martes, 28 de septiembre de 2010

Tibio, tibio


El otro día me dijiste “tibia”. Tibia sí, mediocre no.

No me gusta el frapuccino ni el café con leche hirviendo. El churrasco crudito me da impresión y si está muy duro, se me mete entre los dientes y me activa el mal humor. Los metrosexuales no me mueven un pelo, los machos de América me ponen nerviosa con el “alverre” y la “nami”. No me gusta pagar, pero tampoco que me paguen, 50 y 50 y nos arreglamos bien. Los hippies ya me desilusionaron pero todavía me abstengo de los empresarios. Leo tanto como veo tele. Soy obsesiva de las listas de pendientes pero mi cuarto, y mi vida, son un caos. Quiero ser chica diez, pero siempre rondo entre el 8,50 y el 9. Se más que garabatear pero estoy lejos del cuadro.

Quizás sean muchas las cosas que me hacen esa chica promedio que para vos es la tibiez de un sol que no llega a ser de verano, pero tampoco es el frívolo solsticio de invierno. Entonces no te niego. Quizás sea tibia quizás pero mediocre, definitivamente es un adjetivo que te lo dejo a vos.

3 comentarios:

  1. Bueno, Yasmín siempre te leo y cada vez encuentro más precisión en tus palabras. Sin vueltas. Directa. Sos notable. ¿Leíste a Pablo Ramos? Me parece muy acorde su escritura a tu ser. Espero seguir disfrutando de tus textos. Gustavo.

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  2. Gustavo! Muchas Gracias por tu comentario. No leí nada de Pablo Ramos, cuál de sus libros me recomendarías??

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  3. Te recomendaría "El origen de la tristeza" o "En cinco minutos levántate María". Los dos son muy leíbles. El autor es un escritor de una historia apasionante además de buena pluma.
    Saludos y no dejes de escribir! Te seguimos.
    Gustavo

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