Hoy descubrí el peso del alma. Es el mismo que se posa sobre el pecho y no te deja respirar y que nosotros, por el afán humano de nombrarlo todo, llamamos angustia. Es ese mismo que te empuja el corazón hacia las costillas y que nosotros, con el mismo afán, llamamos felicidad.
jueves, 3 de diciembre de 2009
martes, 1 de diciembre de 2009
1/2 Litro
Mi día empezó siendo perfecto. Bandeja de madera, medio litro de café con leche, dos galletas de arroz con un kilo de mendricrim y BC, mi perra y yo tiradas en la cama, viendo por enésima vez Beverly Hill 90210. La secuaz en la que escribo obviamente a mi lado, recalentándose sobre las sábanas por no poder respirar (mi viejo me explica una y mil veces que la tengo que apoyar en la mesa, que los ventiladores están en la parte de abajo, pero, como también dice, siempre me salgo con la mía y pocas veces obedezco). Y eso que la cama es de una plaza, pero entramos todos, o mejor dicho todas: LA bandeja, LA perra, LA computadora y Yo. El día siguió siendo aún mejor. Correa en mano, bolsita por si mi perra se decidía a arruinar las veredas del barrio, un libro que dista de ser literatura universal pero que me entiende mejor que mi psicóloga, ahh y el pareo con olor a bronceador de zanahoria comprado en oferta en la barra del Chuy y manchas de fernet de cuatro días (que parecieron uno) en Gualeguaychú. Todos en un bolso semidestruido al igual que mi canto modificado que aullaba: “vamos a la PLAZA oh ooh oh”. Elegir un lugar en esa manzana de pasto, arena y barro podrido es difícil, y que no tenga olor a mierda o que esté en contra del viento para no sentir las oleadas repulsivas del “arenero” para perros, es aún más difícil, pero con estrategia cuántica y un gran conocimiento del establecimiento, se puede llegar a lograr. Es mi primer día mental y físicamente alejada del estudio. Sí, me queda un ladrillo universitario (que pesan más que los comunes), pero recién pasará a ser edificio en febrero, por ahora es más importante lograr que las vacaciones no sean un desastre económico. En este momento las posibilidades de quedarme varada en medio de la selva peruana, sin medio sol en el bolsillo, son más altas que las de terminar el Camino del Inca sin un esguince o con los dos pulmones (no creo que los saltos de danza logren hacerme llegar al final sin morir de asfixia). NOTA: empezar a correr, trotar, caminar, alrededor de la misma elegante plaza donde me siento con un torpedo de limón en una mano y el libro que relata gran parte de mi vida en la otra.
Mi día terminó mejor aún. Copa de vino en mano, de esas que llevan como medio litro, el final del libro en la otra (sí, me lo devoré) y mi perra a mi lado, luego de pasar un rato en lo de mi amiga, nueve pisos más arriba, despotricando contra el destino y vaciando otro par de copas más.
Es difícil decidir qué es lo mejor. Si hay algo que me ha costado en la vida es tomar decisiones, porque siempre se deja algo de lado. “Todo no se puede” me decía mi vieja de chiquita, cuando intentaba agarrar el huevo Kinder, las papas fritas, el Topolino, y el camión de las Tortugas Ninjas a la vez. De fondo mi viejo gritaba: “El burro trabaja doble”. Y si, se me terminaba cayendo la mitad de las cosas y tenía que limpiar todo o hacer dos viajes. No se puede estar soltera y casada a la vez, no se puede tener frío y calor, no se puede querer ir a china y no juntar el 1,10 para viajar en subte. Hay que elegir, optar, resignar. Y yo hoy opto no por lo que me parece mejor, sino por lo que me hace bien. Tazas de medio litro, sin importar el contenido, plazas olorientas y muchas ganas de hacer nada.
jueves, 26 de noviembre de 2009
Mapa amoroso
Lo terrible de “enamorarse” cada medio segundo es que después no hay esquina, plaza, bar o quiosco que no te recuerde alguna historia fugaz. Caminar por la ciudad se hace difícil cuando la obsesión pasa por lo que parece llamarse amor. Ese libro que leías mientras tal, la palabra que cada vez que usas te hace acordar a cual. La violencia de los labios de aquel, el dolor de espalda por aguantar el propio peso a upa de tal. De ellos la misma canción, de tal cual el nombre para mis hijos, del otro el quizás, de ese, la espera. De dos, ese miedo a que no pasara, del tercero que el amor a distancia no sirve, aunque viva en la otra cuadra. De todos, otra vez las canciones y la nueva estrategia de asignarles melodías con letras baratas, para después no sufrir porque simplemente no las escuchás más. De los cuatro primeros el duelo eterno. De los cuatro últimos, el duelo de medio día. De ese su mal aliento, de muchos su prejuicios, de algunos sus condicionantes. Es difícil “enamorarse” cada medio segundo, transitar por la ciudad se termina haciendo, cuadra a cuadra, más duro, hasta llegar a cubrir todo el mapa, cortesía del subte, a la salida de otra cita frustrada.
sábado, 21 de noviembre de 2009
Desvío estandar
Hoy es día para cruzar a comprar facturas sin corpiño. Facturas para uno… dos, tres y la dieta se va al carajo. El chino de la lavandería grita tu nombre desde la vereda de enfrente y saluda con la cabeza, pero moviendo absolutamente todo su cuerpo. Su mujer se asoma y también te saluda, aunque se equivoca y dice el nombre de tu mamá. Cada palabra nueva, aunque sea un nombre propio, debe ser repetida una centena de veces. La tarde sería completa si la pava no llegase a hervir, el mate no estuviese lavado antes del segundo sorbo y en vez de hojas desparramadas con fórmulas de varianzas y desvíos estándar la televisión apagada proyectara alguna película barata de bailarines frustrados que terminan finalmente encontrando el camino de su vida.La lluvia ya tiene olor a vacaciones, o yo me lo imagino. Cada tanto me recuerdo por qué hago lo que hago. No siempre estoy contenta con la respuesta. Y menos en los sábados de lluvia con gusto a domingo.
martes, 17 de noviembre de 2009
Incontinencia
De chiquita me tomaba el Nesquik lo más rápido posible para llegar al fondo, donde se mezclaba el azúcar y el chocolate no diluido, y morderlo, triturarlo con las paletas hasta desaparecer. También dejaba adrede burbujas de polvo no diluido en la cima, para poder explotarlas y sentir como el Nesquik (o Vascolet en caso de encontrarme en tierras orientales) se pegaba a mi paladar.
martes, 3 de noviembre de 2009
Ajeno
lunes, 2 de noviembre de 2009
Ciega
Es difícil que te vean cuando uno no ve. Caminás por la calle y los pies ajenos te hacen tropezar. Es difícil que te vean cuando la mirada barre el suelo. Nunca levantás la mirada del suelo para enfrentar los ojos ajenos. Es esa vergüenza que producen las pupilas ajenas, como intentar construir una torre de rastis desde la cima, sin una base que la sostenga, apoyando los pequeños bloquecitos en el aire, con la intención de que se sostengan solos. Aunque los ojos se hayan inventado para ver, aunque la miopía solo te ciegue el setenta por ciento de tu vista, el problema no es la falta de su uso, sino la lluvia interna que no te deja mirar y menos ver. Como cuando jugás al truco y todos te alagan por las buenas manos que te tocaron, pero vos no sabés diferenciar un siete de basto de una reina vanidosa.
