lunes, 1 de marzo de 2010

De esas soledades


Alguien me dijo que no es lo mismo la soledad interna que la soledad en el mundo. Y si, no es lo mismo, ¿pero qué pasa cuando ambas se juntan?
Los lunes en la ventana son mis preferidos. Salvo cuando pasa el camión de la basura, el aire suele ser más limpio. Aire de principio de semana. Como aire de desintoxicación.
Pero hay lunes de series repetidas a horas que nada importa, mezcladas con juegos de bolitas que se explotan y que luego de muchas veces, dejan de tener el sentido anti estrés.
Y hay lunes de dudas. Lunes de preguntarse si uno realmente está perdiendo la cabeza y de si vale tanto preguntárselo por que todos se empecinan en decir que todo se está terminando.
Hay lunes de adicciones, de pensamientos entrecruzados.
Y están esos lunes de soledad. De la profunda, de la verdadera, de la que te hace pensar. Cuan buenos pueden ser los impulsos cuando uno le tiene miedo. Cuan espontáneos son si uno no deja de pensarlos. y al final les tiene miedo. ¿De no poder concretarlos? ¿De no poder con ellos?
Y todo se reduce de nuevo a eso… Alguien me dijo que no es lo mismo la soledad interna que la soledad del mundo. Lo que no me dijo es que pasa cuando ambas deciden aparecer juntas, al mismo tiempo.

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