jueves, 25 de diciembre de 2008

Natividad

Cajas de navidad empresarial, llenas de culpa por la falta de fiestas de fin de año, copan la ciudad. Papa noeles de todos los colores transpiran las camisetas de los shoppings y en una madrugada que siente la calle, unas chicas de vestidos Ona Saens y zapatos Ricky Sarkany llaman grasas a otras, de pollera de jean de cuarenta centímetros, estrapless rojo y gorrito de papa noel con luces de colores. Al fin y al cabo van a terminar bailando en la misma fiesta, compartiendo los mismos hombres y moviendo el culo al ritmo de la misma canción.
La mayoría cree en sus padres que traen regalo y no en el nacimiento de alguien al que nunca llegaron a conocer por que lo crucificaron a destiempo. Comidas hipercalóricas que no acompañan el clima y garapiñada con más azúcar que garra. Las cajas que nadie entiende por que llaman canastas (canasta básica, canasta que queda más coqueta, canasta que tiene nombre más festivo) se van vaciando y el cartón sirve para el asado del veinticinco al mediodía casi tarde.
Por fin ya pasó la navidad. Natividad de quien sabe qué. Hallmark pasará "Cuentos de Navidad, el musical" por una cuantas horas más y después todo estará destinado a pensar que el año, 365 días más negros que blancos (deducido por encuesta general de espíritus desinflados) por fin está por terminar.

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