Me cuesta
mantener la mirada, siempre me costó.
Me cuesta
porque sé que, cuando miro a alguien a los ojos, digo demasiado.
Sin abrir
la boca, digo demasiado.
La verdad sale
por mis ojos, la siento, presiona desde adentro, me seca las pupilas y se
dispara directo a la mente ajena.
Es por eso
que mentir no sé, y cuando me sale, las pocas veces que me sale, me asusto, me
enfrío, me siento electrónica.
Por eso, ¡no
me mires! te voy a evitar. Aún en la conversación más simple. Mirarte es el encuentro más vulnerable.
El día que
mire y encuentre otra mirada de pupilas
secas, será el día que vuelva a mirar.
No sé si aún estarás , mucho tiempo pasó hasta hoy, que te descubrí buscando un cuento de Cortazar. Igual seguiré leyendo este blog que me hizo parecer que era yo la que escribía. Ojalá pueda encontrar de nuevo tus publicaciones.
ResponderEliminarHola Susa! Gracias por tu comentario! Sigo por acá, un poco tímida, otro vaga, con ganas de volver a publicar pronto :) saludos!
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