domingo, 1 de noviembre de 2009
tu pupo
lunes, 26 de octubre de 2009
Siendo, fui
Se me secan las pupilas ante la falta de lluvia. Una hoja cae adentro. Cae del techo. Imagen surrealista, el comienzo de un cuento fantástico que no es. Lo veo por el vidrio y mi primer reflejo es mirar hacia el techo. Nada. Ningún árbol se desmiembra dentro de mi casa, ninguna ventana abierta que la haya dejado entrar. Mi perra se acerca con la hoja en la boca y la deja a orillas del sillón y el silencio hace ruido. Estiro la mano y la hago polvo asfixiándola en mi puño. Cuántas veces he estado en este lugar, ahogada por el cielo sucio, rozando las nubes que me hacen bajar la cabeza. Viendo como mis pies juegan en las cenizas de algún ser que fue. Cuántas veces he pasado por el mismo marco de la misma puerta, cruzándola desde adentro y desde afuera sin saber donde radica el mundo exterior. Cómo se hace para no adivinar más el futuro y creer que esa hoja que el techo me regalo es fruto de la paciencia de una siesta sin retorno. No pude verlo, recién hoy me llega el eco de tu voz. No pude sentirla, recién hoy me raspa la piel reseca por la falta de tu caricia humectante. No pude jugarla, recién hoy mis piernas se enriendan entre las sábanas mojadas. Y nada cae del cielo más que agua, agua sucia. Y esa vez que dijiste porque sí se transformo en un quizás y luego en un tal vez para terminar siendo un definitivo no. Tu mente lo hizo, el viento te obedeció. Y terminaste siendo y yo fui.
jueves, 22 de octubre de 2009
Incierto
Como los relojes de Dalí y esa langosta que llama por teléfono. Como las ganas de comer un bizcochuelo de vainilla con dulce de leche cuando la gastritis ataca tu sistema digestivo y la acidez te llega al aparato respiratorio. Como el futuro imaginado mil veces. Como las ganas de pegarle a alguien una buena patada en los huevos, para ver que se siente nomás. Como saber si tu profesión va a llegar a algo. Como dar una clase de lo que no se debe hacer. Como romper con lo acertado. Incierto, solo incierto.
Rosa Mística - La realidad se sube al escenario
Un bebé muere alcanzado por una bala policial en un confuso operativo antidrogas en una villa del bajo Bulonge. La familia le levanta un altar y el bebé muerto se convierte en el nuevo “santito” del barrio.
Obsesiones religiosas encarnadas en una niña de tan solo 12 años. Una villa, el misticismo que puede producir la muerte de un bebé que nada tenía que ver con nada. Ignacio Apolo vuelve después de cinco años a la dirección y el producto es una obra que transporta a otra realidad, la de la violencia contenida, donde la fe es lo único que puede sostener a todos.
Continúa en http://www.multicorriente.com/
martes, 13 de octubre de 2009
Costilla
Que la memoria te falle es un halago de tu mente. Un mimo que te acaricia por dentro. Que el “que pasaría” te deje de perseguir es un alivio. Un murmullo frío que corre por las canaletas de tus venas. Los reproches son ajenos cuando nos los inventamos. Cuando después de un día de calor que te hace empezar a sentir el verano, el ruido de un viento anunciante te tapa la nariz. Es tan solo querer querer. Saber que para dar el paso que sigue, hay que estirar la pierna, hay que flexionar las articulaciones de la rodilla, hay que decirle a nuestro cerebro que envíe la orden, o por lo menos pregunte si queremos seguir avanzando. Porque ser estática es solo eso, quedarse quieta, sentirse estalactita, sin pensamientos, sin sentimientos, fría y esperando la hora de caer. Sin embargo, avanzar es saber que se puede chocar contra una pared. Es saber que podes pisar mierda, pero ver en eso buena suerte y no un olor en el zapato. Las piedras no van a desaparecer, pero si hacerse más liviana con el solo hecho de admitir que están ahí, entre la quinta y la sexta costilla.
Caer
Una hoja cae adentro. Cae del techo. Se podría decir que es una imagen surrealista, que es el comienzo de un cuento fantástico, pero no lo es. Lo veo por el vidrio y mi primer reflejo es mirar hacia arriba. Nada. No hay ningún árbol dentro de mi casa ni ventana abierta que la haya dejado entrar. Mi perra se acerca con la hoja en la boca y la deja a orillas del sillón.
Dormir bajo un árbol y sentir el ruido de las hojas al caer. El olor a otoño se mezcla con la primavera regalada y el silencio hace ruido. No sé que siento pero siento. No sé que vivo pero vivo.
Dormir bajo un árbol y sentir el ruido de las hojas al caer. El olor a otoño se mezcla con la primavera regalada y el silencio hace ruido. No sé que siento pero siento. No sé que vivo pero vivo.
Rompo la hoja con la mano, hasta hacerla polvo, y sé que nunca existió. El polvo se va con la brisa que nunca corrió y yo me levanto de mi siesta, con la sensación de no haber dormido nunca.
lunes, 12 de octubre de 2009
Concha
Para las mujeres, los “hombres mitos” son como los molinos para Don Quijote. Los “hombres mitos” suelen ser los que te dejaron y te olvidaron. Porque con dejarte no basta, te tienen que olvidar. Todavía no sé porqué estoy leyendo teología pero el apunte de mierda me inspira.
Ahora que puedo respirar sin que me soplen la nuca pienso: Las verdades que pretenden ser absolutas me dan fobia, pero cada tanto hay que escupirlas.
Ahora que me puedo quejar tranquila, dejo de ser la romántica de pasacalles para despotricar contra el sexo opuesto y el mío. ¿Qué tan difícil puede ser hacer lo que uno quiere y decir lo que uno piensa? Parece que más de lo que el ser humano puede tolerar. Si fuésemos lo suficientemente estúpidos como para entender que las diferencias entre sexos es poco más de lo que cuelga entre las piernas, nos daríamos cuenta que pensamos más parecido de lo que creemos y menos diferente de lo que todos piensan.
Aceptalo como hombre, atrévete como mujer, que lo único que puede durar es el rubor de tus cachetes. En tres días todos se olvidan de la boludez que dijiste y solo lo recuerdan en las reuniones anuales de ex amigos o egresados.
Tus molinos de viento no son más que tu cabeza achicharrada por las malas experiencias. Lo bueno es que siempre hay alguien que acepta que sos menos boluda (o boludo) que él.
Ahora que puedo respirar sin que me soplen la nuca pienso: Las verdades que pretenden ser absolutas me dan fobia, pero cada tanto hay que escupirlas.
Ahora que me puedo quejar tranquila, dejo de ser la romántica de pasacalles para despotricar contra el sexo opuesto y el mío. ¿Qué tan difícil puede ser hacer lo que uno quiere y decir lo que uno piensa? Parece que más de lo que el ser humano puede tolerar. Si fuésemos lo suficientemente estúpidos como para entender que las diferencias entre sexos es poco más de lo que cuelga entre las piernas, nos daríamos cuenta que pensamos más parecido de lo que creemos y menos diferente de lo que todos piensan.
Aceptalo como hombre, atrévete como mujer, que lo único que puede durar es el rubor de tus cachetes. En tres días todos se olvidan de la boludez que dijiste y solo lo recuerdan en las reuniones anuales de ex amigos o egresados.
