sábado, 21 de noviembre de 2009

Desvío estandar


Hoy es día para cruzar a comprar facturas sin corpiño. Facturas para uno… dos, tres y la dieta se va al carajo. El chino de la lavandería grita tu nombre desde la vereda de enfrente y saluda con la cabeza, pero moviendo absolutamente todo su cuerpo. Su mujer se asoma y también te saluda, aunque se equivoca y dice el nombre de tu mamá. Cada palabra nueva, aunque sea un nombre propio, debe ser repetida una centena de veces. La tarde sería completa si la pava no llegase a hervir, el mate no estuviese lavado antes del segundo sorbo y en vez de hojas desparramadas con fórmulas de varianzas y desvíos estándar la televisión apagada proyectara alguna película barata de bailarines frustrados que terminan finalmente encontrando el camino de su vida.La lluvia ya tiene olor a vacaciones, o yo me lo imagino. Cada tanto me recuerdo por qué hago lo que hago. No siempre estoy contenta con la respuesta. Y menos en los sábados de lluvia con gusto a domingo.

2 comentarios:

  1. Odio los domingos. Pero más odio los sábados que parecen domingos.
    Que días tan domingo que tenemos últimamente, casi toda la semana.Gris, lluvia, libros. PUAJ.
    Un abrazo Yas!

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  2. El domingo, el de verdad o el de mentira, existe sólo si se lo permitis!

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