lunes, 8 de marzo de 2010

Carta para M


(Los que no creen en el amor entre seres humanos y animales abstenerse)
Otra vez una tonta película de Hollywood me hace pensar. Será que me estoy volviendo o muy tarada o muy sentimental. Pero me acordé de vos y por un ojo lloraba por Marley y por el otro por vos, Mandy. Será la coincidencia de las M o qué, pero no pude dejar de recordarte. Desde el día que llegaste, en una caja con agujeritos y una tarjeta con una cigüeña, después de tantas promesas de cuidado, paseos diarios y dedicación profunda “como si fuera mi propia hija papi, te lo juro que la voy a cuidar como a mi Nenuco”... hasta el día que te fuiste y que no pude estar al lado tuyo. Pero al final fuiste mi hermanita. La que dormía al lado mío y no se separaba un segundo. La que me ignoraba después de cada viaje por que la había dejado sola. La que roncaba y se tiraba los pedos más olorosos que olí en mi vida. La que se comió un kilo de milanesas crudas, dos docenas de medialunas (de las de dulce de leche) un kilo de torta fritas recién hechas y, entre otras cosas, se tomó casi cinco litros de aceite.No es una carta de golpe bajo, o por lo menos no pretende serla. Pero hoy, que Simona es parte de la familia (tu nueva hermanita) y que le dejan hacer todo lo que no hacías vos (como ladrarías si vieses a otra perra en la cama entre mamá y papá, ese lugar que solo disfrutabas cuando se iban de vacaciones), no puedo dejar de ver en ella las mismas caritas que me ponías cuando la tarde estaba aburrida y la correa permanecía colgada, inmóvil, siempre en el mismo lugar.La gente que nunca tuvo perro no entiende y aún algunos que sí tuvieron tampoco entenderían nunca. No es cuestión de botitas y capita para la lluvia. No es cuestión de ser “la loca de la perra humanizada” o que según mis amigas estuvieses enamorada de papá por eso no querías a ningún perro. Es cuestión de todo lo que me diste, y lo que me seguís dando. Esos recuerdos que me siguen haciendo reír, la vez que te emborrachaste con licor de chocolate o te robaste el pegamento. Cuando llorabas sin parar y papá no pudo hacer otra cosa que traerte hasta mi cuarto y acostarte encima de mí para que escucharas mi corazón y te calmaras.Son millones de historias para recordar. Y es saber que hasta en el último momento pensaste en nosotros. Dicen que los perros hacen todo lo posible para que los dueños no sufran y vos hiciste justo eso cuando llegó el momento. Decidiste por si sola y antes que mamá y papá tuvieran que tomar una decisión apagaste tu corazoncito.Tan solo quería avisarte que todavía estás acá y que no te olvidé, nadie te olvidó. Y que te recuerdo en todos los momentos, desde que eras un sabuesito insoportable hasta cuando eras mi mapache preferido, con tu antifaz de canas. Esta es mi carta para vos M. hace rato que tenía ganas, pero creo que recién hoy puedo escribirte y decírtelo.Para mi primera hermanita perruna. Mi mandarina preferida. Te ama siempre, tu hermanita humana.

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