Tus molinos de viento no son más que tu cabeza achicharrada por las malas experiencias. Lo bueno es que siempre hay alguien que acepta que sos menos boluda (o boludo) que él.
jueves, 8 de octubre de 2009
domingo, 4 de octubre de 2009
sábado, 26 de septiembre de 2009
Umbral de soledad
A veces la soledad es una elección. Uno está rodeado de gente hermosa las 24 horas del día pero está ese umbral que te separa de la acción. Sin embargo no es una inacción. Es la decisión de respirar un aire distinto, que tan solo contiene oxígeno para una persona y que se llena del dióxido propio. Una sonrisa y el "claro, entiendo" justo para que nadie dude de nuestra existencia. Un soplido cuando la clase se hace larga y un beso con un "buen fin de semana!" para que sepan que te preocupás por alguien más que vos... pero es tuyo, es tu momento sin tiempo. Es esa realidad paralela tantas veces discutida.
A veces alguien que se da cuenta y te pregunta si estás ahí. Pero aunque busque la pupila en el blanco de tus ojos, la respuesta será una mentira más, otra frase que tu umbral responde para dejarte tranquila.
Y en ese umbral de soledad, las relaciones son extrañas. Las palomas se turnan para bañarse en la palangana que les regaló María y yo revuelvo un vaso con el tallo de un clavel. Todas jugamos en el agua sucia y mientras ellas secan sus plumas, yo caliento mis pestañas al sol. Odio las palomas, me regocijo cuando mis perra corre descontrolada tratando de agarrarlas y siempre ruego por que vuelva con una sobresaliendo por los cosados de su boca. Pero hoy no, hoy las miro con la misma sonrisa que les regalo a los carritos repletos de niños nacidos a principio del invierno. En este, mi momento de soledad, solo quisiera que me regalasen ese secreto...estar con la piel mojada y el cuello escondido, secándome al sol, sin titiritar de miedo.
martes, 8 de septiembre de 2009
Arenero
Lo que para vos es mala palabra, a mi me hace reír. Vuelvo caminando de la plaza y me acuerdo de esa sensación de arena húmeda impregnada en las medias. Eran dos cuadras de incómoda caminata, para llegar y vaciar la lata de juguetes de Mc Donalds en la bañera y seguir inventando historias. Hoy me vuelve ese medio miedo con gusto de emoción cuando se hacen las ocho de la noche. Es mezcla de escalofrío con excitación por lo que vendrá. Aunque ya no corro por agarrar el pela papas para ayudar a mamá y estar cerca de la puerta cuando mi papá llegue con su traje ya arrugado, siento la misma sensación de incertidumbre ahí, donde la panza nace. Algunos la llaman crisis de inmadurez o efecto Peter Pan, yo lo llamo olores y situaciones que me hacen volver a aquello que era tan simple como querer que la calesita dure una vuelta más.Querer que sensaciones, olores, gustos y juegos vuelvan, no es querer volver al pasado. Es querer incorporar la memoria al presente y al futuro. No me da miedo olvidar aquello que pocas veces recuerdo, más aún, lo disfruto más cuando aparecen cada algunos años, como el recuerdo olvidado. Me da más miedo pensar que esas sensaciones solo están dentro mío, irrepetibles, impenetrables, intransferibles. Nunca, ni con las palabras más acertadas, voy a poder acercarme a su exacta descripción. Lo que se siente nunca se puede contar. Lo que el ser humano intenta describir es un mero reflejo de aquello que siente, no es más que una imagen proyectada en un charco de barro recién pisado. En el fondo, uno siempre sabe que lo que cuenta es un diez por ciento de lo que alguna vez llegó a sentir. El significado nunca llegar a volcarse en las palabras.
martes, 1 de septiembre de 2009
Gitana
Cruzando la esquina de seis calles, una gitana rozo mi brazo y sin saber si le hablaba al aire o a mi dijo: "no has de temer lo que no puedes superar y menos lo que nunca has de olvidar, solo has de temer a lo que deseas con tanta fuerza que solo en tus sueños llegará a satisfacerte". Y enseguida rompí en llantos.
domingo, 30 de agosto de 2009
Siete
Ella siempre fue como una margarita. Que si la querían, que si no la querían. Que blanco, que negro. Que rosa, que celeste. La vida siempre le supo a dúos, “como las sombras de los ojos” solía decir, entre una media sonrisa estúpida y una risita nerviosa, cuando le preguntaban por su bipolaridad doméstica. Las cosas se le hacían más fáciles cuando venían en números pares, eran divisibles, y su neurosis obsesiva parecía dormirse ante las mitades equilibradas. Dividía las palabras por sus letras y si acaso una osaba a sobrar la usaba de pared para separar sus dos mitades. La risa y el llanto también venían de a dos. Con la misma intensidad pero en ángulos opuestos. Era casi imposible que ambos se juntaran, pero cuando ocurría, lo impar reinaba el caos y las sensaciones parecían querer escaparse junto a los mocos por su nariz finita y tierna. Las manos se sacudían junto a sus piernas. Las pupilas se le dilataban como aquella vez que pasó por un jardín de floripondio y el hipo venía en un tres por uno. Hacía falta una intervención. En esos momentos, solo un abrazo fuerte y el ruido de una mente en blanco podían calmarla. Tres palmadas y a la cama. Dos cucharadas con la misma cantidad de miel y contar cuatro veces las quebraduras del techo. Un gran suspiro y jugar a no encontrarse. Eso era todo. Las ovejas saltaban de a dos mientras ella se perdía en su sonrisa de dientes bruxados. Ese rechinar era lo que finalmente la llevaba al sueño más profundo. Donde, felizmente, todo terminaba en siete.
Multicorriente
Luego de mucho esfuerzo, sudor y lágrimas, la nueva página de Multicorriente está terminada!
En su nueva versión, Multicorriente no solo es un sitio web para difundir el arte, sino una comunidad para que los artistas puedan subir su perfil (fotos, videos, audio, fechas de eventos etc) y compartirlo con otros. La idea es que se cree un ida y vuelta de comentarios y opiniones y ayudar, desde nuestro rinconcito, a que el arte crezca!
Entrá, chusmeá, jugá, leé, pensá, subí tu perfil y compartí!
Que no hay nada mejor que darle al arte, el espacio que necesita.
http://www.multicorriente.com.ar/
jueves, 27 de agosto de 2009
Baila morena
Ya me tomé un ibupirac. Y el cachete izquierdo de la cola me dice que nunca debería haber dejado danza. Volver después de cinco años es posible, pero duele. Los huesos ya no se quedan quietos y los músculos rechinan al querer ir para el lado contrario. Los calambres ocurren en los lugares más extraños y la elongación parece haberse ido de viaje. Las piernas tiemblan de camino a casa y temo no poder subir los seis escalones de la puerta. Mañana lo voy a sufrir, lo sé. Pero como dijo un buen amigo mío, volver al baile es como hacer el amor luego de un largo período de abstinencia.
martes, 25 de agosto de 2009
Tu peso
La obsesión nunca es buena, ni siquiera cuando se trata de chocolate. La venganza tampoco, ni la ira, ni la bronca, ni el amor justificado. Son todos trances que desgastan al ser en su búsqueda por un sentido paea la nada. Es como criar un enemigo interno, es negarse una mayor cantidad de momentos de felicidad expandida, es quizás, no quererse. Como querer empacharse de veneno aún sabiendo que al final no es más que jugo de manzana. Solo sirve para engordar unos kilos más y que el raciocinio se termine de mezclar con los sentimientos. Al final, el peso siempre nos hunde.
