por alizar mi fleco, marche, con colita puesta (odio el pelo recién salido de peluquería), rumbo al trabajo. Lo que suele llevarme por lo menos un día de "acostumbramiento" iba a durar media hora de subte.

Como toda mujer, y como la mayoría de los hombres, me reflejé en cada vidrio, busqué cada espejo y me escondí bajo los anteojos Sofia Laureen de mamá, por si alguien me reconocía.
En el vagón de la línea D no habían espejitos de ocho centímetros a los costados de las puertas y puteé al encontrar las ventanas bajas. El viento me volaba el pelo y no había reflejo a la vista.

"No te podés obsesionar, es un corte de pelo nada más, crece enseguida", me repetía, pero seguía buscando esa imagen ególatra.
Terminé por calmarme en la línea C, cuando encontré los pedacitos de vidrio que me reflejaban y al entrar a la redacción, donde no tuve un desaprobamiento generalizado.

Ahora lo vivo, el flequillo no me lo puedo lavar hasta mañana a la tarde (la belleza duele y ensucia) y el resto tiene olorcito a crema inglesa "que sale ochenta pesos", como me dijo Cristian, mi peluquero.
No se si exterioricé mi cambio o mi cierre se exteriorizó sin permiso, tampoco me importa. Son las ganas de explotar, a veces de felicidad otras por el futuro incierto que vendrá, las que me pueden más.

- Tenemos un cierre complicado...

No me importa, pido gancho, miro por la ventana y la bombacha roja de alguien se vuela y cae desde el piso cuatro.

Algo cambió, y aunque el resto siga todo igual, igual que ayer, yo ya me siento distinta... peluquería de por medio, los cambios también se proyectan.

lunes, 15 de diciembre de 2008

No, el comienzo.


Golpe energético

Es fácil, directo en la nuca. Un golpe seco, sin eco que lo arruine. De ahí en más empezás a caminar, como robot con ruedas recién aceitadas.
Es aún más fácil si el golpe te abre los ojos. Como un "golpe energético". Una descarga de tres mil voltios que electrifica tu sangre. Una mordida de cachete o una cahetada en la boca.
Como cuando te das cuenta de la cagada que te mandaste y sostenes el aire por un rato, pero positivamente.
Un golpe, de los que te echan a andar. De los que te hacen sonreír tanto que se te retuerce la mueca ante un calambre no doloroso.
Es fácil, directo en la nuca. y la muñeca no llora, ríe, y sus pestañas no se enredan, se separan.
Es aún más fácil, con solo decirte que el golpe es sorpresa, tal vez, ya lo estés esperando.

jueves, 11 de diciembre de 2008

Crecer

Será que me cuestan los finales...
Si, debe ser eso porque otra explicación no encuentro.
Terminar una etapa es cerrar una ventana y asfixiarse un poquito con el aire viciado del cuarto. Pero también se puede elegir estar del otro lado, haber salido antes por la puerta y mirar la caja desde afuera.
Cruzarse de sendero también es válido, porque sin intersecciones no habrían dudas, y sin dudas el aburrimiento terminaría tiñéndonos la piel de un azul pálido.
El brujo me dijo que pasaría fin de año cerca del mar. Tal vez se retrase un poco, como todo lo que suele decirme el brujo, pero también me avisó que los cierres duelen. De felicidad, de tristeza, melancolía o estupidez pero duelen. Y también definen. Es gente que vas a dejar de ver y otra que guardás para el resto de tu vida. Son recuerdos para borrar y otros para escribir.
Pero lo más importante es lo aprendido. Pestañeo tratando de borrar de mi cabeza mis ridiculeces, pero sin ellas no hubiese sido yo.
En estos últimos años aprendí a no esconderme, a ser quien soy. Y al que no le gusta que de vuelta la cara! pero que antes me lo cuente, a ver si a mi tampoco me agrada.
Crecer, cambiar, modificar, retroceder y achicarse... Todo es parte del juego que es la vida.
Pero lo más importante es jugar. Mover el dedo gordo para probar la temperatura del agua, es haber intentado el chapusón, y si después vino, aun mejor.

Papelitos de la calle. Hoy: DIOS te habla por celular

Dios quiere hablarte

enviá DIOS al 1010
recibí SU MENSAJE diario en tu celular.
Si crees en mi, te daré todo lo que me pidas...
Yo te doy tranquilidad y sólo Yo te doy confianza...
Yo deseo que tú seas prosperado...
¿Te vas a perder esta bendición?

Valor del mensaje diario: $0.50 + imp
consultas a dios1010@gmail.com

Si hubiese sabido antes que DIOS tiene celular y casilla en gmail no me hubiese gastado rezando.

lunes, 8 de diciembre de 2008

Delirio VIII

Y sin saber que la perdí, la pierdo. E n una estación de tren larga y fina, con guantes de hule recojo boletos de personas sin historia. La canción se me repite, rodando en mi cabeza, con infinita pobreza, me pierdo en una letra condensada de clichés.
Nunca quise ser tuya, pero en el juego de palabras me trastabille y dos mil veces en celo terminé siendo yo la que te persiguió. Ahora me río, con carcajada real, frente a recuerdos olvidados, ahorcados por mis fantasías.
Como mago que ve a su conejo suicidarse, colgándose de un pañuelo rojo, no se como sería esta nada sin vos. Tal vez más blanca, menos sumisa. Los carteles no indicarían lugares , los preguntarían con la libertad de no saber a quien corresponder. Pero mis manos, mis manos enfundados en guantes de hule, se sentirían solas, sin piel que rozar y sin puños que apretar.

jueves, 4 de diciembre de 2008

Candela

Candela es así. Le gusta mezclar el pucho con el café y después meterse rápido un beldent sin azúcar en la boca. A Candela, canela para su mamá, le gusta el olor a nafta y repelente de mosquitos Off, no otro, solo Off.
Dice que está muy bien sola pero estaría mejor acompañada. Toca tres veces por semana el saxofón y juega a la rayuela cuando nadie la ve.
Cande, Candelaria cuando su papá se pone nervioso y confunde su nombre, se para en la puerta de ingeniería al 2200 en búsqueda de un candidato, como le enseñó su mamá, y se da el gusto a cuatro ojos.
Pero al ratito se aburre de tanto cuaderno cuadriculado y marcha rumbo a plaza Francia para apoyar la cabeza en las piernas de Mateo, mientras el junta algunas monedas tocando la guitarra. A Candela le gustaría vivir así, con un pastito apretado entre los dientes y rascándose el cachete izquierdo de la cola porque las pulguitas de pasto la picaron toda.
Cande hace dieta unas seis veces al año y otras seis la deja. Quiere estar flaca pero la comida es su único placer diario. A veces se pasa el día "desintoxicándose" solo con agua para entregarse a medianoche al cuarto de helado de dulce de leche con brownie y mascarpone, con una sonrisa que le toca la punta de la nariz.
Candela es una chica normal. Estudia ciencias políticas en la UBA y siente esa picazón cuando camina por los pasillos de la facultad y ve tantos hippies intelectuales a los cuales les tiraría de las rastas. Ella quiere mucho de la vida, sabe que se propone más de lo que puede y que el balance de fin de año siempre le da negativo. Pero así es feliz. Piensa que mientras más cosas haga menos le quedará por hacer.
Cande duerme en boxer y remera vieja, de esa que alguna vez le regalaron por contestar una encuesta. Cuando se levanta toma Redoxon y se baja por lo menos tres platos de zucaritas, de las que tiene azúcar escarchada, con leche descremada, por las dudas.
y así es Candela, una chica del 2000, que le gusta hablar hasta por los codos pero le da vergüenza enfrentarse al futuro. Quizás el año que viene retome sus clase de teatro o tal vez pruebe con aikido. Con Candela nunca se sabe, es más, es mejor no saberlo.

sábado, 29 de noviembre de 2008

Enlluviada

En un día de calor de vestido, una libélula muere en el último escalón del subte. Agonizante deja el ultimo esfuerzo para acomodar su ala derecha.
La ciudad si zambulle en un gris oscuro. Mientras lava sus paredes, la suciedad invade las ojotas y los talones se ennegrecen.
Los últimos vendedores ambulantes sacan su stock de Paraguay y en el subte las caras son más familiares que nunca. La vergüenza ya ha pasado y solo queda pensar que falta poco para que el mundo se complete.
Es día de lluvia y todo suena más reflexivo. Las caderas suenan y las cicatrices pican. Antiguas fracturas que renacen y ojos enmascarados que arden un poquito más.
Ya no se puede sacar la lengua y tomar la primera gota de lluvia. Sabe a auto amargo.
Es una pena, antes los días de lluvia eran más lindos, mas tristes y menos caóticos. Hoy corro por la ciudad tratando de escapar del último chaparrón.

lunes, 24 de noviembre de 2008

Sentires II

Como si respiras profundo y luego tu cuerpo se olvidase de como exhalar.

Vez pasar una hoja seca y piensas que tal vez se cayó de tu cabeza. Tu mente vive un otoño tierno.

Y cuando una chispa queriendo ser fuego se prende en tu interior, caminas con la cabeza en alto, sin importar que tus dedos estén desorientados creyendo volar.

Y vas, voy, vamos rumbo a una vida que no sabemos si es nuestra... pero con el paso onduleante, firme vas...voy...

Intentas sentir pero no sientes,
solo la nada y no sabes cual es tu trabajo en ese vacío.

Intentas buscar a alguien que en el camino te sepa responder tanta intriga y tan poca historia.

Cansada de ser, buscas un hijo ficticio para amamantar. Así lo harás tuyo.

Como si fuese posible, te revuelves por dentro y buscas las víceras perdidas.
Una vez encontradas, recuperas ese soplo perdido.

Mientras te sepas tuya, no habrá dolor que duela más que el de los años perdidos.

