domingo, 17 de julio de 2011

Pozo Ciego



No es que te necesite, pero estoy sintiendo un vacío en mi pozo ciego. Es como un hoyito en un saco de arena. Una permeabilidad en la cañería de mi baño. Algo se está filtrando y no sé dónde está esa gotera que me arruina los pensamientos. Creo que es mi culpa. Nunca supe leer tus actitudes. Siempre me guié por las dos o tres palabras que decías en cada oración, pero no quise notar que las decías de espaldas, mirando hacia abajo, por donde pasaba el hilito de líquido que salía de mi cabeza e inundaba tus alcantarillas.
Es que tengo esa horrible obsesión con las palabras. Podías dejarme esperando por horas en una esquina, o ni siquiera aparecer, pero yo prefería leer una y otra vez el “llego tarde”, borroneado por la poca batería de mi celular y consolándome, por lo menos me habías mandado un mensaje.
Siempre pensé que me dejabas ganar en el pool, y que luego actuabas como mal perdedor para que yo me sintiera bien y me acercase a tu oreja para susurrarte que los perdedores también tienen recompensa. Fue hasta hace poco que entendí que ni siquiera te importaba que los viejos del fondo me mirasen el culo. Solo necesitabas tu cerveza de cinco grados que le mangueabas al chino con la excusa de no tener cambio.
No pensaba que tus silencios y la forma en que tus cejas se contorneaban al escucharme hablar tuviesen tanto sentido. Tanta amargura impertinente. Tanto vacío de atención.
Tendría que haberme fijado más en tus actitudes. En esas ganas locas por dejarme en mi casa lo más temprano posible, de planchar el lado de tu cama que supuestamente “me” pertenecía, cada vez que iba al baño. Tendría que haberme dado cuenta que no era bienvenida. Que te molestaba mi sombra sobre el televisor en el partido del domingo.
En verdad, me di cuenta. No puedo negarlo. Me di cuenta y en la balanza pesaron más tus palabras murmuradas que tu indiferencia silenciada. Pero solo hasta hoy. Hoy, mientras lo pienso, cierro el hoyito de mi cerebro. Ya no gotea más ese líquido espeso que cae cada vez que pienso que te extraño. Porque lo pienso pero nunca lo hago. De a poquito el circulito se va cerrando, dejando de existir y yo me olvido del pool, de las esquinas en las que esperaba y de vos. Por fin me atrevo a confesarte que no es que no te necesite, sino que mi pozo ciego está empezando a esperar otro amor.

3 comentarios:

  1. Hay que sacaaar, hay que sacaaarla del PO-ZO CIEGO!

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  2. Nunca mejor leido en dia y horario! Yayi sos genial. Besos Gri

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  3. Menos mal! ojalá ya esté contigo,
    mientras escribo estas líneas
    Siempre llegando tarde,
    a las mejores líneas que he leído.
    Porque te lo merecés.
    Aunque vos solo pensés en hoy y en ayer.
    A mí no me sale tan bien.
    Aunque no haya seguridad alguna en ninguna parte.
    "...a pesar de la veta
    o tal vez porque existe"
    Como el mañana existe
    y hay que sembrar alegría
    pa recoger alegría
    duradera.
    Alegría para largo, no carcajada
    cualquiera.
    En fin.
    A veces no sé qué hago acá.
    Pero otras como éstas
    creo que todo es por alguna causa
    que desconozco.
    Y como Tiresias no anda cerca
    me las arreglo con la luna
    y los poetas.

    Un abrazo, desde tus bienamadas
    tierras orientales.

    Nicus

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