martes, 18 de agosto de 2009
Sandia calada y colorada
“siempre serás la que se me escapó”, me canta la pantalla y yo en vez de llorar río como una estúpida. Siempre hay una que se te escapa, o en mi caso unos cuantos (cambio de género y a plural). Acá no es cuestión de lástima sino de evitar que la mediocridad sea tu peor enemiga. Cuando era chica trataba con incoherencia no ser la primera en dormirse en los pijamas parties y terminaba siendo la última, con los ojos de huevo, mirando al techo y rogando por mi mamá. De eso se trata. De no borrar las fotos de tus ex de la computadora porque directamente no las ves más. De no imaginar vacaciones infructuosas que solo se cumplen en la mente, porque no solo no hay plata, sino que tan solo son sueños. Las fiestas están hechas para esperar, para contar y para llorar. No importa si son fiestas navideñas, fin de año, cumpleaños o alguna santísima trinidad que nos concede un feriado más. Y los fines de semana largo son eso. Y semanas más cortas donde los compromisos se apelotonan como las bolitas de la lana. Mejor hacer que sentarse a esperar. Mejor sacarse la pelusa del ombligo antes que crezca esa plantita que siembra la duda… ¿Se te metió o no la semilla de la sandía?
lunes, 10 de agosto de 2009
Piedra
Es que no era tan difícil, solo lo contrario a decir sí. Al revés de pensar y justo igual a dejarse llevar. Dar la vuelta a la manzana es lo mismo que correr cien veces alrededor del árbol de la plaza más cercana. Y tener derecho a festejar el día del niño es no ser Wendy todavía. Las pocas veces que tiré piedritas esta semana rebotaron para el lado izquierdo excepto una que decidió mantenerse recta. Y si me pongo a calcular siempre me da más de tres y menos de cinco pero siendo un número impar. Esa es la cantidad de veces que hablaste con el vecino de pelos pinchitos y el doble de las miradas que cruzaste con el que se parece a Lorenzo Lamas. La carta de tarot me dijo que eligiera y yo la rompí en tres, elegí el pedacito del medio.
domingo, 9 de agosto de 2009
miércoles, 5 de agosto de 2009
Torpeza obliga
Siempre fui torpe. El primer recuerdo que tengo es cuando me enganché con el pedal de la bicicleta y mi rodilla termino siendo un batido de piedritas y sangre. De ahí hasta ahora la historia ronda entre yesos, torceduras y mi famoso “no me importa que esté esguinzada pienso subir ese cerro igual”. Pero mi torpeza también derrama pocillos de café, nesquiks a medio terminar y cocacolas de cumpleaños. Mi torpeza es por y se debe al tembleque de mis manos, a la languidez de los grisines que tengo como dedos y a la falta de astucia. Siempre pero siempre, media hora después de las peleas, se me ocurre esa respuesta brillante que hubiese dejado al otro con la boca bien abierta (o bien cerrada), eso también es torpeza. Pero la torpeza obliga y es parte de mí.Ni las veredas de Buenos Aires, ni las de ninguna ciudad o pueblo del mundo están hechas para mí. Puedo llegar a tropezarme con el borde de una rampa y el cambio de baldosas me trae demasiados problemas. Pero no me importa, estoy tranquila, ya aprendía a convivir con la torpeza. Los arrebatos violentos de los pisotones entre mis pies nunca me tiran, he visitado pocas veces el piso, tan solo me sacuden y me recuerdan que de vez en cuando debo controlar a mi propio cuerpo. Hasta a veces es gracioso. ¿Nunca ha caminado por la calle con alguien de la mano para de repente tironearlo en uno de sus tropezones? Puede darle un poco de condimento a su cita, sino pruébelo, a lo mejor logra esa sonrisa que antes parecía imposible.
jueves, 30 de julio de 2009
Reggae argentino hay para todos
El reggae dejó de ser una moda y llegó para quedarse. Sergio Colombo, líder de El Natty Combo, explica por qué este ritmo de raíces jamaiquinas logró por fin instalarse en la Argentina.
“Empecé tarde” dice Sergio Colombo que tuvo por primera vez en sus manos un saxo a los 22 años. Sin embargo, desde hace 14 forma parte de las bandas reggae más importantes del país como Los Cafres, Dancing Mood y Mimí Maura, entre otras. Sergio conoció el reggae de la mano de un amigo y de algún que otro tema que en los noventa se dejaban escuchar en la radio y decidió que esa iba a ser su vida.
continúa en http://www.multicorriente.com/
martes, 21 de julio de 2009
perro sin cabeza
El otro día me desperté sintiéndome ridícula. Había soñado con un perro sin cabeza, con una terminación perfecta, que movía la cola y se echaba en la puerta de una casa. Me di asco, ¡cómo podía soñar eso! Era imposible que ese perro pudiese estar vivo y llevar una vida normal sin respirar, sin tener un cerebro… me levanté y desayuné el peor café de todos, me lo merecía. Corrió el día y mi malhumor se fue acrecentando. Que idiota, como podía haber soñado eso. Como siempre, la noche volvió a llegar y antes de dormir me prometí no soñar algo tan ilógico como lo de la noche anterior. Esta vez fue la cabeza del perro la que me habló, angustiada, sobre la pérdida de su cuerpo. La mañana me encontró contento, que una cabeza canina me hablase no era tan ilógico, y que estuviese buscando a su cuerpo, perdido en un sueño anterior, menos.
lunes, 20 de julio de 2009
Permiso para ser cursi...
Hoy no me importa si el hombre llegó a la luna, si soy cursi, grasa, mersa, chancha, morbo, sentimentalista o boluda. No me importa que sea un día comercial, que TodoModa y el resto de las cadenas de accesorios al pedo ganen fortunas, que los campos se queden sin flores, los dueños de restaurants se rían por lo bajo por aumentar los precios o que la gente te mire con cara de no me jodas cuando les decís “feliz día”. Tampoco me importa que los mensajitos de texto casualmente salgan el doble, que te recuerden que tenés que pagar la factura o que no haya promoción de tarjetas de treinta pesos que se multipliquen.Hoy me importa que miro a mí alrededor y estoy rodeada de la gente que yo quiero, que me quiere y que vale la pena tener. Me importa que no es verdad eso de que los amigos en serio se cuentan con la mano, sino que se cuentan con la confianza, la fidelidad, el estar en todos los momentos, porque para disfrutar los buenos hay que saber de los malos y viceversa. Me importa que las frases armadas y los lugares comunes lo son por algo y no me da vergüenza saber que las puedo usar con los míos. Me importa porque mis amigos de verdad están hasta cuando no estoy y están en las cosas que dicen, que hacen, en las que se juegan y en las que no. Quien me conoce sabe que para mí, mis amigos son parte de mi familia y que la amistad es uno de los pocos mandamientos que cumplo… Este día me importa porque seguramente es como todos los demás, pero no viene mal que te recuerden especial que es tener al lado gente que te quiere, protege, aguanta, reta, manda a cagar o se banca que seas una boluda la mayor parte del tiempo. Porque están los que se aguantan mis celos, mis reproches, mis llamadas a cualquier hora. Las que me recuerdan a mí las cosas que me pasaron por que yo me olvido, los que se ríen de mis chistes sin sentido, los que no me dicen nada cuando el flequillo me queda mal y los que sí… las que me aguantan llorando a mares o criticando la infelicidad de ser infeliz, los que están de a ratos pero sabés que en el fondo están siempre, las que hablan más o como yo, las que no dicen nada cuando les cuento lo mismo por cuarta vez, las que me dicen “yaya ya lo contaste tres veces”. Las que reaparecen y te acordás cuando las querés, cuanto las extrañás. En parte somos lo que nuestros amigos dicen, hacen, piensan…. Por que por algo los elegimos, por antagonismo, por compatibilidad, por lo que sea… ¡Feliz día Gente!
