viernes, 23 de mayo de 2008

Historias levantadas del piso

Este va a ser un ciclo de historias recogidas en la calla. Esta vez no promero ni digo cuanto durará. Voy a escribirlo cuando realmente se me de la gana, o mejor dicho, cuando encuentre una historia que valga la pena contar...
¿De qué se trata esto? Fácil, cualqueir cosa que vea en las calles (porteñas o no) y que me dispare algún pensamiento retórico (o no) que quiera compartir.

HOY: Tomasito y pichuchi.

Tomasito y pichuchi son dos nuevos amigos. Tomás (o como se llame, pero para mi es Tomás) vive en Acuña Figueroa y Honduras. Pichuchi a la vuelta de la redacción, en Tacuarí y Caseros. Ambos tiene una particularidad, en este otoño caluroso se sientan en la vereda a mirar el sol. Si, a mirar el sol. Con los ojitos entecerrados y sus caras de viejitos que la vivieron todo, estos dos perros disfrutan la vida como nadie más lo ha hecho.
¿Por qué la gente habla de vida de perros cuando quiere expresar lo mal que la pasa?
¿A caso ven la vida de perro más sufrida que la de los humanos? yo no.
Obviametne hay perros maltratados, perros que viven en la calle, perros agresivos por que alguien les ha dado con un palo, pero a caso... ¿No pasa lo mismo con las personas?
La cuestión es que mis nuevos amigos solo abren los ojos cuando me ven pasar. Sonríen con bigotes blanquitos y estirados y vuelven a entrecerrar los ojos para seguir con su meditación zen.
Ojalá yo pudiese descansar todos los días mirando al sol (y por que no, que algun que otro peatón me rasque la cabeza, sisi, ahí donde me pica).

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