Usted


¿No le pasa también a usted que no sabe que sentir cuando las últimas luces del sol, o quizás alguna estrella temprana, se refleja en el agua en movimiento?


¿O soy acaso la única que se angustia cuándo ve a las hojas caer al río con el terror grabado de un irremediable hundimiendo? ¿o de ser comidas por algún pato que creyendo ser pacman juega sumar puntos?


Si mi querida, a mi también me pasa. Son etapas de la vida que seguramente pasarán y otro "seguramente" volverán.

sábado, 22 de noviembre de 2008

Bigotes

Anoche soñé que soñaba que era pequeña otra vez y tenía bigotes. En el sueño, mi yo grande, salía corriendo a ver fotos y se daba cuenta que era cierto. En todas se reflejaba una pequeña Frida Kahlo de panza grande y bigotes sombreados.
Me desperté tocando la parte superior de mi labio. No había nada peludo pero si unos pequeños puntitos duros, como si alguien hubiese recién acabado de afeitarse.

jueves, 20 de noviembre de 2008

Delirio VII- Conversación conmigo misma

Entre todas las crisis elijo esta. Tiene gustito a remolacha con huevo duro, porque está mezclada, es pastosa y no sabes si al fin y al cabo lo agridulce te gusta o no.
Entre todas, elijo la que me hace sentir real... porque si vuelvo a caer en mi adicción de sueños incumplidos, el balance de fin de año me va a dar negativo. Pero menos por menos es más, y tal vez las cosas sean tan positivas que termino perdiendo la conciencia.
Anoche soñaste de nuevo. te dije que dejaras la puerta abierta y cerraras los placares. Te olvidás que te dan miedo los placares abiertos y no siempre voy a estar para recordártelo. A mitad de la noche el viento te envolvió y elegiste cerrarle la ventana. Te asustaste con un rulo que quiso entrar por tu nariz y me sonreíste, todavía no estás acostumbrada y eso que llevas casi media vida con ellos.
En la partida de ajedrez no te decidías, me enojé y te dejé las blancas, sabía que al final ibas a querer las negras.
- Mirá la luna!
- Cambiá de canción, me tiene harta
- No quiero
- No miro la luna
- Bueno te la perdés.
Nunca querés perder. Te enterás y un poquito de sal entra en tu herida. Decís basta, basta de todo. Quiero todo nuevo! Le escribís una carta a papa noel y le decís que fuiste una buena niña, aunque no es cierto, y que para el nacimiento del niño Jesús querés un juego nuevo y completo de vida. Con papás, amigas, amigos (te resistís a dejar de creer que no existe la amistad entre el hombre y la mujer) y un novio. Un novio! si de esos con esmoquin de pingüino y moñito rojo. Que sepa saltar la cuerda y salir a jugar.
-"Por eso yo te pido que vayas a misa"
- Pero no creo en eso... me huele feo..
- Entonces no le podés pedir nada a papa noel.
Por ahí un poco de plata para pagarte las vacaciones. Por fin decidiste. Te vas a Brasil, en paquete turístico con desayuno y media pensión.
- No, mejor no. Me voy a Brasil pero sin desayuno y menos que menos media pensión.
Basta. Despertate, agarrá el microfono y salí a encuestar. Que ganarte la vida no es fácil.

En tu sillón


Te digo que no. Que aunque me dejes poner los pies encima del sillón, no voy a quedarme.
No es como elegir ese vestido que cuelga de la puerta de tu placard y que ya sabes que te vas a poner. Juegan en contra demasiadas cosas... Sabes demasiado acerca de mi o mejor dicho lo sabes todo. Desde el perfume de mi piel hasta los días en que me indispongo. Entendés que si me pongo el vestido violeta es por que espero algo más y que, cuando estoy triste, me gusta llenarme de colores, para que la gente ni lo sospeche.
Son demasiados años juntos. Yo enfrente tuyo y vos mirándome a la cara, directo a los ojos, como si pudieses ver los dos a la vez.
No te pido un tiempo, te pido todo. No puedo seguir viéndote una vez por semana para pensarte todo el resto. Lo mejor es que no venga más.
Y no no me mires así ni me des tu silencio para que yo pueda expulsar todo hasta que rompa en llantos. No puedo, la verdad es que no puedo más con vos.
No sos vos, no soy yo, somos nosotros. Esta relación no puede seguir así... las relaciones a distancia tampoco funcionan. Me voy, me voy lejos por que es la única forma de terminar con todo. Me voy, se acabó, no insistas.
- No insisto
- Si, insistís...
- Está bien, si vos crees que es lo mejor para vos...
- Es lo mejor para vos también, para los dos... eso creo
- Si eso crees...
- Si, creo que eso creo...
- ... bueno, se acabó la sesión...Nos vemos la próxima...
- Eh.. si si crees que es necesario
- Lo creo.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Jugá limpio, ensucia

Mientras leo "juga limpio" en un cartel donde una chica atlética hace giros olímpicos para embocar un papel en un tacho de basura (que por lo cierto no está roto como la mayoría de los tachos de la ciudad) el camión de la basura pasa dejando un rastro que me recuerda a las migas de pan de Hansel y Gretel. Pero esta vez son las cucarachas las que se hacen el festín.

Debe estar bueno haber votado a Macri ¿No?

con la H de "Haciendo Buenos Aires" (¿o de Horacio Rodríguez Larreta?) en Mayúscula.

Delirio VI

No le digo yo que la ceguera es cada vez más constante... Leer con poca luz, una noche de verano, es romántico pero puede atrofiar la vista.
Si mi maestra de 3er grado leyera esto... yo usando puntos suspensivos! "No es una herramienta elegante", como si ella si lo fuese, con sus anteojos de carey y el delantal blanco manchado con rush y café de jarrito.
Anoche me visitaron de nuevo los espíritus y me olvidé de decirles que no me visiten más, que me dan miedo cuando hacen ruido con sus cadenas... a ver si alguno se quiere sacar la cabeza!
Es terrible, tanto como el hambre mundial, pero con los mini sobrecitos o "stick" como dice la propaganda, de jugo Clight, el jugo siempre me queda aguado. Termino poniéndole uno y medio y la otra mitad se me desparrama en el cajón, mezclado con fotos de notas que me olvidé de devolver y pilas acumuladas por si se terminan.

Cuatro calles y un problema


Cuando tenía ocho años, mi libro preferido era "Cuatro Calles y un Problema". Panchito era, o es para los que lo siguen leyendo, un chico que debía recorrer cuatro calles para llegar hasta el dentista. Al cruzar la primera calle, empieza a llover y se inunda la ciudad. Panchito no tiene más remedio que ponerse a nadar y llega a Uruguay. Por suerte, una lancha le lleva de nuevo a la ciudad. En la segunda calle, el viento lo lleva hasta Canadá y regresa en avión. Cuando cruza la tercera calle, cae en un pozo tan profundo que llega a China. Allí le cuesta mucho hacerse entender. Por eso tarda medio año, cinco meses y una semana en regresar a la calle de la que partió. Por último, en la cuarta calle se tropieza con un tigre que le obliga a dar la vuelta al mundo corriendo. Por fin, al llegar a su cita, le espera un dragón verde que resulta ser el doctor Ruiz, el dentista. Tras la visita al dentista, que no le hace nada de daño, Panchito vuelve a casa cruzando las cuatro calles sin que le ocurra nada raro.

Siempre me extrañó demasiado, no por la sabia moraleja que tenerle miedo al dentista es absurdo, sino por que, no eran cuatro calles y un problema, sino cuatro calles y cuatro problemas.

Hoy, rumbo al trabajo, recordé ese libro. No se porqué, problemas no tuve pero si encontré varias cosas raras. La primera, un barquito de papel hecho con un boleto de subte hundido entre dos asientos. Lo raro era que los asientos azules parecían el mar y el barquito, con el mover del vagón parecía nadar entre ellos. La segunda fue ver como una persona, muy elegante en su traje gris plata y con maletín marrón en mano, ante la equivocación de enfrentar las escaleras mecánicas que bajaban y en vez de tomar las que estaban a su lado y ascendían, decidió subir por ellas, con el doble del esfuerzo y una sonrisa contagiosa que llegó a convertirse en varias carcajadas. Casi llegando a la redacción, un grillo, de tamaño descomunal se cruzó en mi camino. Pensé, "es negro, saltó frente a mis pies pero gato no es", así que dejé la preocupación para otro día.

Final mente, varias cuadras y ningún problema después llegué al trabajo, quejándome por que me faltaba un hecho insólito. Tal vez cuando salga del trabajo, o quizás en mi escapada al quiosco encuentre algún exotismo con patas, recorriendo las barracas.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Nota de sábado pro la mañana

Sábado por la mañana. EL viento sopla fuerte y no sé si es un otoño arrepentido o una lluvia de costa. EL río sospecha de lejos y el viento juega a golpearme la cara con mis aros. Cansada de caminar, me escondo tras un montículo de pasto pinchudo y otra vez la música parece buscar el momento perfecto para entrar en escena. The Beatles me susurran Because que intenta no ser tapada por el viento "que sopla alto". Mientras, espero a una bandada de niños que vienen a volar sus barriletes. Con pena de otras infancias pienso que el viento les jugó la peor de las tretas, siendo tan fuerte va a casi imposible que sus cometas remonten, y la que lo logre seguramente se vaya volando para no volver. Me pienso pesimista, pero el frío me molesta.
Mientras tiemblo un grupo de por lo menos veinte boys scouts pasan saltando y gritando en sus shorts y pañoletas reglamentarios.
La bandada de niños no llega y yo ahí sentada junto al fotógrafo que espera disparando a la nada. Me siento abandonada, como esas citas donde al final nadie llega. De nuevo creo que la puntualidad me empieza a jugar en contra. Es la tercera vez en la semana que mi falta de deshorario me convierte en una des-esperada.
Ka costa del río se comienza a llenar de pantalonsillos y buzos deportivos, como en una película barata de hollywood, esas basadas en las novelas ochentosas de Daniel Steel. Me veo tentada a escapar hacia la reserva ecológica. Solo un puente rojo me separa pero un llamado me avisa que una columna con carteles y barriletes falsamente publicitarios está por llegar. Media hora más tarde el cielo apenas se podrá ver tras unos cuarenta o cincuenta barriletes rojos y azules, cubiertos por una H gigante. Hago lo correcto, entrevisto, persigo niños, les pregunto que sienten y si les gusta. Caso omiso. Sigo adelante y por fin, a las doce y media logro refugiarme en el remis marrón. Por suerte la nota de sábado por la mañana ya terminó.