martes, 14 de julio de 2009
morada
Esa tensa aventura que es la identidad. Te derrota en los charcos de barro y te deja jugar en la arena tibia de plaza de barrio. En tu remera llevás la foto de tu superhéroe preferido pero te entristece saber que nunca saldrá volando. Sos de las personas que chupan la cáscara de las pipas pero no se come las semillas (¿eran de girasol?). Tus números preferidos son los impares, el 68 y el 76. Te reís con las publicidades de verano y canturreas los singles pegadizos. De noche te pegás las orejas para que no te sigan creciendo y mirás debajo de la cama para corroborar que el monstruo del placard no haya cambiado de lugar su morada. Es que tus días son simples, es cuestión de resolver esa tensa aventura que es la identidad.
lunes, 13 de julio de 2009
Viaje
Y me miraste directo a la oreja y dijiste, “me falta inspiración”. No sabías si culparme a mí o a tu desventurada imaginación. “Debería ir a pescar” resoplaste y entendí que todo había terminado. Nunca habías pescado en tu vida. Carraspeé para hacértelo más fácil pero te quedaste mudo. Tenías los ojos tan claros que nunca mirabas a la cara. En tu vida escribiste solo un libro pero te bastó para convertirte en uno de esos que a los otros les gusta llamar la joven guardia. Buscabas el segundo y como hijo de matrimonio infértil, tan solo hacías intentos. El mar no te iba a ayudar, el río menos, pero fue ahí cuando me dijiste “vámonos lejos”. No entendí, tal vez las señales estaban cruzadas o querías decirme que el jueves ya no era un buen día para vernos. Pensé que querías irte vos y tu ego, pero después miraste al asiento trasero y vi dos bolsos, de uno sobresalía me zapatos blancos. El auto se puso en marcha y yo seguí en silencio. Nunca en mi vida permanecí tanto tiempo sin decir nada. El amanecer nos encontró en un hotel barato, a mitad de camino a quien sabe dónde. Vos ya no hablabas. Dormimos en camas separadas, de esas de acolchados floreados que no abrigan nada. Nunca entendí si tú te fuiste primero o si yo te había abandonado antes, pero cuando desperté ya no estabas. Habías tendido tu cama, con prolijidad de mucama de hotel. Tu bolso tampoco estaba, ni los jabones del baño, ni esa esponjita que lustra zapatos. Desayuné con el cupón que el hotel te daba para café y medias lunas en el bar de la estación de servicio y volví para comprobar que me habías dejado el auto. Al fin y al cabo era mío. Las llaves estaban puestas y habías corrido cuidadosamente el asiento, para que mis cortas piernas llegaran al embriague. En el asiento del acompañante estaban los chicles que me habías comprado la noche anterior, justo antes de partir. Encendí el motor y tomé esa ruta hacia algún lado. En mi cabeza empezó a rebotar una idea, algo así como una historia de lo que seguramente tú estarías haciendo al costado de alguna calle de pueblo, esperando que el polvo se escondiera en tus ojos hasta resquebrajar tus lentes oxidados. Y por fin entendí, no era necesario pescar para que la inspiración volviese, mi viaje había terminado.
domingo, 12 de julio de 2009
aspirinetas
Hay veces que es mejor recordar. La realidad parece desplomarse en una neblina ciega y uno prefiere revivir para no olvidar. Recordás los detalles, buscás alcanzarlos con las yemas de los dedos y solo así sabés que ocurrió. Escuchás como testigo mudo lo que otros recuerdan y armás el rompecabezas de tantas piezas. Y desgustás la sal gruesa que comías debajo de la cama de tus papás, las aspirinetas que robabas de la sala de maestros y las nueces todavía no maduras del nogal del fondo. Recordar es también destrozar las cadenas, terminar los duelos y saber que tus músculos, hasta el más inútil, se mueven por y para vos. Porque recordar siempre será el ejercicio del qué hubiera pasado y del qué pasará pero sobre todo el del qué pasó.
martes, 7 de julio de 2009
palomas y ancianos
Unas palomas comen vidrio picado mientras una pareja de ancianos las observan en silencio y a mi me recuerda a la amistad traicionada...
lunes, 6 de julio de 2009
domingo, 5 de julio de 2009
flores
Llegaste con un ramo de once crisantemos y me dijiste: “Hace el amor quien se rehace” – y solo así entendí por qué no me habías traído lilas.
lunes, 29 de junio de 2009
XXX
Adoro encontrar papeles y manchas de café en libros ajenos. Me hace pensar que alguien más supo disfrutarlo.
XX
De chica adoraba jugar carreras con las gotas que rodaban horizontalmente por el vidrio del auto. Cuando dos se juntaban para convertirse en río algo se revolvía en mi interior.
Marcáte
domingo, 28 de junio de 2009
Gracias
Jugó con su espejo negro que se proyectaba en el piso de la plaza. Aleteó sus brazos y la carcajada surgió desde lo más profundo de su vientre. El sol de principio de invierno no le calentaba la espalda pero le permitía saber que estaba viva. Dio tres pasos de baldosas impares y atacó su propia sombra, con una ira que desentonaba con el vaivén de las hojas que caían, ya secas, muertas. Se mordió el labio ya partido y saboreó el gusto a sangre mezclado con el caramelo de eucaliptus que había robado del kiosco. No tenía en qué pensar, que sentir, pero se creía lo suficientemente llena para reír y rasguñar. Los siguientes tres pasos le devolvieron una mirada. Un perro que se acercaba a ver qué juego estaba ganando. Le rascó la cabeza y sintió que los ánimos se le llenaban de pulgas. De repente, el espejo negro que la perseguía dejó de ser gracioso y la asustó no ver sus rasgos, que solo le devolviera movimientos absurdos y comunes, que cualquier otro hubiese podido repetir. Juntó saliva y lo escupió. Qué sabía él, hijo de puta, qué sabía el de su persona. Quién era él para decir olvidarse de sus rasgos, de su nariz empinada, de sus dedos cortos y sus palmas gordas. Cómo podía jugar con su largo dependiendo de la luz, porqué esa bipolaridad que la transformaba en jirafa o enano de jardín. Lo pateó pero no se fue. Cambió de ángulo pero astutamente también se movió. Le dijo que no le importaba, que no era nada para ella más que… una sombra. Pero no reflejó sus lágrimas. Siguió optando por reflejarle una verdad parcial, borroneada por el empedrado de la calle, doblada por el cordón roto de la vereda. Y finalmente se cansó. La dejó seguirla, se sintió superior a ella aunque a veces la sobrepasaba… supo que sería una carrera de por vida. Cinco cuadras, y un profundo silencio, después, se miraron. Le sonrió y finalmente con un grito mental le agradeció por nunca abandonarla.
miércoles, 17 de junio de 2009
EL CONEJO, “Este mundo merece felicidad”
Por Yasmin Olid
Un Comic Trash delirante y reflexivo que indaga acerca de la felicidad y su búsqueda.
