60 Caracteres : pegajoso

miércoles, 27 de agosto de 2008

pegajoso

Las propagandas más pegadizas son las de la radio...

"alfajor Grandote.... doble y triple saborrrr"

"Dale fútbol, quiero fútbol... pasión que nunca se a bandonaaa"

cada vez que escucho la radio, termino tarareando todo el día.

8 comentarios:

yo27 de agosto de 2008, 10:51
ninguna más pegadiza que la de bardahl
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Unknown27 de agosto de 2008, 13:09
jaja es verdad!
la de bardahl es terrible!!
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Victoria De Masi27 de agosto de 2008, 14:55
pará Jazz: la del alfajor es Grandote, no Jorgito. Lo sé porque bastó escucharla una vez para repetirla tooooodo un domingo!!!!
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Unknown27 de agosto de 2008, 20:21
jaja e sverdad ocmpañera viajera! como siempre suelo equivocarme las letras y reproducirla!!! ahi va el cambiazoo
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Rodrigo Spiess29 de agosto de 2008, 18:36
jaja! decimelo a mí que tuve que repetir esas publis como un loro para aprobar radio en tercero!
...La que me mataba era:
"Ya probaste el chiquito?!!... ahora, proba el grandote! Alfajor Grandoteee! Dobbllle y triiippllle saborrrrr!"
jejeje...
Hasta soñe que me perseguía ese alfajor gigante! Maldita publi!!!
Sigue bueno el blog, eh!
Exitos!
p-d: Asi que mandaste Alfajor Jorgito? Maliiiisimo!! jajaja
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Victoria De Masi29 de agosto de 2008, 20:25
Cuál es la de bardahl?
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Anónimo3 de septiembre de 2008, 7:02
Yas, la más pegotosa es la de colchones Canon!!!

"Canon, eres mi colchón, cuando en tí descanso, me siento mejooooooooor"

pegotosa si las hay... jajaja!
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Unknown3 de septiembre de 2008, 12:22
NO! la de los colchones! listo, confirmado, ahora no puedo dejar de cantarla jajaja
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Somos esto...

Mi nacimiento fue como suelo llevar mi vida: obsesivamente planificado. Tanto que un mes antes (tendría que haber nacido en 24 de agosto de 1986) mi mamá me expulsaba de su vientre por una rendija llamada cesárea. Mis papás me nombraron Yasmin Aymara Olid Fernández. Yasmin la árabe. Aymara la andina, Olid la turca y Fernández la gallega.
Crecí siendo parte de la generación “Carlos”, donde los juguetes importados brillaban en las vidrieras de los primeros shoppings. Sin embargo, por elección de mis padres, viví mi infancia sumergida entre juguetes de madera y páginas amarillas de los libros que cambiábamos en parque Centenario.
A los doce me enamoré, artísticamente, de Frida Kahlo. La descubrí oculta en un mural de Diego Rivera cuando visitaba México D.F. Por un congreso literario. La busqué y la encontré: me apasioné con sus colores e intenté vivir con su fuerza. En ese entonces me pregunté qué hubiese sido de ella sin sus frondosas cejas y qué sería de mi sin mis largos pies. En menos de un año pasé del talle 37 al 41 y cual payaso inflable con base de arena, que rebota contra el piso, mis pies me causaron más visitas al suelo de lo imaginado. Hoy ya llevo veintitres años y una tumultuosa colección de 20 yesos. Recorrí las carreras de Letras y Comunicación para quedarme con el periodismo. Alguien me dijo que me vendí a los medios...
El 8 de octubre de 2006 un accidente cambió mi vida. Volvía de un viaje a una escuela rural en el Paraisal, Quitilipi, Chaco cuando un conductor ebrio zigzagueó por la ruta y se estrelló contra el micro en el que viajaba. Perdí nueve compañeros y me gané una marca por el resto de mi vida. Hoy creo sólo en el pasado y el presente: vivo el día a día.