miércoles, 29 de abril de 2009

Ellos

Ella dijo que no y el que si al mismo tiempo. Ella salió de la bañadera cuando él jugaba a inmiscuirse en su espuma. Ella se sacó el anillo cuando él le mandó a grabar una nueva fecha. Ella quiso abandonar antes de cuartos de finales y el juraba que con Maradona llegaban a la final contra Brasil. Ella rompió los platos que les regaló su mamá y el los pegó uno por uno. Ella empezó a guardar sus cosas a principio de enero y él no hizo su valija hasta que le sacaron el placar. Ella se sentía aliviada y a él le daba miedo la vida sin ella. Ella festejó con champagne por su liberación y el lloró por no saber qué hacer al perderla.
Tiempo después el empezó a acostumbrarse a la soledad y ella puso la almohada para sentir algo a su izquierda. El juró que podría ver toda la tele que quisiera y ella lloró con cada novela de Daniel Steel que logró conseguir en el mercado. El invitó todos los miércoles a sus amigos a comer pizza y fumarse un porro en el balcón que da a la comisaría primera y ella empezó a alejarse de sus amigas, ya nadie la entendía. El empezó a ir al gimnasio, se dio cuenta que todavía lo miraban en la calle y ella no se bancó la depilación laser y le quedó una pierna peluda y la otra no. El se compró una wii y hace yoga cada mañana y ella se ganó el kilo gratis de Freddo por superar los diez pedidos.
Pero él y ella nunca más conocieron a alguien que les devolviera esa alegría de regar las plantas juntos y descalzos a las seis de la mañana.

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