ESTRENO 19 DE JUNIO
Viernes Trasnoche -00:15-
Maipo Club (Esmeralda 449)
La obra transcurre en la región desértica de Argólope, en un futuro no tan lejano.Bajo tierra, en su bunker, se encuentran Pinga y Alfredo. Junto a los Fieles Runners esperan la llegada inminente del Conejo, su singular Mesías que les ha prometido el cactus de la felicidad perpetua. Todos temen quedar expuestos a manos de los poderosos Hermanos Ramírez. Mientras, El Conejo ha subido a la superficie en busca de una última esperanza que pueda salvar al mundo y a sí mismo, ya que se encuentra cada vez más enfermo y abandonado por su único amor, Eva Piporia.
El Conejo, es una obra que refleja la búsqueda permanente de un grupo de jóvenes por encontrarle sentido a las cosas que hacen. Sus autores, Diego Corán Oria y Facundo Rubiño, junto a la coreógrafa Agustina Seku Faillace, son una generación de artistas egresados de la Escuela de Danza de Julio Bocca pero también de la década del uno al uno. Una generación que lleva bajo el brazo el título de haber crecido en el falso paternalismo de Carlitos y que buscan expresar su identidad, o la pérdida de ella, a través del arte.
La obra presenta como un apocalipsis, una explosión y cómo desde ese final también se puede resurgir.
Queremos mostrar que no importa el ámbito, el dónde o el cómo… la respuesta está en las acciones de uno, por eso hacemos el conejo, sino no haríamos arte, explica Diego.
Como un reflejo de la sociedad, el Conejo está en la búsqueda constante del amor, pero no como algo ideal y perfecto sino como una búsqueda que, al igual que la felicidad, se construye.
Esa indagación también tiene egoísmo, violencia, destrucción, no es un término prefabricado, ni un condimento más de la vida, es un sálvamo pero que a la vez puede ser catastrófico, expresan Agustina y Facundo.
Los chicos trabajaron juntos en La Parka - obra que ganó el Concurso de Teatro Musical que organiza la Fundación Julio Bocca - pero en cada espectáculo el grupo se agranda más. No queremos encasillarnos ni encerrarnos, estamos abierto a todos aquellos que adhieran a nuestra forma de pensar, la de una generación bailarines, actores y artistas que comparte el gusto por el buen teatro, no como concepto o como transfiguración de la realidad sino como las ganas de ver algo que nos interese.
Los chicos trabajaron juntos en La Parka - obra que ganó el Concurso de Teatro Musical que organiza la Fundación Julio Bocca - pero en cada espectáculo el grupo se agranda más. No queremos encasillarnos ni encerrarnos, estamos abierto a todos aquellos que adhieran a nuestra forma de pensar, la de una generación bailarines, actores y artistas que comparte el gusto por el buen teatro, no como concepto o como transfiguración de la realidad sino como las ganas de ver algo que nos interese.
Tras un año y medio de gestar la idea y dos meses y medio de ensayos, El Conejo por fin tiene fecha de estreno este viernes 19, en el Maipo Club (Esmeralda 449). Al trabajar en grandes producciones quisimos hacer algo propio, somos cabezas duras y sabemos que cada vez es más difícil producir teatro pero seguimos adelante.
El conejo es interpretado por Roberto Peloni, coprotagonista en El Fantasma de la Ópera y lo acompaña un elenco de jóvenes que se destaca por combinar la danza y el teatro.
Avanzar sobre la idea de encontrar la “felicidad” como único objetivo de la vida, pero indagando en los medios para llegar a esa felicidad y el lugar que ocupa el amor en la evolución y la involución hacia la misma existencia.
Una obra que no pretende dejar ningún mensaje ni bajar línea sino demostrar que el teatro todavía sirve para plantear lo que nos rodea, con humor, delirio y reflexión.
FICHA TECNICA
CONEJO: Roberto Peloni
EVA PIPORIA: Mariu Fernández
ALFREDO: Facundo Rubiño
PINGA: Leo Bosio
DOMINGO RAMIREZ: Pedro Velázquez
MADAMME CHAUCHEVSKY: Marien Caballero Galvé
CALIGULA: Juan Jose Marco
PECHUGA LOVE: Noelia Marzol
CLAVELINO: Emmanuel Robredo Ortiz
LAUREN ALLIE: Daniela Pantano
FACHA PRESTON: Carlos Perez Banega
Faster Runner: Jennifer Trabilsi
EQUIPO CREATIVO
Libro: Diego Corán Oria - Facundo Rubiño
Coreografia: Agustina Seku Faillace
Musica Original: Gaby Goldman
Escenografia y Vestuario: Marta Albertinazzi
Asistente de escenografía y vestuario: Analía Morales
Diseño de pelucas y peinados: Ricardo Fasan
Diseño de maquillaje: Eduardo Poli
Diseño grafico e ilustracion: Marcelo Zamora
Producción Ejecutiva: Martina Bloch
Jefe de Producción: Matías Taverna
Asistente de Dirección y Stage Manager: Juan Gentile
Dirección General: Diego Corán Oria
http://www.elconejodelafelicidad.blogspot.com/
CONEJO: Roberto Peloni
EVA PIPORIA: Mariu Fernández
ALFREDO: Facundo Rubiño
PINGA: Leo Bosio
DOMINGO RAMIREZ: Pedro Velázquez
MADAMME CHAUCHEVSKY: Marien Caballero Galvé
CALIGULA: Juan Jose Marco
PECHUGA LOVE: Noelia Marzol
CLAVELINO: Emmanuel Robredo Ortiz
LAUREN ALLIE: Daniela Pantano
FACHA PRESTON: Carlos Perez Banega
Faster Runner: Jennifer Trabilsi
EQUIPO CREATIVO
Libro: Diego Corán Oria - Facundo Rubiño
Coreografia: Agustina Seku Faillace
Musica Original: Gaby Goldman
Escenografia y Vestuario: Marta Albertinazzi
Asistente de escenografía y vestuario: Analía Morales
Diseño de pelucas y peinados: Ricardo Fasan
Diseño de maquillaje: Eduardo Poli
Diseño grafico e ilustracion: Marcelo Zamora
Producción Ejecutiva: Martina Bloch
Jefe de Producción: Matías Taverna
Asistente de Dirección y Stage Manager: Juan Gentile
Dirección General: Diego Corán Oria
http://www.elconejodelafelicidad.blogspot.com/
sábado, 6 de junio de 2009
del por qué de Aymara
viernes, 5 de junio de 2009
Unas cuantas verdades
Aunque suene raro, mi organización estricta y dictatorial se debe a que debo ser la persona no sé si más, pero debo andar cerca, desorganizada del mundo.
Mi mente es sin duda un caos que debe, obligatoriamente, tender a ser ordenada.La cantidad de palabras y temas distintos que pueden llegar a surgir en mi cerebro por minuto da miedo. Aún más que la tendencia, casa vez más alta, del periodismo argentino al amarillismo.Tanto así que muchas veces expulso lo que pienso en su orden caótico y la gente me mira intentando descifrar si hablo en aymará o simplemente me volví loca.
Son pocas las personas que pueden entender mis frases sin sujeto, y a veces sin predicado, o prestarle la atención necesaria a mi verborragia sin colgarse del lunar de mi nariz o el movimiento ascendente o descendente de mis cejas poco atrofiadas.
