miércoles, 23 de julio de 2008

Como quien no quiere la cosa. Ninguna cosa.

Boca cosida. Párpados cosidos.

Me olvidé. Adentro el viento.

Todo cerrado y el viento adentro.

A.P


No se si es, pero que más da.
Las cosas a veces interfieren demasiado en lo no material. En lo no mental. En lo no.
Las criticas que no son constructivas siguen siendo críticas.
Como las papas. Que quemen o no, siguen siendo papas.
O como los niños que te pegan y cuando los padres lo miran te abrazan y estampan un beso con gusto a chocolate ya deglutado.
Un viento ecerrado puede llegara traer varios problemas. Hojas sueltas de cuaderno que despegan, bolitas de telgopor que aprovechan a desparramarse, ese papelito de bom o bom (que no te acordás quien te regaló pero por algo lo guardás) que aprovecha a marcharse por la ventana... Y tus ojos siempre cerrados. Aprovechando a estar bien cerrados... cocidos... atados... mutilados.
Y la boca también cerrada... cocida... mutilada... sin palabras, para que el viento no se las lleve, para que no hagan eco y no se repitan, para guardárselas bien para uno.
Y el cuarto se divide en dos. Me planto en el medio. Elijo ser mitad. Mitad Viento. Mitad Suspenso.

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