domingo, 30 de mayo de 2010

Pregunté



Siempre quise saber quién eras, cómo eras, hasta que no soporté más la distancia. Me acerqué, pasito a paso, y te dije “hola”. Me miraste y tu labio superior se levantó un poquito, de lado derecho, como los perros cuando están por ladrar. Di un paso hacia atrás, como en el pan y queso, pero al revés. “¿Cómo te llamás?”. Te mordiste el labio inferior y mi otro pie se trastabilló con su mellizo. “¿Te puedo ayudar con algo?” revoleaste los ojos como antes hacías con tu pollera y me diste tu peor perfil. Otro paso hacia atrás, siempre hacia atrás. Y finalmente te lo pregunté, me animé, aunque con voz de susurro, y escupí lo que por años quise saber: “¿Quién sos y para qué venís?”. Tu nuca fue la respuesta a mis dos preguntas. Hace años que te parás cerca con ganas de no estar, esperando algo que no creo que ni vos sepas. Hace años, no me atrevo a decir décadas, jugás a estar no queriendo y yo preguntándome ¿quién sos?, ¿cómo serás? Hasta que no me lo pregunté más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario