jueves, 10 de julio de 2008

Crisantemos de pensamientos


"Supongo que el que tiene la piel tan fina como para disfrutar, también la tiene para sufrir", dijo en una entrevista Dolina, cuando le preguntaron si había sufrido por amor.

Yo creo que hay que tener el corazón cerca de la superficie. Es como la arena de la orilla, que se moja y nunca llega a secarse.

Es raro. Hay capítulos de la vida que se viven tan en carne viva y otros que se sufren de la misma manera. Sin embargo dentro de un recuerdo viejo nunca se siente tanto. El tiempo desvanece los sentimientos.... y algo que nos hizo sufrir demasiado, ya superado, es como una travesura de niños ante la sonrisa cómplice de sus padres.

Uno levanta las puntitas de los labios, por dentro y por fuera, y se enternece con su propio pasado. Que hubiese sido de uno sin eso que nos hizo tan bien y sobre todo sin aquello que nos hizo tan mal.

Tres pasos en la calle y un tropezón. Pero como valen esos pasos sueltos, sin la mano de nadie cerca...

Hay que saber aprovechar todo. Lo que no mata, fortalece... y si no fortalece por lo menos le recuerda a uno que sigue vivo.

Cada minuto es la celebración de que viene uno más en camino.

Cada hora parida, la sorpresa que la próxima durará lo que la ansiedad quiera.


Con una sonrisa de chocolata pienso en el manjar disfrutado y nunca en el dolor de panza que vendrá.

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