Más sufren aquellos que escuchan mis historias por tercera o cuarta vez consecutiva. Es que las fuerzas para ordenar mi caos mental las saco de la memoria.
La libertad de las palabras siempre tendió a desequilibrar los niveles de agua en mi cuerpo y a hacer nudos marineros con mis cuerdas vocales. De chica, solía quedarme afónica de tanto hablar. Se que no voy a llegar a decir todo lo que quiero pero por lo menos voy a dejar de pisar la tierra habiendo gritado unas cuantas verdades.
Mi mente es sin duda un caos que debe, obligatoriamente, tender a ser ordenada.La cantidad de palabras y temas distintos que pueden llegar a surgir en mi cerebro por minuto da miedo. Aún más que la tendencia, casa vez más alta, del periodismo argentino al amarillismo.Tanto así que muchas veces expulso lo que pienso en su orden caótico y la gente me mira intentando descifrar si hablo en aymará o simplemente me volví loca.
Son pocas las personas que pueden entender mis frases sin sujeto, y a veces sin predicado, o prestarle la atención necesaria a mi verborragia sin colgarse del lunar de mi nariz o el movimiento ascendente o descendente de mis cejas poco atrofiadas.
Más sufren aquellos que escuchan mis historias por tercera o cuarta vez consecutiva. Es que las fuerzas para ordenar mi caos mental las saco de la memoria.
La libertad de las palabras siempre tendió a desequilibrar los niveles de agua en mi cuerpo y a hacer nudos marineros con mis cuerdas vocales. De chica, solía quedarme afónica de tanto hablar. Se que no voy a llegar a decir todo lo que quiero pero por lo menos voy a dejar de pisar la tierra habiendo gritado unas cuantas verdades.
martes, 2 de junio de 2009
Ventana
Cuando sea grande quiero tener una ventana como la de mis papás. De esas que tienen hojitas que se mueven contra el vidrio y que cuando le pegás un chistido a los motores de los autos, te deja oír el ruido del otoño.
En ella todo es calma y surrealismo. Los domingos al mediodía te regalan una siesta pre fideos. Es como un capicúa de números impares, un rulo de pelo lacio, un avión que jura que no se va a estrellar, una mirada esconde sonrisas de dientes chuecos.
En ella todo es calma y surrealismo. Los domingos al mediodía te regalan una siesta pre fideos. Es como un capicúa de números impares, un rulo de pelo lacio, un avión que jura que no se va a estrellar, una mirada esconde sonrisas de dientes chuecos.
Es una ventana que cuando se abre a la temperatura adecuada te hace oler el día. Que te saca el miedo a llorar por cualquier cosa y a reír en los funerales de tías solteras. Es de las que te hacen gritar por un café con leche batido por las manos de papá y dos churros sorpresa que ya se sabían comidos. Por que los domingos sin churros y ventana por la cual mirar son domingos tristes, de esos que te anuncian el fin de una buena semana en vez del comienzo de una nueva.
Cuando sea mamá y papá quiero tener una de esas ventanas, para sentirme orgullosa al amanecer, para dormirme contando las hojas, para siempre saber que la libertad de hacer lo que quiera es esa garrapata que llevo agarrada en medio de mis ojos.
lunes, 1 de junio de 2009
Descriptor
Si me vieras, colgada de la ventana del bar más caprichoso de Buenos Aires, decidiendo si las gotas hacen globitos de saliva, si la lluvia va a seguir y si tiene gusto a verano o ya sabe a otoño.
Si me vieras, tratando de traspasar con la mirada el vidrio, pero sin sentir el frío. Contando los paraguas de colores a la vez que le doy el último sorbo a una lágrima doble fría y maldigo las macitas que me tocaron.
Si nos vieras, en el bar de enfrente ya hay otras tres historias. Una pareja que no decide separarse, dos amigos que recuerdan cuando se imaginaban juntos su amistad en los últimos años y un hombre solitario, que inventa historias a través de la ventana abierta, mientras sus anteojos se llenan de gotitas.
La pared manchada de un edificio se funde en el gris del cielo y alguien pasa corriendo en mangas cortas. El spray de los autos al pasar hace que llueva de abajo para arriba. Roberta compra una revista antes de entrar al café pero desiste a la tercera hoja, no reconoce a ninguna de las mujeres de curvas de reloj de arena que se desnudan de espaldas a la mirada del lector.
Es un bar de la tercera edad. Las conversaciones resuenan de nietos, marcas de lana y política de otro tiempo. Las pastillas se quedan en los pastilleros españoles y los cafés siempre llevan tostados o masitas por cuarto. No hay Wi-Fi, no suenan los celulares de ringtones rockeros. El ruido es silencio con música de cabaret tranquilo. De esas que dictan el tap tap tap con los pies. Solo las frenadas del 110 hacen timbrar el tímpano. El tiempo pasa diferente, las tentaciones no tientan y los resúmenes son una carrera consumista de papel.
A destiempo la información se acumula y se curan los oídos que terminan por escuchar tan solo lo que dice mi mente.
Si me vieras, moviendo los labios sola, persiguiendo las conversaciones ajenas mientras que una señora de rouge marrón grita al lado mío: “no entiendo como esta chica puede estudiar en un café”.
sábado, 30 de mayo de 2009
jueves, 21 de mayo de 2009
Bichito
Viste bichito, yo te dije. No podría ser una buena madre para tus hijos. Conmigo no tendrían busito Burma de escote en v comprado en Gorlero. Conmigo el trajecito de marinero y el vestido con vuelitos tendrían sabor amargo. Vos nunca estarías de acuerdo con el poncho multicolor que le traje del norte y yo nunca le festejaría el cumpleaños en un pelotero al estilo Kid Sport. Conmigo las luchas en el barro de la plaza del barrio, para que se hagan inmunes a las bacterias viste, serían moneda corriente. Vos le comprarías alcohol en gel para que se lleven al jardín. Conmigo habrían perros durmiendo en las camas. Con vos, el gato sería tan autosuficiente que se comería las piedritas usadas.Yo te dije pancito de miel. Lo primero que les daría sería hígado, para que de grandes no me hagan escándalo con la comida. Vos los volverías vegetarianos antes de comer algo sólido. Conmigo habrían clases de karate, fútbol, expresión corporal y cualquier cosa que ellos quisieran hacer, aunque más no sea sentarse a jugar al ajedrez. Con vos habrían entrenamientos de rugby todos los días y partidos los sábados a las nueve. Ellas serían bailarinas clásicas y saldrían con los hijos de tus socios del buffet.Es que corazón de melón, nuestros hijos no podrían ser nuestros y seguramente nos terminarían mandando a la mierda a los dos. Es que patitas de cien pies, me parece que lo nuestro pudo ser, antes de que tengamos hijos.
