miércoles, 30 de julio de 2008

Impotencia hasta el hartazgo


Apago la tele y me seco las lágrimas con la sabana. Me acurruco y pienso que a veces la impotencia de lo injusto me invade tanto que no lo soporto. Acaba de terminar "La liga" (Telefé, martes 23.30) y tengo tanta, pero tanta rabia que prendo la luz y me quedo sentada en mi cama.

Los ojos me arden y me imagino como los debe de tener la mamá que, desde que le sacaron a su hijo en una clínica de La Plata, lucha día y noche por recuperarlo.

Su hijo nació sanito. Hermoso, con un llanto perfecto. Pero no se lo dejaron tener. Enseguida se lo llevaron, a pesar que ella quería darle el pecho. Minutos más tarde, antes de la hora, su bebé, que respiraba perfecto y tenía pulmones de gritos anchos, no puede respirar y se está muriendo. No pasan horas que ya no está. En la autopsia, su bebé pesa 600 gramos más (cuando los recién nacidos suelen perder entre el 10 y el 15% de su peso) y mide cinco centímetros más (cosa que es imposible). Esta claro que el bebé que falleció no es su hijo.

La mamá tiene una leve sospecha. Un sobre extraño que pasó, una pareja que llora por que su recién nacido no está nada bien y la misma pareja que horas después se va con un bebé milagrosamente sano.

Diez meses después el ADN sale mil dolares y ninguna familia humilde puede pagarlo, hay otros hijos, otras necesidades. Y los hijos de puta saben con quien meterse...

No da más. Sus ojos ya están totalmente desorbitados, no duerme de noche, no come de día. Un perrito de peluche que debería estar en las manos de su hijo, yace inerte en las suyas. Un árbol de navidad que da escalofríos. Tapado de telarañas. "Es nuestro amuleto, el tendría que haber pasado las fiestas con nosotros. Todavía lo estamos esperando, lo seguimos buscando".


Formosa. Una madre que por miedo, por sospecha, por que le dijeron, no se separa ni un segundo de su hijo. "Ni en la cuna lo quería poner, dormía encima mío". Dos minutos. Una cola burocrática para que el gordito tenga papeles y una desaparición misteriosa. "Fue cosa de minutos. Nadie me sabía decir nada y me culpaban a mi por que decían que lo había vendido y después me había arrepentido". Siempre con los más humildes, con los mas pobres... Por suerte esta madre, de tan solo veintidós años, no paró y el tiempo, la fuerza, la lucha, la suerte... le devolvió a su hijo.

Otro padre de cuarenta años sonríe, con pocos dientes, y tan solo pide verle la cara a su hijo. Se lo robaron hace quince años. "Aunque sea conocer a mis nietos".

Recuerdo y me dan ganas de cagar a patadas a la mina que, evitando mirar a la cara a la mamá, le dice que vaya a la fiscalía, que en la clínica no le iban a decir nada. Me dan ganas de escupir a la médica que le preguntó mil veces a la mamá si no lo quería dar en adopción y ante la negativa, se lo robó.

Y me da bronca lo mal organizado que está el sistema de adopción en la Argentina, y como los hogares están sobrepoblados de nenes que, por no dar la edad, color, o sonrisa perfecta, que se busca, quedan relegados ahí, sintiendo que nadie los quiere... tanto amor para dar, de ambas partes y tanto desencuentro...

Suspiro y pienso en salidas, en soluciones, en posibilidades y la cabeza me arde. Vuelvo a pagar la luz pero mi cabeza no para. De repente, tan rápido, son las cuatro de la mañana. Sigo pensando y la enormidad del problema me sobrepasa. Desaparecidos en democracia. Escalofríos me recorren el cuerpo. Me cuesta pero creo que, al fin me duermo.

Espero que estas palabras escupidas le llegue a alguien y algo podamos hacer...

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