Corrientes

Camino por la calle Corrientes, cerquita de los negocios para que el aire acondicionado me llegue aunque sea como espasmos.
Me levanté tarde. Ya pasaban las once y media cuando mi olor de verano impregnado en las sábanas me despertó.
A pesar que ya llegaba tarde, tomé mi café con leche en la cama, revoleando las piernas y estirándolas para que después del seudo calambre estuviesen aún más cansadas. Era evidente que no me quería levantar y el camino al baño se me hizo interminable. Prendí la ducha y aún en bombacha y anteojos entré conteniendo el aire. De chiquita me encantaba hacer eso. Ver como las gotitas llenaban los vidrios de mis lentes. Era como si me estuviese burlando de todas las leyes, riéndome sola contra la pared rosa de mi baño.
Pensé en que no volvería hasta la noche pero mi placard no pareció encontrar solución alguna. Llené mis pies de curitas y me puse los zapatos nuevos. Ahora me arrepiento, las curitas eran de las baratas y se despegaron con el calor. Mis pies llenos de pegamento me duelen aún más.
Tarde años en elegir los aros. Me probé tantos que mis orejas terminaron irritadas. Me puse los mismos de siempre.
Una vez solucionado mi problema telefónico volví a caminar por Corrientes. Con pasitos de pato rengo y una música que iba más rápido que mi vida. Es viernes por la tarde y la semana recién empieza.

viernes, 7 de noviembre de 2008

sentires

Que sientas que hay cosas que puedes describir, que su sabor sea familiarmente gustoso pero que no estén hechas para vos.

Que la perdida te valga lo mismo que un yo ganado y los momentos dejen de ser tuyos.

Que ciertas cosas de la vida no se hayan hecho para ti y que una de ellas sea ese nombre que te nombra.

Los fantasmas te corren alrededor y no reconoces de quien son esos trotes. Una visión de ciento ochenta grados te produce arcadas pero sabes que el vómito nunca llegará.

Y al fin y al cabo ahí estás, parada frente al camino de cemento que quisieras convertir en tierra roja o río que corre. Y te sientes tan desorientada como siempre. tratando de no caminar sobre tus callos o aún peor intentando, aprendiendo, por cuarta vez a caminar luego de esa misma caída.

Un hilo invisible te tira hacia atrás y los años se enriedan en tu pelo.
Intentas recordar las causas de tus cicatrices y solo revives las consecuencias.
Escuchas barridas en tu interior y piensas que es hora de baldear. Decides volver a perder la memoria y pellizcando tu bigote de gato vuelves a saltar. Ahora solo te restan tres vidas por vivir.

Para copiar y aprender.


Diputados aprobó la despenalización del aborto en Uruguay

no más muertes por aborto ilegal. Los hermanos uruguayos otra vez un paso adelante. Un ejemplo para imitar.

El aborto debe ser legal y controlado, usado con conciencia y en casos justificados.


La votación de la iniciativa se definió por apenas un voto: 49 a favor del gobernante Frente Amplio y 48 en contra por parte de los opositores Partidos Nacional, Colorado e Independiente.


La legislación vigente en Uruguay, desde 1938, sólo admite la interrupción del embarazo en caso de violación o riesgo de vida de la madre, y preve penas de prisión para los autores de abortos, consentidos o no.


Según datos oficiales, en ese país se realizan anualmente 33.000 interrupciones de embarazos aunque en el ámbito judicial se estima que la cifra real es más del doble, a causa de la acentuada práctica clandestina.


(Fuente: REUTERS)

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Puta

Las tetas, el vientre y la entrepierna le transpiraban. En la esquina de siempre se secaba el primer calor con un pañuelo amarillo a lunares borrados.

Detrás de ella, un Jesús infantil habría sus brazos pintados y una frase usada invitaba a la resurrección del alma. Era el mismo muro que separaba la escuela de su hija de esa calle tan trabajada.

Un cliente, una lamida, una ida, una vuelta. En días de calor las cucarachas aplastadas ya empezaban a decorar los tacones aguja y por alguna razón se cobraba menos.

Un fiat uno, una canción de Callejeros y un "¿Cuántos años tenés?". El telo de la vuelta, las mismas sábanas de siempre y la culpa de una madre agobiada frente a un niño frenéticamente desnudo.

Lo dejaría, cuando su hija tuviese la edad suficiente para entenderlo, lo dejaría. Y cosería, tal ves cosería. Su abuela le había enseñado bien, los dobladillos le salían a la perfección. Pero mientras tanto seguía. Chupaba, cogía, se mostraba, seguía. El asco era su peor enemigo pero seguía. Sin poder elegir, sin haber terminado el tercer grado, sin otro trabajo mejor pago... pero para que su hija pudiese recibir la educción católica que ella nunca tuvo, seguía.

Y el calor se fue atenuando con la noche. El viento fresco comenzó a correr y las gotas de transpiración a secarse. Restaban dos horas y el alzamiento general por el calor había bajado. Se bajó de los tacos, se puso el jogging y como si nada hubiese ocurrido, puso su mejor sonrisa caminó rumbo a su casa. Su hija la esperaba para hacer juntas la tarea.

lunes, 3 de noviembre de 2008

Vómito verborrágico

Y el otro día me quejaba por la falta de inspiración y hoy tengo un ataque verborrágico de aquellos. De esos que al vomitar salpican.
Una de mis almas gemelas me pide que le explique el porqué del té con leche y me enojo. ¿Cómo se lo voy a explicar si ni yo lo entiendo? eso sería chamuyar y está prohibido por las leyes invisibles del periodismo.
Pienso en imágenes propicias para acompañar el post y no se me ocurren. Mejor no pongo nada. A veces las imágenes sobran, otras hacen falta, otras tantas mejor ni escribir.
A Charly lo tapan los murmullos de redacción pero sigue contándome de fantasmas. Lucho tiene razón hay una época de Charly que nunca muere y sus canciones nacen con cada situación.
Ayer volvía, a eso de las diez, de un fin de semana lujanero escuchando la radio y hablándo por encima (ahora que lo pienso es raro que no se hable por encima de la música, hasta en los recitales, siempre hay algún comentario para hacer) cuando me di cuenta que las canciones son cada vez mas universales. Eso o a mi me pasa de todo, pero siempre coinciden con lo que estoy diciendo, pensando, ocultando...
Cuento y son 53 los minutos que me quedan para irme. Hoy, lunes casi "cierrero" no hubo mucho para hacer, o me ganó de mano la publicidad o quedaron viejas mis ideas. Tal vez mañana renazcan, cual ave fénix (¿porqué todo el mundo utiliza la metáfora del ave fénix? ¿a caso no hay otro animal que reviva? tendría que decir algo así como cual ciclo de la vida que nace vaca y termina siendo abonito para el pasto que come su sobrina).
en fin, otro vómito verborrágico.

Delirio IV - interrumpido

La calesita de mi infancia me mira desde lejos. Me guiña una luz invitándome a subir... y le digo que no. Elijo que no. Debo decidir y opto por el no. Como cuando la mugre de Constitución vuela y mis ojos no quieren cerrarse. Es optar, jugar a tener la verdad. "Elegir es renunciar". Frase robada pero cierta. Y miro a los patos de Parque Centenario que podrían salir volando pero se quedan. Y eligen... ¿eligen o nunca les enseñaron a volar? Y me doy cuenta que uno no siempre elige. La mayoría de las veces, pero no siempre. A veces elige y esas elección conllevan otras no elecciones, pero que al fin y al cabo fueron elegidas.
Todo lo que no pude elegir pasó y también son parte de lo que soy. Me conformo con lo que elegí y con lo que no ¿Me conformo?
Soy una opción dentro de un mar de opciones.
Y el otro día elegí llorar. No siempre se elige, pero esa vez sí.
Soy masoquista. Leí para llorar. Si, otra vez Sinfonía para Ana. Pero cuando la sal de las lágrimas comienza a corroer el interior de mis pupilas, tuve la imperiosa necesidad de sacarlas.
Los ojos me ardieron pero me sentí más humana. La imposibilidad de llorar, ya me estaba preocupando un poco.
Soy de las que piensan que no importa si la superioridad le pertenece a la imagen o a las palabras, mientras que te mueva bien el piso.
¿Las estatuas habrán elegido estar quietas? ¿Será por que no tiene nada que decir? ¿o por que lo dicen de otra forma?
Regular, equilibrar, es la clave. ¿Clave de qué? Si los extremos son tan sabrosos, por no decir adictivos... Por algo los viven los poetas, lo disfrutan los artistas, lo desean los que piensan que la normalidad existe... porque equilibrar será bueno, pero aburre y como.
Como quedarme quieta. Quedarme quieta me aburre. Rogar también me aburre... e irme solo quince días de vacaciones más....

- Nena, Nena. Son las nueve, el parque cierra a las nueve. Te tenés que ir.

Solo escuché que pronunció nueve dos veces pero igual me paré, haciendo un ademán de irme y volviendo a conectarme la música en los tímpanos. Seguí a la poca población que había en el parque hasta la única salida abierta, la del mástil. Me encaminé hacia la facultad y pensé, la facultad a veces también me aburre...

