viernes, 5 de junio de 2009

Unas cuantas verdades


Aunque suene raro, mi organización estricta y dictatorial se debe a que debo ser la persona no sé si más, pero debo andar cerca, desorganizada del mundo.
Mi mente es sin duda un caos que debe, obligatoriamente, tender a ser ordenada.La cantidad de palabras y temas distintos que pueden llegar a surgir en mi cerebro por minuto da miedo. Aún más que la tendencia, casa vez más alta, del periodismo argentino al amarillismo.Tanto así que muchas veces expulso lo que pienso en su orden caótico y la gente me mira intentando descifrar si hablo en aymará o simplemente me volví loca.
Son pocas las personas que pueden entender mis frases sin sujeto, y a veces sin predicado, o prestarle la atención necesaria a mi verborragia sin colgarse del lunar de mi nariz o el movimiento ascendente o descendente de mis cejas poco atrofiadas.
Más sufren aquellos que escuchan mis historias por tercera o cuarta vez consecutiva. Es que las fuerzas para ordenar mi caos mental las saco de la memoria.
La libertad de las palabras siempre tendió a desequilibrar los niveles de agua en mi cuerpo y a hacer nudos marineros con mis cuerdas vocales. De chica, solía quedarme afónica de tanto hablar. Se que no voy a llegar a decir todo lo que quiero pero por lo menos voy a dejar de pisar la tierra habiendo gritado unas cuantas verdades.

2 comentarios:

  1. Bienvenido sean el caos y el desorden en un lugar donde todo parece estar muy organizadito...

    Saludos!

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  2. Me senti identificada en la parte de "colgarse del lunar de mi nariz o el movimiento ascendente o descendente de mis cejas poco atrofiadas"

    Recuerdo el dia que descubri ese lunar en tu nariz.. habra sido casi una semana en la que cada vez q t tenia frente a mi, no podia sacar mi mirada de ese diminuto lunar



    geri

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