con gusto a pasado
Recién te vi. Fue como si el tiempo no hubiese pasado, hasta tu pelo duro parece seguir queriendo ser maceta. Recuerdo el bom o bom que me diste, como me esperabas en la puerta de tu edificio, vos con doce y yo con diez, a que volviese de mi doble turno de colegio. Te recuerdo sentado en el banquito del video, recomendándome películas de terror que yo alquilaba y nunca veía por que les tenía pánico. Y ahora, quince años después, trabajás en la florería de la esquina. Te paraste en la puerta con un delantal verde oliva claro y un pedacito de tallo de margarita en la boca. Obviamente conocés a todos los vecinos así que no hace falta que te dirijan la palabra para que saludes a su perro, le preguntes por la cadera de su marido o les alcances el sobre que todos los meses llega mal a tu casa por la culpa de un número de diferencia.En el camino de vuelta a casa compré dos paltas por cinco pesos. Desde el principio tenía en claro que no serían como las de Coroico, Bolivia, que por cincuenta centavos te llevabas el árbol y el gusto más increíble que haya probado. Pero tenía ganas de comer sándwich de tomate, queso y palta. Llegué con hambre de lechón para darme cuenta que no había ni pan ni tomate. Me calcé las botas sin medias y salí corriendo a comprar lo que hacía falta. Y ahí fue que te vi, Matías, cabeza de maceta, el primer niño que me robó el corazón. Con las mismas pecas, aunque multiplicadas, y la misma sonrisa. Pasé rápido, miraste pero no creo que me hayas reconocido, solo una mujer se acuerda del primer muchacho que le robó el corazón para luego tirarlo en la vereda y salir corriendo a jugar un picadito en la plaza Guadalupe. En fin, ya llena de palta y tirada boca arriba, sonrío porque mi almuerzo tardío tiene un poquito de gusto a pasado.
lunes, 18 de mayo de 2009
Esos ojos con gusto a miel
Mario Benedetti
Lovers go home!
Lovers go home!
Ahora que empecé el día
volviendo a tu mirada,
y me encontraste bien
y te encontré más linda.
Ahora que por fin
está bastante claro
dónde estás y dónde estoy.
Sé por primera vez
que tendré fuerzas
para construir contigo
una amistad tan piola,
que del vecino
territorio del amor,
ese desesperado,
empezarán a mirarnos
con envidia,
y acabarán organizando
excursiones
para venir a preguntarnos
cómo hicimos.
domingo, 17 de mayo de 2009
Latido
“Creo que estoy pensando de más”, dijo ella y escuchó su último latido. Le era difícil tener pensamientos impares, como si la sangre corriese en sentido contrario, llevando toda la basura al corazón. Es que finalmente aquel viejo sentimiento al que llamamos amor termina por cuajarnos. Sintió lo mismo que el día que cumplió 18 años, cuando le dejaron abrir el baúl de su abuela para quedarse con el tapado rojo y lo único que encontró fueron retazos de lana y una nube de polillas que le acarició las pestañas. Se quedó parada en el medio de ese vacío rodeado de baile y sacó los guantes de boxeo para defenderse de las avispas que la acosaban. Volvió a olerse la muñeca, buscando rastros del perfume de doce horas pero temblaba tanto que no pudo más que lamerse la palma de la mano. Nunca sería una de esas chicas de revista, las de la propaganda de ropa interior con fondo de playas de photoshop. Nunca sería la fea que tapa los espejos, pero ese nunca ser era lo que terminaba definiéndola. Y extrañaba, extrañaba sus brotes psicóticos donde si era, donde era madama, donde era puta y oligarca, concheta de los noventa y estrella de pop rock de los ochenta. Pobre de cartones de bom o bom y rica de todo menos sentimientos.
“Creo que si pienso que pienso ya no pienso”, dijo ella y el sonido de un teléfono mal colgado la despertó del sueño de estufas y aires sin oxígeno. Todavía sentía, por lo menos todavía sentía. Por lo menos las uñas clavadas en la pierna. Por lo menos esa masa que se incrustaba entre las costillas. Por lo menos el punzante dolor de una migraña que tenía lo mismo de congénita que de emocional. Todavía sentía. Y las sábanas se enredaron entre sus piernas atándola a una cama recalentada. Tropezó al caerse y su nariz raspó es suelo.
“El miedo al porqué me hace tiritar”, dijo ella justificando al calefón que ya se había terminado hace tiempo. Esa frazada de ducha caliente había pasado a ser tibia y luego fría, helada de mañana. Pero ella ya no lo sentía, su cuerpo disfrutaba su color morado azulado. La despertaron tres golpes en la puerta y un suspiro. El también quería bañarse, al fin y al cabo era su ducha. Salió y rozó su cuerpo que la miraba desnudo con cada uno de los poros. Se sintió observada pero no tomó la ridícula postura de espalda derecha y pechos hacia afuera, ya no le importaba lo que pensara de ella. El entró y se escucho el grito seguido por una puteada y el agua que le erizaba la piel. Ella se vistió rápido y con el pelo mojado salió a la calle, sin despedirse y sin intenciones de volver. Las noches cada vez le duraban más, mientras cada vez sentía menos. Se mordió la punta del pelo más largo y se subió a un colectivo sin saber a dónde ir. Al fin y al cabo lo único que sabía era pensar de más y en el 68 de tarjeta electrónica, volvió a escuchar su último latido.
miércoles, 13 de mayo de 2009
almas gemelas
Claro que no soy yo sos vos. O por lo menos vos no sos yo… pero quizás yo soy un poco vos y vos un poco yo, por lo que seríamos nosotros… pero no existe nosotros, solo en los cuentos de hadas. Así que definitivamente no somos nosotros pero podemos ser yos o voces. Quizás lo mejor sea que yo sea vos y vos yo, aunque ser yo me gusta más que nada en el mundo y por tu ego estoy segura que amas ser vos. Entonces, si lo pensamos mejor casa uno es su yo, para poder ser el vos del otro porque si hay algo que adoro en la vida es ser yo para poder ser tu vos.
sombra
No estoy acostumbrada a tanta oscuridad. La piel se quiebra, la sal se mete en mis heridas y las infecciones amarillas tienden a mutar al verde musgo. Ya no tengo uñas, dudo ser cadáver. Veo mis vísceras y me pregunto qué tiene de malo exponerse tanto. Lo malo siempre vuelve pero lo bueno también, el problema es que recordamos solo aquello que nos hizo daño.Ya no tengo frío. Mis pies no sienten más. Camino con los muñones, suelto una carcajada árida y recuerdo cuanto detesto el frío. Los nudillos me sangran pero ya no recuerdo como se sentía el dolor. Las moscas me rodean, les atrae mi olor… y yo ya no siento. Ya no huelo. Ya no pienso. Solo espero que salga el sol para comprobar la ausencia de mi sombra.
sábado, 9 de mayo de 2009
Sabor ajeno
Un beso es un poco una despedida. Tiene ese “no sé si te volveré a ver”… tiene un poco de nostalgia y otro poco de dolor de cabeza. Un beso es un poco una despedida. Juega a guardar el sabor de la piel ajena, la saliva ajena, el temblor de los labios propios. A veces los besos tienen mucho de dolor. De puntadas en los talones cuando se camina descalzo en una cocina de vasos rotos. Un beso es como cruzar un puente y no mirar hacia atrás, perderse en la vista de adelante relamiéndose los dientes y disfrutando los últimos vestigios de chocolates con nueces. Un beso a veces no quiere terminar, se va y vuelve, choca con fuerza de sopapa dos bocas que quieren ser una. Pero a veces el beso no tiene gusto a nada, solo a querer huir lo antes posible de esa humedad. Hay besos de barba, de piojos, de pez, con risas, con llantos, con dientes, con mordidas, con violencia, suaves, besos que apenas son, que lo son entero, que quieren serlo y se ven a la distancia. Hay besos en la comisura de los labios, esos que no se animan, que tantean antes de usurpar un terreno. Pero la cosa es que hay besos. Y los besos son lindos, porque pican por dentro, porque te dejan el sabor ajeno.
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