Y la rosada por fin fue rosada...

El sábado fue un día de colores. Me propuse escribir la mejor crónica de mi vida de esa marcha de orgullo gay que por más que no sea mía, fui a acompañar, a divertirme, festejar, vivir con esa gente hermosa y sobre todo ser una más que escuche sus reclamos y los grite junto a ellos. Es que todavía no entiendo cual es el problema de que se casen, ¿a quien molesta? Y si dos mujeres quieren ser mamás o dos hombres papás ¿Qué problema hay? cuando hay tantas familias heterosexuales disfuncionales, padres que golpean a sus hijos, madres que los maltratan, chicos que se mueren de hambre o que ven la vida pasar en un sistema de adopción totalmente mediocre que los deja afuera de ese sistema taaan correcto que los conservadores defienden.
Pero mi idea no es hacer polémica (o sí), pero cuando me senté a escribir esa tan deseada crónica, me llegó un mail de mi amiga MeMe Masseroni con la crónica de Cristian Alarcón (Cuando muera quiero que me toquen cumbia) y literalmente me cagué. Si, hasta las patas, representó tanto todo lo que viví que no pude escribir nada. Me trabe (o tragué) emocionalmente todo lo que había pensado. Tal vez, en algún futuro, en alguna otra marcha podré escribirlo (prometo no leer nada antes), pero esta vez me ganó Alarcón. La verdad, cada ves lo admiro más.
Aquí va, para que lo disfruten como lo hice yo,

"Eva Perón me saluda desde el camión danzante de las chicas con un tocado que no envidiaría ni ella misma, la Eva amiga de los “putos peronistas”. La miro porque saluda perfecto, con la mano durita en alto. La blusa negra a lunares, el corset, el escote, todo la enaltece. De pronto le veo cara conocida. Y... ¡sí! ¡Es la mismísima Belén Correa! ¡La Correa, mi travesti reina de los noventa! ¡La Belén, exiliadísima en Nueva York desde que demostró que acá la policía no la dejaba vivir sin prostituirse! Sueño dorado hecho realidad –volver y ser millones–, la Belén se menea y la multitud –25 mil, 30 mil, 40 mil, ¡qué importa!– pasa a su lado con una alegría que parecen todos gays, lesbianas, travestis, bisexuales e intersexuales. La Marcha del Orgullo es un carnaval de reclamos –casamiento, identidad, derechos–, pero sobre todo una fiesta que embellece una vez al año esta bendita ciudad." sigue aquí

martes, 28 de octubre de 2008

No es que no te quiera - Parte I

Y se fue caminando bajo la lluvia. Fumando el último cigarrillo que él le había dado. El último. Pensó en apagarlo y guardar un poco para cuando extrañara su gusto, pero se lo fumo todo, entero, hasta el filtro.

Ya no sabía si lloraba o si era la lluvia la que la mojaba. Camino intentando no resbalar con las mierditas de los árboles que cada tanto la hacían patinar y cuando llegó a la puerta del hostel se sentó en el único escalón donde la lluvia la seguía mojando, a pesar que hace rato había parado.

Armó una grulla con el papelito del telo, el que le daba veinte por ciento de descuento para la próxima vez y lo tiró lejos para ver como se deshacía entre los pasos de la gente.

Miró su mano derecha y rozo el anillo sin poder decidirse a quitárselo. Finalmente lo tomó y lo cambio de anular.

- Mirame pero no me toques - fue la primera de sus últimas frases. Y luego estiró su mano para que él la agarrase. Su bipolaridad era sentimental.

Cada vez que podía le repetía que no era más que el adiós y que lo amaba pero no le servía tenerlo cerca. Él, silenciado por tantas palabras ajenas, cerraba los ojos e intentaba disfrutar lo perdidamente indisfrutable.No había opción de futuro, y eso la reconfortaba. Pensaba que la decisión era suya y que ya había elegido pero era tan solo un auto convencimeinto barato, de esos de telenovela de mediodía.

Había imaginado más de lo posible ese último reencuentro pero la realidad superaba sus fantasías. No la estaba pasando bien, pero la mecánica le indicaba que físicamente era necesario. Juró que iba a recordarlo con goce y sonrisa de cosa lejana y con eso le bastó. Las fantasías que rellena los huecos de la memoria ya se encargaría.

Un jazmín marrón se hundía en una pecera de vidrio mientras ella se volvía a poner la lencería de estreno. Le había tomado horas elegirla, roja por la pasión o negra por el luto. Pero se decidió por el blanco, tratando de devolverle la inocencia a una relación que nunca la tuvo.Cuando el turno se acabó, ya estaba vestida y tan solo le faltaba ponerse el piloto. El, en cambio, seguía tirado en la cama fumando desnudo. Habían pedido solo un turno. Cuando el quiso pagar la noche entera ella se lo había impedido estirando su tarjeta para que le cobraran a ella. Se lo había repetido mil veces, esa noche pagaba ella.

Le pidió un cigarrillo y el se quejó, era el último. Lo sacó de la caja y se lo prendió. Cuando se lo pasó, cuidadosamente evitó sus dedos. No volvería a tocarlo.

Cuando salió llovía.

Sus cigarrillos la mareaban. Eran más fuertes, estaba acostumbrada a los uruguayos. Le quedaban todavía cuatro horas para tomar el barco y en el hotel le habían hecho el favor de guardarle el bolso pero quedarse allí ya era demasiado.

Todavía traía la liga en la pierna derecha, había pensado que el se la quitaría, pero ni siquiera la había notado. Los ojos se le inundaron y sin quitarse los zapatos se la arrancó de un tirón.

Nada había cambiado, esa sensación de querer lastimarlo seguía estando. Lo que había planeado como una venganza no había servido más que para aumentar el enojo que tenía consigo misma.

Solo dos horas horas más y el barco zarparía otra vez hacia casa.

miércoles, 22 de octubre de 2008

Quisiera ser Peter Pan...

Hoy empecé a preocuparme. Me zumba la monotonía en los oídos y ultimamente le hago demasiado caso a los horóscopos. Sí, hasta al de la ante última página del diario en el que trabajo. Y como cábala no lo tiro o lo borro (en el caso del mail que cada día me informa mi destino) hasta el día siguiente.

Leo,
Durante esta jornada tendrás ganas de ser mimado con lo cual, intentarás atraer las atenciones de tu pareja con una postura caprichosa. En el ámbito profesional, tendrás que evitar mostrarte seguro de ti mismo incluso cuando no sea necesario.
Nos vemos mañana.



Hasta me saluda. Hasta mañana, y por favor acordáte que no tengo pareja! Pero no, siempre lo mismo, me vuelve a decir que me porte bien con el desgraciado que supuestamente comparte mi vida. Y aunque le contesto, mirando fijamente el monitor e intentando hacer telepatía con el astrólogo que seguramente lo escribió especialmente pensando en mi, nada sucede, al otro día de nuevo dale con la pareja.
Cuando “el ámbito laboral” se pone denso, entro en puntitas de pies a la redacción. Aunque a veces hago todo lo contrario y no pasa nada. Pero ayer, por distraída, porque la torpeza es genética y mi abuela se sentaba en el cordón de la vereda a reírse cada vez que se caída, me llevé puesta una cajonera. Hoy una hermosa frutilla tirando a podrida decora mi muslo izquierdo. Y el horóscopo me lo había prevenido!

En esta jornada es posible que tu seas la víctima adecuada para un problema que ha surgido en el ámbito laboral

El problema fue que nadie me avisó que no se puede caminar y corregir la página del vecino a la ves.
Pero lo que más me preocupa es ese zumbido constante de la monotonía. La rutina no es mi fuerte, y mientras más horas paso en la misma posición, sentada en el mismo lugar y bajo el mismo foco de luz, más miedo me da.
Algunos lo llaman madurar, acortar las vacaciones, ganar tus propios ingresos...yo lo llamo, quisiera ser Peter Pan.

