domingo, 26 de abril de 2009

Domingueando

Los domingos no están hechos para estudiar.
Los domingos no están hechos para trabajar.
En los domingos no se piensa, no se medita, no se hace nada.

Los domingos están para comer alfajorcitos de confitería paqueta con té de la cajita de madera de mamá viendo películas como “Poción para el amor” o para leer un libro cubierta con una manta blanca o azul en el sillón del living, apuntando la mirada perdida en las hojas que se caen.

En los domingos oscurece más temprano.

Los domingos están hechos para amar en cuchara sopera, para escuchar la música que nunca escuchamos, para pasearse en medias hasta la rodilla y bombacha enfrente de la ventana sin que te importe anda por que el vecino te saluda en buzo de lana y calzoncillos desgastados.

En los domingos no se justifican los textos por que no se justifica nada.

Los domingos son para jugar a que toda la semana es así pero sin la connotación triste que acompaña desde las seis de la tarde. Son para cenar pizza viendo realities baratos y quejándose de la gente que lo ve. Para recordar a Tato y los capítulos repetidos de Grande Pa.

Los domingos son simplemente para no estar.

2 comentarios:

  1. Definitivamente los domingos no son para estudiar! No logré concentrarme en todo el día! Y reconozco que tengo mi recreo programado para la hora que empieza el reality barato...

    ResponderEliminar
  2. los domingos son páginas en blanco. y la premisa es llenarlos de nada. besos niña, se te extraña.

    ResponderEliminar