miércoles, 2 de julio de 2008

A veces pienso que leo demasiado el horóscopo.
No es una obsesión, no lo creo, pero cada mañana mi mano busca instantáneamente la última página del diario, al mediodía cliquea sobre el Yahoo horóscopo y no pude resistir agregarlo a blog.
No me rijo por él. No me deprimo si me dice que hoy no voy a encontrar al amor de mi vida o que en el trabajo me veré superada por una situación que excede mis límites. Tampoco espero los días de la suerte o el horario del día en el que toda la felicidad de la semana se concretará.
Pero si sonrío. Levemente, levantando tan solo parte de mi cachete, cuando me avisa que la suerte, el amor o la fortuna me acompañará.
Leo demasiado el horóscopo, pero se que el día en que me empiece a afectar, voy a poder dejarlo.

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