domingo, 19 de octubre de 2008

Mea culpa de una Chica Country

Es asombroso como los olores pueden sacar a los recuerdos de sus respectivos cajones mentales. Aunque mi pasado me condene, debo admitirlo: alguna vez fui una niña country.
Si de esas que juegan al hockey y al tenis, pasan las horas andando en bicicleta y que tienen una pandilla con nombre, apellido y cantitos pegadizo. Amaba estar en ese lugar donde, si te mandabas alguna cagada, tus padres se enteraban más rápido de lo que vos tardabas en pedalear hasta tu casa.
Todo eso volvió a mi mente en una noche de pasto húmedo, búhos que giran demasiado su cabeza y aceleres en moto a no más de 30. Estoy de vuelta en uno de “esos lugares”, pero esta vez, desde otro lado.
Fue también una de esas noches de cuartos todavía en cajas y placares llenos de recuerdos. Novelas románticas cien veces leídas en piloncitos para coleccionar y cartas desparramadas en una cama de dos plazas que se sentía vacía aún tendiendo la compañía de mi perra.
Maratón de películas (que no podían dejar de ser románticas) en computadora portátil, dígase laptop, prestada. Y de repente, el papel que intentaba hacer de cortina (o como le gusta llamarlo a mi viejo “black out”) se desprendió de su cinta barata y me dejó ver la luna. Fue extraño, tan solo se necesitaba ese pedazo desprendido para verla. Y de nuevo los recuerdos, algunos baratos, de noches pubertas. Cuatro sacos locos, colgados de un placard semi vacío, le dieron la despedida tardía al invierno mientras ya jugaba a probarme ropa de mamá. Lo vintage está de moda.
Abrazado a mi, y con olor a naftalina, el muñeco que mama (sí, sin tilde, por que mama era la nona, bobe, nany o como cada uno quiera llamarla) me tejió, como a todos sus nietos, al nacer. Hace poco me sorprendió ver como en un negocio de videojuegos y otras especies vendían muñecos tejidos de los Bakardigans y hasta de Barney. Pensé que eso ya no existía… pero al fin y al cabo, todos tenemos derecho a nuestro peluche de lana.
Dentro de la valijita de los Simpson, esa que usaba para llevar el almuerzo al campo de deportes, encontré a Rafael, mi tortuga ninja, junto a la amiga de frutillitas, la de pelo violeta. Recordé que su pelo olía a algo así como frutos del bosque (¿moras quizás?) y al acercarla a mi nariz, no sentí nada… pero mi mente jugó a que sí. Otra vez los olores y su grandiosa habilidad de remontarnos al pasado.
Revisé un par de cajas más y decidí dejar de hacer ruido por esa noche. Besé al señor rana, pero no pasó nada. Ese sapo azul con coronita de plástico no es más que una especie de títere que venía dentro de un almohadón cuento. Chileno creo, regalo de la tía Leda, si mal no recuerdo. Era un almohadón con páginas almohadonadas que traía dos almohadones bebés, un príncipe rana y una princesa que se alejaba mucho a la que todos nos imaginamos. Y no me importa haber repetido tanto la palabra almohadón y sus derivados… es más… almohadón, almohadón, almohadón.
El cambio de hora me confundió y nunca supe si apagué mi portátil (lámpara en idioma yorugua) a las cuatro o a las cinco. Otra vez los inventos humanos, esas ganas de cambiarlos por conveniencia. Cuando todos nos acostumbremos y el jet lag sin avión se nos pase… el verano seguramente ya habrá terminado.
En fin, me fui a dormir sin encontrar el otro arito que perdí cuando por capricho quise sacármelo a mitad de la película y acostada del mismo lado de la cama que mi perra, le dije hasta mañana a una noche de mea culpa. Porque por un ratito, volví ser una chica country.

lunes, 13 de octubre de 2008

Feriado

El mal humor empezó cuando vi que los televisores del subte proyectaban tan solo lluvia. Y ahí recordé que era feriado. Y yo, con mi mochila al hombro y mi manzana a medio comer iba rumbo al trabajo.
Buscaglia musicalizaba mi pesar y la señora de al lado no paraba de sobarse los mocos. Porqué el subte estaba lleno si era feriado, no lo sé. Yo pensaba que se habían ido todos a Mar del Plata. Constitución nublado es todavía más deprimente. La mugre del techo que no deja entrar al sol si deja pasar la amargura de las nubes.

El sueño se resiste a marchar y empieza a transformarse en dolor de cabeza.
Pero las horas fueron pasando, como suelen hacerlo siempre, y las 7 y media llegaron antes de empezar a esperarlas.

Otra vez Constitución, pero esta vez con una luz artificial que aunque sea simulaba el buen humor. Un Grand Battement seguido por un Développé un Attitude y finalmente un Grand Plié. Me dieron ganas de retomar mis años de danza.
Cuando bajé al subte las pantallas de los televisores estaban en azul y no me molestó tanto. Por cosas del destino hice la conexión con la línea A y me transporté en el tiempo. Con un poco de miedo de ver al fantasma que ronda por esos pasillos, cerré los ojos y al abrirlos imaginé que todos eran Gardel y que Catita, de Niní marshal, me invitaba a bajarme del tren en la parada exacta.

Al fin y al cabo, el feriado no fue tan malo.

sábado, 11 de octubre de 2008

Delirio III

Hay veces que intento pensar cuando las cosas que ya me son cotidianas, entraron a mi vida. A veces lo logro y otras no.
Por ejemplo, la comunicación. Yo no quería ser periodista ("tarde piaste"- me diría mi tío), yo quería ser tantas otras cosas, pero nunca periodista. Y ahora como, vivo, vomito, duermo, sueño con/de/sobre/por debajo y ante todo con la comunicación.
Cuándo el comunicar pasó a ser una parte casi central de mi vida.... no lo sé pero siempre tuve ese afán por informar. Tal vez esta elección conscientemente inconsciente no es más que la resolución de todo lo que fui y soy (no se si de lo que seré).
De chiquita comunicaba todo, lo preciso, lo práctico y útil y también lo que nadie quería escuchar. No en vano me gané el apodo de "lorito" y una de las frases más repetidas por mi papá durante toda mi infancia fue: "Negra, calla a esa niña" (no, no salió de una telenovela del mediodía ....sí, es uruguayo...)
Analizándolo bien y sin negar que siempre quise ser quiosquera... parece que la comunicación hace bastante que ronda por mi vida, para mal o para bien.
Tanto afán por comunicar que a veces... termino autocomunicándome. Nada mejor que caminar por la calle y hacer una crónica mental de lo que te rodea. A veces la convierto en documental, otras en una película en blanco y negro donde solo lo que me importa resaltar viste el color. Me encanta imaginar que todos se desquician y que la vida termina siendo un gran musical.

Lo único que me preocupa es un comentario que escuché el otro día en la redacción: "los periodistas viven por lo menos diez años menos"... parece que el estrés nos afecta a todos...
Así que empecé reiki y shiatsu... tal vez un periodista no occidental dure un poco más... tendría que averiguar la expectativa de vida de los periodistas orientales...
por las dudas me compré un libro sobre el budismo... una especie de "hagalo usted misma" pero con la nirvana como objetivo.
Al fin y al cabo quién sabe, por ahí termino siendo la periodista más vieja del mundo...

martes, 7 de octubre de 2008

Carta de amor

Cada vez que me baño, me acuerdo de vos. Yo tenía quince y vos veinticuatro la última vez que usaste mi esponja rosa. Y a pesar que ya pasaron casi once años, sigue ahí, colgada, llena de honguitos y cada vez más lejos de vos. Me acuerdo como te gustaba que te enjabonara la espalda y si a caso paraba, tan solo para molestarte, dejabas de tararear tu canción de siempre, girabas apenas y sin mirarme me dabas esa mirada de reproche.
Recuerdo como si estuviese pasando en este presente eterno cuando te pusiste la misma remera del día anterior y me diste un beso de despedida. Tu pelo llovía agua y olor a mi shampoó, ese que sigo usando solo por vos. Me mojaste el cachete derecho y yo reí, todavía en pijama y con tu taza de café batido en la mano. Estabas apurado y a pesar que te quemaba, te lo habías tomado en dos sorbos. Sacaste de adentro de tu morral dos pesos y yo te dí las monedas que te había separado. Sonreíste y me diste otro beso, todavía no te habías acostumbrado a las nuevas máquinas de los colectivos.
Amabas la filosofía pero te habías decidido por el arte y ya faltaba poco para que terminaras el profesorado. Donde más te gustaba dar clases era en el jardín de infantes de la Boca. Decías que los chicos eran puros, que la sociedad todavía no los había corrompido aún y que sus trabajos eran obras de arte consagradas por la ingenuidad.
Bajaste las escaleras corriendo y saltando de a dos o tres escalones. Te dije que tengas cuidado y me resoplaste un gruñido.
Era viernes, de esos en los que mis papás se iban afuera y nosotros jugábamos a ser marido y mujer. La noche anterior te había hecho ñoquis, o por lo menos el intento. Terminaste improvisando una maza de pizza sin levadura y mi tuco y el queso rallado hicieron el resto.
Hicimos el amor tres o cuatro veces. Era una noche calurosa de diciembre y terminaste durmiendo con una sábana en el piso. Hacía más de un año que estábamos juntos pero todavía te daba vergüenza como transpirabas y te movías en las noches.
Tu mal humor de las seis de la mañana era terrible. Lo único que atinaste a decir fue: “mañana dormimos en la cama de tus viejos”. Sabías que me molestaba, que me daba cosa, pero no te dije nada.
Si tuviese que pensarte en gustos y olores, eras salado y tenías olor a mar. Cuando usabas algo mío te quedaba mi perfume impregnado y me daba mucha gracia, me ponía feliz, sentía que estaba dentro tuyo. Cada vez que te iba bien en un parcial o estabas contento por algo, me regalabas una flor de papel, esas de servilleta con el nombre del café de la esquina de tu facultad. Las tengo todas guardadas, en una caja de zapatos marrón y cada vez que necesito sentirte o tengo miedo de olvidarte, hundo mi cara ahí adentro hasta sentir que estoy con vos.
Mis viejos no te querían, eras demasiado grande y no entendían que podíamos tener en común. Yo estaba en primer año cuando te acercaste en un recital de la Bersuit con un papelito en la mano, promocionando tus talleres de arte. Al pasarme tu folleto, nuestras manos se encontraron y una descarga nos electrizó a los dos. El papel se cayó y me diste otro.
Yo me había escapado, mis papás pensaban que dormía en la casa de mi cuñada, pero estaba en mi primer Luna Park. Todo me parecía exótico, nuevo, raro y sobre todo vos. Te quedaste cerca toda la noche, pero sin hablarme. Cuando empezó a sonar Mi Caramelo, desde atrás me cantaste todo el tema. Mi amiga me tiraba del buzo, estaba asustada, pero yo nunca sentí más paz en toda mi vida.
Salimos juntos de ese recital, vos con una cerveza en la mano y yo temblando. No me quisiste dar, me dijiste que era muy pendeja y tiraste la botella a medio terminar. Me acompañaste hasta la casa de mi cuñada en La Matanza, aunque vivías en La Boca. Ese fue nuestro primer día, y no recuerdo que haya pasado otro sin que mis pensamientos giraran en torno tuyo.
Me encantaba verte en la puerta del colegio esperándome. A veces te parabas enfrente a mi ventana y cuando la profesora no te veía me hacías caras. Yo me mataba de la risa, era una niña envuelta en el éxtasis de algo nuevo.
Los viejos nunca me prohibieron verte, pero nunca les gustaste, por lo menos no hasta ese día.
Las peleas siempre terminaban igual:

- No entiendo por que estoy con una pendeja
- Si no te gusta andate a la mierda.

