viernes, 11 de julio de 2008

Sed de Petunias

- Tengo sed de petunias! - dijo la Tía Clara, y arrancó unas margaritas del jardín.

- Pero esas no son petunias tía!- no había caso. Ya se las había comido.

El abuelo mojaba hambriento el pan en el mate cocido, para que se ablandara y así poder untarlo en sus encías carentes de dientes.

La abuela gritaba "pie de limón" y su hija trataba de calmarla explicando que no era temporada y que solo podrían hacer una tarta de manzana.

La niña cerró los ojos y escuchó las palabras sueltas. No había coherencia. Sus cejas frondosas hacían ruido al arremolinarse con el viento y no la dejaban pensar.

Los dientes rechinando le recordaron a la noche y un grillo saltó sobre su nariz.

No hay nada más normal que la familia de uno. Cada casa un problema. Cada mundo un hogar.

Cada costumbre, una tradición.

Cosa de Locos.

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