miércoles, 29 de abril de 2009

Mi

Es difícil hablar conmigo, lo sé. Es más que difícil. Cuesta saber lo que quiero, cuesta interpretarlo, cuesta no pensar que digo lo contrario cuando quiero decir todo lo que digo. Es que detrás de todo ese miedo, de ese resentimiento, ni yo sé lo que quiero. Es que el speech sale rápido, es una verborragia incontrolable que no me deja tragar mis propias palabras. Como cuando era chica y no podía contener las ganas de gritarle al mundo el nuevo invento o en mis primeros años de adolescencia, cuando una pestaña me hacia aullar el nombre del chico que me robaba las horas, todas las horas.Ya sé que no puedo controlar el minuto, digo el segundo, en el que te aburras de mi. Sé lo arrepentida que voy a estar por mirar desde el mismo punto, 360 grado, y algún día no verte más. Pero es el riesgo que tomo. Por que aunque los psicólogos, los freudianos, los lacaneanos, los cognitivistas o los gestálticos lo digan, ya no depende de mí.

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