Al día siguiente me alcanzabas un dibujo en una hoja cuadriculada para que yo lo pusiera en mi carpeta y no podía evitar perdonarte.
Ese día estaba más contenta que nunca... Nos quedaba todo el fin de semana y el lunes para nosotros. Te tocaba ir a la facu un sábado pero a las once iba a pasar por vos e íbamos a ir al río. Me encantaba ir con vos a la costanera, me encantaba llevar tu guitarra al hombro y creer que sabía tocar mientras vos me explicabas tus teorías locas de como vivir.
Caminé hacia el baño mientras me desvestía cuando escuché la frenada y después el ruido que destruyó mi vida.
Lo supe, no se por que pero lo supe. Me puse de nuevo la ropa y corriendo salí a la calle. Tu colectivo estaba incrustado contra una casa y adentro apenas había movimiento. De a poco la gente empezó a salir pero vos no aparecías. Traté de subir, cuando te vi. Un fierro te había atravesado. Ilógicamente recordé cuando me habías relatado el accidente de Frida Khalo. Pensé que entonces vos también estabas bien, que no te había llovido polvo de oro pero tus tarros de acrílico habían rodado a tus pies. Pero ya no estabas, y yo, en mi pijama viejo de ositos, te sostenía la mano, buscando tu electricidad.
Martín, todavía te sigo viendo. En la calle, en los morrales baratos que todos tienen y que vos amabas. Te sigo viendo en mi ducha, con cara de mañana y pocas ganas de hablar. Te vivo en las peleas ajenas, cuando alguien levanta una sola ceja o hace una mueca con el labio. Cuando alguien juega al truco y no sabe disimular el beso, cuando no consigo disimular que te sigo extrañando. Y no es que no haya seguido con mi vida, es que la sigo pero también te sigo a vos. Ya tengo 26 años y un hombre maravilloso en mi vida que me comprende y aprendió a quererte tanto como yo.
Bueno te dejo, perdón si hace mucho no te escribía pero ahora la que esta terminando el profesorado soy yo y la tesis me está volviendo loca. Es sobre tu Frida Kahlo y la teoría de como ella si murió en ese accidente para dejar nacer en su mismo cuerpo a otra persona. A la inversa de vos Martín, que seguramente estás en otro cuerpo pero siendo el mismo.

miércoles, 1 de octubre de 2008

Salir del trabajo

Sentado frente a una computadora, escucha música y nubla los ojos al quedarse colgado.
No sabe mucho, en verdad siente que no sabe nada, pero es tan solo su autoestima destruida.
Juega con el teclado pero no escribe nada. Mira a lo lejos a una de sus compañeras buscando conversación pero ella también esta perdida en esa pantalla cuadrada que ciega la vista.
La ventana está borrsada, la suciedad no deja ver el día. El café barato de la máquina se ha terminado y solo resta hundir uno de esos nuevos cafés instantáneos en sobrecito, en una taza manchada por la cafeína. Se refriega un ojo, el lente de contacto se desubica pero no pretende arreglarlo.
La rutina es rutina. Las mismas páginas de internet en orden progresivo de aburrimiento, algunas teclas más marcadas que otras, redes sociales prohibidas que seguramente solucionarían muchas horas de acefalía... los segundos se trancurren en minutos que se hacen horas que dejan de pasar, aunque pasen.
Tiembla , no es de frío, ni de calor. Tan solo tiembla. Vuelve a mirar por encima de su monitor, nada, la gente no baila con la música que resuena en su cabeza.
Imagina que pasaría si la locura se apoderara de él. Seguramente jugaría a que su silla es un auto chocador o tal vez, desnudo, correría por el pasillo al grito de "todos somos monos". Se ríe solo y su compañero lo mira extrañado.
Tipea, tipea, tipea... de lejos un celular que suena, ya no como los de antes, con alguna cumbia barata bajada de Ubbi.
Se levanta, va al baño, mea, se la va las manos, de paso la cara y vuelve. Se sienta y se incrusta los auriculares en sus dos casi sordas orejas.Otra vez en su mundo.
19.48. 12 insufribles minutos lo separan de la libertad. Lo que duraría un beso de su ex novia. Se clava la uña del dedo gordo en la palma de la mano derecha. Se prometió hacerlo cada vez que Valeria apareciera en su mente. No vale la pena, pero tampoco pensar en ella.
Suspira, se hunde en su silla pero antes del segundo se vuelve a sentar firme. No debe mostrar pereza en el trabajo, por lo menos eso decía la nota de la revista de recursos humanos que se compró hace un par de semanas en el subte. Realmente odia la forma en que la información más irrelevante se le clava en la mente. Como cuando su psicólogo le dijo que si cada vez que pasa por abajo de un puente y pide un deseo y a la vez piensa en camellos, ese deseo nunca se le cumplirá. O como se le viene a la mente, desde la nada más profunda, los momentos más vergonzosos de su vida, para atormentarlo.
Leer sobre la correcta respiración de nada le sirvió. Sigue agitándose por nada y el costado izquierdo de su pecho se oprime cada tanto, como un ataque cardíaco ficticio.
Aunque quiera, nunca logrará que sus manos toquen la punta de los pies teniendo las piernas totalmente estiradas. No sirve para eso y la panza de cerveza cada vez lo deja más lejos de su meta.
Reírse de sus propias desgracias, convertirlas en chistes ácidos para que dentro de un monólogo depresivo, sirvan de diversión a los demás, es su especialidad. Sus ojos viscos, el cansancio que le cambia a las palabras su orden... todo es un chiste en su vida.
Cuando no sabe grita. grita con bastante frecuencia.
Cuando sabe, lo agranda más de lo que es.
La mayor parte del tiempo habla sin sentido, sin ganas, sin vocación. Solo habla.
19.59. Un minuto y se termina la agonía.
...
...
Afuera el sol cae, pero en vez de pensar que perdió toda una tarde encerrado en su caja de call center devaluado, piensa en la maravilla de ver la primera estrella salir... Afuera todo vuelve a ser lindo, brillante por la lluvia que acaba de lavar las veredas y hasta la suciedad deshecha es amiga.
Salir del trabajo siempre es un placer y un cambio de visión.

amor del más puro...


Esta foto representa mucho, demasiado para mi. En ella Rodriguito, rori como le digo yo.
Después de enojarse conmigo por que me volvía a Buenos Aires y tras una larga charla explicando el por qué y prometiendo volver... le pedí un beso y me dijo: "no dámelo vos".
Y así fue... con las lágrimas a punto de caer y haciendo ruido con la nariz, cerramos los dos los ojos y nos dimos ese besito tierno, ese que significa "hasta luego" y no un adiós.

martes, 30 de septiembre de 2008

Aburríte un poco

¿Cuántas son las ganas y cuánta la necesidad?
¿Cómo saber si tu cabeza está interpretando bien la situación o ya te ganó el cansancio?
¿Conviene siempre esperar a ver que pasa?
¿Y cuándo se espera demasiado?
El aburrimiento puede causar horrores en la mente humana, o quizás te puede llevar a imaginar y en la imaginación encontrar esa respuesta que buscándola, nunca la encontrarías.

mini conversación con sentido sentido

-Che...¿Y ahora que pensás?

-y no sé... depende del segundo del minuto.

delirio II

Antes de que se me caigan todos los dientes, quiero besar.

"Y él... ¿Cómo besa?"

Leyó en la Cosmo una monja de carcajada robusta y un libro de Danielle Steel en la mano, señales equívocas de que las cosas no andan bien. Como cuando pregunto si serpa cierto que los colores tiene sonido.
Una ventana al mundo se abre y una voz inconveniente se hace sentir a lo lejos. Con educación, pide permiso e informa que no siempre cunde el pánico.
Y las protagonistas olvidadas miran la obra en construcción de los fantasmas. Esa manera de clavar los ojos, con esa mirada de enlaces consumados y labios de aullidos, hacen que la imaginación y su doble se fundan en lujuria.
Los límites de la libertad solo llegan cuando los extremos se tocan, errados por naturaleza. Es que el que nos condena es el presente, no el pasado. Odio perder la noche durmiendo, pero amo dormir.
Los misterios mínimos me llevaron a darme cuenta que las variaciones de la vida no son lo que parecen y que la importancia subyace en la revolución de lo esfímero.

Y aunque no seas precisamente una lady, cuando la envidia se apodere de tu mente niña, no te castígues, derrótala.

Implorando por un significado, dices el adiós más cruel y subes tus pies a un banquito para luego saltar. Pero felizmente olvidas atar la soga al cuello y no son más que relaciones peligrosamente pasajeras las que te hacen pasar un mal momento y te quitan el sueño.
Es la hora del té y las crónicas y razones con trozos de verdad están a la orden del día.
La gente envenenada nunca va a participar de las rondas de mujeres vestidas de blanco y hombres de torsos desnudos. Eso, es seguro.

miércoles, 24 de septiembre de 2008

DELIRIO


Te arde la piel... Te tirás en la cama, tapada de frescas rodajas de tomate, pero el dolor no se te pasa, te arde...
Comiendo helado, manchás tu nariz, entre risas te confundís y te comés un beso, pero no sabe a menta...
Y ves pasar a la Torre Eiffel de tus sueños... ¿O en tus sueños?
Y una Vespa de película te pasa a buscar por una calle de barro.
Mientras vos intentás desclavar tus tacones rotos, tus pies, desacostumbrados, sangran sus ampollas y lloran en puntitas de ballet.
Finalmente, antes de despertarte, te movés hacia la nada misma, ¿O ella se mueve hacia vos? y te rendís, por que te das cuenta... no es más que una vuelta más del camino

martes, 23 de septiembre de 2008

Elección

Sos vos
pero no seguís siendo la misma.

Te diste cuenta que crecer no es solo transformación
sino reinvención y elección.

Ya no basta con vendarte los ojos
por que mirás con los otros sentidos.

No hay forma de cegarte,
la realidad está frente a ti
y tu única opción es enfrentarla.

Una cruz dentro de una cara
y la moneda pasó a tener una sola cara.

Puerta de mente abierta

Otro regalito...

Dos frases de los uruguayos Cuatro Pesos de Propina que me dejaron pensando:

"Estoy más en mi cabeza que al sol"

"el resto del dolor se va con vos a la deriva"

Hotel Familiar

En un hotel de Constitución hay un cartel que dice:

"Hotel Familiar
hay vacantes
no se aceptan chicos".

y más allá de la contradicción yo pienso... que pena no... de la alegría que se pierden.

lunes, 22 de septiembre de 2008

Volando de vida

Volando de vida. Es una canción de Raúl Porchetto y creo que no hay frase mejor para definir este momento.
Volando de vida, respirando vida, respirando amor, felicidad, plenitud... Como cuando era chica y las obligaciones no existían y jugar al té con mi mamá era el éxtasis más puro.
En mi cabeza, la vuelta a Chaco era miedo, angustia, temor, obligación, sentir que era lo necesario para cerrar una etapa. Pero fue todo lo contrario. No puedo negar que la paz me volvió al cuerpo luego de dos años y que el objetivo de separar al proyecto de la tragedia, se concretó. Pero la experiencia fue más allá de eso.
El miedo al deja vú, al último lugar compartido, a las lágrimas desconsoladas, se convirtió en ganas de revivir y recuerdos de todo aquello que siempre me lleno de tanta vida.
Los abrazos, los besos, las caricias, las cartitas... los chicos corriendo, esperando los juegos, con una energía tan simple y tan llena.
Es uno de los amores más puros que conozco. Por que no hay lazos de sangre, ni geográficos ni legales. Es amor por amor. Es quererse más allá de las distancias, más allá de todo... Son besos pegajosos, mezclados con leche chocolatada y tierra... son carcajadas regaladas por una mueca... manitos tapando ojos y preguntando “Adiviná quien soy”...
Es mucho, y a la vez es poco. Falta, falta tiempo... sobra, sobran ganas, sobra amor...
Volver a la realidad es difícil, pero te hace pensar. El cruce de realidades te lleva a valorar muchas cosas y a darte cuenta que tantas otras no valen la pena... Mantener a la gente que a uno no le hace bien, por la sola inercia de juntar gente en las montañas de la vida, pasa a ser absurdo. Cuando uno va allá y se enfrenta con gente que solo quiere darte y que valoran lo que vos les das, cambia todo.
Es respetarse a uno mismo y respetar al otro. Saber alejar lo que Budddha llamó Dukkha, el sufrimiento, lo dañino... tener cerca solo lo que a uno le hace bien. Mantenerse en el sendero medio, dejar los excesos y encontrar la paz interna.
Vuelvo a respirar. Siento como la paz me llena después de dos años.
Todavía me cuesta escribir lo que viví y lo que vivo... es como si los sentimientos quisieran explotar en mi garganta, en mi cabeza y en mi corazón... y de tanta desorganización, se traban y no saben como salir...
Seguramente más adelante me salga algo más...
Por ahora, estoy volando de vida.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

A poquito de Chaco...

Momentos antes de la aventura a uno siempre le dan ganas de arrepentirse.
Despedirse es un viaje a parte y más cuando los sentimientos están a flor de piel.
¿Qué significa que están a flor de piel? que no solo los sentís, sino que los tocas. La piel de gallina frente a un abrazo demasiado fuerte... las risas y los besos incómodos... las ganas de llorar sin saber por qué.
Todo vale, nada puede detenerse y de nada hace falta escapar... Hay que vivirlo para después decir yo soy fuerte y sentirlo, no solo repetirlo para creerselo.
Así que parto... por unos días los dejaré en suspenso... a la vuelta les contaré los mimos que recibí, las caricias cálidas y esas ganas gigantes de jugar que nunca faltan.
Saludos,
y hasta la próxima.

martes, 16 de septiembre de 2008

Atardecer en el lago Titicaca


Eje del éxtasis

¿Quién puede encontrar un eje para centrar mi éxtasis?
Busco una segunda pierna para mi apoyo final...

No seré lo que quieren que sea
ni lo que quiero ser...
pero sé que estoy en la búsqueda.

Crucé muchos puentes de frontera
y trastabillé antes de muchas llegadas
sin embargo, resisto.

Veo al presente como mi futuro constante
ya no cruzo los dedos
ni pienso que desear debajo de un puente
Solo cierro los ojos y camino derechito, tratando de no ver el suelo.

la tercerización de pensamientos

Es tan fácil la teoría y tan difícil la practica... Realmente a veces me sorprende como las cosas pueden ser tan claras en la cabeza pero a la hora de actuar el cuerpo hace exactamente lo contrario. ¿Quien ese esa otra fuerza sino nosotros mismos? ¿Acaso es el instinto? ¿ O el inconsciente tratando de ser consiente?
Y luego el arrepentimiento... esa angustia absurda por haber actuado de la forma incorrecta.
Y te gritás "Y jodete loca! es lo que te salió en ese momento!, por algo fue ¿O no?"
O no... no lo sé, pero pasa más de lo debido.
Y lo más gracioso es cuando uno se encuentra dándole consejos a una amiga y se da cuenta que son más aplicables en la vida propia que en la ajena, pero al tercerizarlos, tal vez, suenen mejor... También está la situación inversa, cuando uno recibe concejos y mira a la otra persona como diciendo "¿Flaca, por que no los aplicás en tu propia vida?"
Y si, haz lo que yo digo y no lo que yo hago, bue algo así...

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Buscando la sensualidad


No hay nada más sexy que quedarse con un perfume ajeno tras un largo abrazo... Tampoco se pueden omitir la peculiaridad de unas buenas clavículas o de una cadera bien marcada.
La forma de guitarra o reloj de arena del cuerpo de una mujer, que marca las horas y la música de su fertilidad.
Una barba no afeitada por días que se rebela o el pelo revuelto de un hombre que todavía tiene los ojos cerrados.
No importa si es hombre o mujer, si a caso pudiese ser hermafrodita y tener lo mejor de ambos, se llegaría a la utopía nunca cumplida....
No importa, la sensualidad no tiene sexo, tiene alma...
Hace poco hablaba con una amiga, en medio de una película de domingo a la noche, y coincidíamos en que la cocina es uno de los ambientes más sensuales que existe... La mezcla de olores fuertes con el tacto, con el gusto, con los sonidos... todos los sentidos se despiertan y entre ellos el que para mí tendría que ser el sexto, la sensualidad...
Es propia del ser y sobre todo del humano... la majestuosidad de una caminata, una mirada bien dirigida, una pestaña caída... son muchas las cosas que pueden despertar al sexto sentido. Solo hace falta saber hacerlo.

martes, 9 de septiembre de 2008

- Si te portas bien, cuando terminemos te llevo al pelotero.
- Ufaa pero me aburro!
- Viste negra, no se puede salir con estos chicos.
- Los hubieras dejado en lo de tu madre

No había nada más odioso que te llevaran los sábados por la mañana a comprar "cosas de grandes".

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Excusa para todo...

Ahora le dicen GEN...

El gen del adulterio masculino

Una investigación de científicos suecos atribuye la infidelidad de los hombres a la genética.

Parece que la infidelidad de los hombres es una cuestión de genes: según un estudio del Instituto Karolinska de Estocolmo, la culpa de los "cuernos" la tiene el alelo 334, que gestiona la vasopresina, una hormona que se produce naturalmente, por ejemplo, con los orgasmos.Por eso los hombres dotados de esa variante del gen pueden ser "peligrosos" para una relación estable."Es la primera vez que se asocia la variante de un gen específico con la manera en que los hombres se comprometen con sus parejas", explicó Hasse Walum, del Departamento de Epidemiología Médica y Bioestadística del Karolinska y uno de los responsables del estudio.El análisis se llevó a cabo durante 5 años con más de mil parejas heterosexuales que confesaron en tests psicológicos si se sentían felices, cómo era su convivencia, si reían o se besaban seguido y sobre el futuro de la relación.Resultó que los hombres con el alelo 334 (2 de cada 5 en esta investigación) afirmaron tener lazos menos fuertes con sus esposas y, además, ellas reconocieron que se sentían menos satisfechas que las que se casaron con hombres sin esa variante genética.

Diario La Razón

Sus labios de rubí...

por ella me haría hombre...


Motivos para NO enamorarse


Ayer fui al preestreno de "Motivos para No enamorarse", la película de Celeste Cid y Jorge Marrale.
Verla bajar los escalones del cine me hizo arrepentirme de ser mujer y heterosexual. Su belleza va más allá de los parámetros normales.
La película es normal. Encasillaría con las de amor de Polka-Suar (aunque no es una de ellas). Rápida, al principio hacer reír, pero luego se vuelve un poco lenta, rescatándose al final.
Jorge Marrale se supera cada día más y da gusto verlo en un papel que difiere con su villano de Vidas Robadas. "Teo", un hombre en sus cincuenta y tantos, es obsesivo con la limpieza, sensible y tranquilo pero ve su vida modificada por la aparición de "Clara", una hermosa mujer de tan solo 26 años con mucha energía pero mal distribuida.
Un par de diálogos imperdibles si sos soltera y estás entre los 21 y los 30.
Demasiados clichés juntos cada tanto cansan y hacen pensar que la película es demasiado película.
Sirve tal vez, para una primera cita.

Semanario

Me di cuenta que, cuando uno trabaja en semanario, es como si viviese una semana adelantada. Ya no se si me interesa lo que pasa hoy o la semana que viene. El jueves 4 ya quedó viejo y solo me preocupo por el jueves 11. Lo que pasará mañana ya es viejo y lo del viernes es tempranamente anticuado. El lunes y martes se acerca bastante, pero si ocurriese el miércoles a primera hora sería ideal, fresquito y calentito como pan recién sacado del horno.

miércoles, 27 de agosto de 2008

Consejo


Tengo una amiga que se come los pellisquitos de las manos y otra que no deja dedo con uña. También conozco un susodicho que se arranca los pelitos de la ceja y otra que se depila el bozo una vez por semana. En mi cuadra existe un fulano tal que usa hisopos cada vez que se baña (y si no se baña también y si se baña dos veces... y si, las dos), es que tiene miedo que le quede crema de enjuague adentro del oído. Y el amigo del primo de mi amiga se saca las pelusas del ombligo cada vez que encuentra una. Un anónimo que yo conozco admitió que entre tres y cinco veces por semana se limpia la mugre de los pies y que su novia, que hace yoga, se come las uñas del pie izquierdo.


Cuando te sientas obsesionado, aturdido, repetitivo... GRITA!

y no al lado de las vías del tren para que nadie te escuche, GRITA! en donde sea y cuando sea!

Que hace bien.

pegajoso

Las propagandas más pegadizas son las de la radio...

"alfajor Grandote.... doble y triple saborrrr"

"Dale fútbol, quiero fútbol... pasión que nunca se a bandonaaa"

cada vez que escucho la radio, termino tarareando todo el día.

lunes, 25 de agosto de 2008

Mirar hacia atrás...

Esto es algo viejo, tiene su tiempo ya, pero lo encontré en la contra tapa de la Guia T y me di cuenta de los cambios que vive uno a través de los diferentes momentos, diferentes etapas... y otra vez ese sentimiento de padre que mira orgulloso a su hijo mientras comete sus primeras travesuras. Mirar al pasado, a lo que dolió, pero ya pasó, a veces saca sonrisas de crecimiento.

Ni transitar las mismas calles
ni disipar las mismas nubes
ni correr entre los mismos atavios

Es el desamor el que corre por tus venas
saboreando la sangre y a amarga

Mi casa llena de calas
anticipan tu luto.
por una cabeza de acero
y un corazón de carne.

Salta la cuerda...

Ella saltaba la cuerda con la inocencia de una niña pero no se daba cuenta del movimiento de sus pechos que se movían a des ritmo. Sacaba su lengua, teñida de rojo, por un chupetín que, ante la impaciencia infantil, había destrozado con los dientes. No era una lolita, eso estaba claro desde un principio, pero parecía querer seguir siéndolo. Sus casi veinte años estaban disfrazados bajo una pollera demasiado corta y unas medias cancán de lana.
Sin embargo, su felicidad parecía excitarla y aún más a los que la rodeaban. Nada la motivaba más que una soga sumbándole al oído. Nadie podía ganarle, eran años de experiencia, décadas de saltar la cuerda...
Mis ojos siguieron caminando, ya no se posaron más en su pantorrillas. Sabía que al día siguiente volvería a verla, no me preocupaba. Seguramente con un día más de vida, con un salto más de sus formas exageradas, cubiertas por un querer infantil que cada vez se apoderaba menos de ella.

lunes, 18 de agosto de 2008

Drama de sábado por la noche


Domingo de invierno

Penetré el bosque con tan solo unos pasos. Cerré los ojos mientras me acurrucaba contra un árbol y escuché al mar rodeándome. La tierra, escasa de pasto, mojó mis pies descalzos y humedeció mi vestido blanco.
Escuché pasos de charol y abrí tan solo un ojo. Una niña de trenzas largas perseguía a un conejo y con la torpeza característica de su edad, cayó al suelo tras tropezarse con una rama. Enojada, y con la cara enrojecida, se levantó y consiguió ubicar nuevamente a su presa, para salir corriendo detrás de él.
Volví a cerrar los ojos y recordé que cuando era niña quería ser carnicera. Me encantaba la perfección con la que la máquina cortaba la carne, pero odiaba su irritante chillido. También quise ser "juguetera" y "quiosquera"... quería ser tantas cosas... y soy tantas otras...
Cuando desperté de la siesta, mi perra roncaba a mi lado. Me acerqué a la casa y vi a los mismos cinco patos de siempre nadando en la pileta, ya convertida en un lago. Una voz me dijo: "no pises las margaritas" y sin querer me encontré haciéndolo. Es que el pasto estaba atestado de esos soles amarillos, tantos que hasta me producían asco, rencor por su honorable magnitud. Me agaché para cortar una y no pude. Un remordimiento me llevó a morderme el labio y encoger la mano, con el movimiento exactamente inverso que me había llevado a estirarla.
Abrí la puerta de vidrio y me sumergí en el embotellado aire caliente de domingo por la tarde y fútbol en la radio. Mi mamá tomaba mate mientras miraba, entre pausas de diario, hacia afuera. Los patos seguían ahí y la escena era tan poco obscena que hasta daba una especie de dulce e irritante ternura. Como la de los caramelos ácidos. Mi papá hablaba con la radio, sin respuesta alguna... "un medio de comunicación unilateral..." pensé yo, pero no hay caso... hace casi cien años que la radio está en el país y los argentinos no entendemos que nunca nos va a responder...
Me comí un vigilante, le robé el mate a mi mamá y sonreí, sumergida en una manta y con las últimas hojas de un libro entre mis manos. Mi cuerpo se inundó con ese gustito amargo de terminar algo que nos gusta y a la vez, esa sensación de realización de una obra terminada. Es que el lector también construye el libro mientras lo lee.
Se fueron las horas y el domingo comenzó a partir. El día terminó con anécdotas de niñez subidas en un auto que avanzaba a poco más de veinte, en una caravana de autos volviendo de un día de campo. Sin duda, no hay finales perfectos pero si encajables.

viernes, 15 de agosto de 2008

Para eso está

"Hay mira! ella pone foto en el perfil"

Y si, para que te ponen una ventanita con la inscripción "suba su foto"...
Parece que es mas cool no ponerla.
¿Seré demasiado flogger?
Sic
esa es la cuestión.

Casi casi como en Centroamérica

"Que horror, estamos rodeados de asesinatos, ya nos parecemos a Colombia"

Le dijo una señora a su marido en el subte,
cuando ojeaba "La razón".
Faltan los 22° promedio señora.

jueves, 14 de agosto de 2008

A los tambores

Salí de la Facultad y caminé rumbo al Parque Centenario, como de costumbre, como cada jueves.
A mitad de camino, el redoble de unos tambores me erotizó la piel. Hace mucho que no escuchaba a unos tambores sonar con tanta sensualidad. Me perdí... dejé de lado mi camino cotidiano y me encaminé hacia la penumbra erizante del parque. Llegué hasta su lago y con la poca luz de unos faroles lejanos, tan lejanos como la luna, que iluminaba aún más, los vi. Eran más negros que la tierra, más brillantes que el agua... Sus pupilas se posaron en mi, pero la música nunca paró. Mi cadera automática se despegó del tedioso caminar para moverse a un ritmo desconocido.
No duró mucho, no creo que haya pasado el minuto... Pararon para descansar y yo desaparecí con el doble de rapidez con la que había llegado.
Tomé el 15 y volví rumbo a mi casa.
Pero los pelos de la nuca segían tan erizados, tan erotizados... bailando al ritmo de esos tambores que todavía laten en mi dolor de cabeza.

para el deleite de mujeres... y por que no también hombres.

Emmanuel Horvilleur.

martes, 12 de agosto de 2008

Vestido rojo


Deseoso por tener ese vestido rojo entre sus manos, entrecerró los ojos y suspiró como la pava al hervir el agua. Ssssssss. No pudo hacer otra cosa. Las caderas se le marcaban y su ropa interior tendía a desaparecer mientras retrocedía.
No quiso mirarla a la cara, tenía miedo de perderse en la locura y no volver nunca más. Por vistazo sabía que era morocha y que los labios acompañaban a su vestido. Era del largo perfecto. Era la perfección. Por encima de las rodillas, por debajo de la mitad del muslo. La imaginación estaba salvada.
Ella se sentó tan solo un asiento más adelante y al correrse el pelo hacia un costado, dejó ver su hombro acaramelado. Sus palpitaciones aumentaban pero parecían estar por detenerse en cualquier momento. Resultaba ofensivo respirar cerca de ella, pero respirar el mismo aire era una adicción que no podía controlar.
Sin ese vestido rojo, nada hubiese sido igual. Seguramente no la hubiese mirado, ni notado su existencia. Era como una gota de sangre en un mar oscuro, triste, recién desenterrado.
No sabía su edad, ni le interesaba. Podía tener doce y ser una exquisita lolita o cincuenta y ser la mujer más exuberantemente madura y hermosa que alguna vez haya visto.
Ella notó la presencia de una mirada a boca abierta e inclinó la cabeza hacia un lado, queriendo observar el dueño de aquella energía. Pero él, negado a saber la verdad, cerro los ojos con fuerza, como queriendo cegarse. Incómoda, avergonzada por los ojos que no querían mirarla, pero sin saber el por qué, se paró y marchó hacia la otra punta de la sala. La función estaba por comenzar y las luces se apagaron en su camino. El no pudo ver donde se sentaba, ni la encontró cuando las luces volvieron a encenderse. Repudiándose por su actitud, marchó lento hacia su casa, como tratando de olvidar esa espalda que lo había cautivado, seguramente, de por vida.
No volvió a verla, pero la seda de ese vestido quedó grabada a la perfección en su mente. Cada noche, cada luna nublada, creía sentir ese vestido rojo rozarlo, Pero al abrir los ojos, solo encontraba a la misma mujer de siempre, con un baby doll que su mujer se obstinaba en llamar colorado.